Dos bandos, dos visiones, dos aproximaciones
al problema que enfrentamos los venezolanos todos, luego de la extraordinaria
jornada del día 12 de Febrero conmemorativo del Día de la Juventud, donde el
gobierno le regaló al país cinco muertos, un centenar de heridos, más de una
veintena de desaparecidos y presos a granel, en medio de un blackout
informativo que sorprendió al mundo entero.
Analistas y políticos debaten los pros y
contras de una movilización de la oposición, que volvió a tomar la calle, con
todos los riesgos que eso significa ante el gobierno criminal de los chavistas,
desesperados por mantener el cada vez más difícil control del país.
Por un lado el grupo de los filósofos, de los
seguidores de Gandhi, de los que sólo patean calle en elecciones, funcionarios
casi todos en ejercicio de cargos públicos, que dependen del financiamiento y
apoyo del gobierno central - con lo que quiero decir, necesitan de un mínimo de
buenas relaciones con los caníbales - y estos opositores, según su cosmología
democrática y constitucional a ultranza, se deben a la conjunción planetaria
que nos coloca en las estadísticas del CNE cada vez más alto en el cielo, pero
no en la tierra.
Por el otro, denominada “La Salida”, de los
que ya estamos hartos del abuso, que necesitamos demostrar nuestro descontento
al mundo, de los que creemos en las movilizaciones, en crear una masa crítica
en el momento de mayor debilidad del régimen para dominar el espacio público,
que el chavismo quiere arropar como si fuera suyo, desafiando sus demonios y
huestes.
Hay un ala de la oposición que cree que éste es un camino muy largo, de mucha paciencia, que nos enfrentamos a un enemigo poderoso, implacable, que debemos aprovechar cada oportunidad para sentarnos en las mesas de negociación y tratar de llegar a acuerdos, mientras nuestros números de votantes crece y crece en bases de datos, que no sirven para nada al momento de hacer efectivo nuestras victorias electorales; en ese bando de tecnócratas y politólogos que aconsejan prudencia y planificación se encuentra nuestro líder Henrique Capriles, quien no quiere arriesgar más vidas que las que ya consume diariamente la maquinaria chavista para mantener al hampa contenta.
En la acera de enfrente están Leopoldo López
y María Corina Machado, indignados y sedientos de justicia, cansados de una
espera igual de sangrienta que la de lanzarse a la calle, hacerse visibles y
decirle al resto de los venezolanos que hay gente, y mucha, que ya no tiene
miedo y está dispuesta a vender cara su dignidad; para ellos, el gobierno está
en las ultimas, rodeado de matones, aterrorizado de la cólera del pueblo
hambriento, traicionado, humillado, esta facción cree que hay un deslave
importante del chavismo que ya no cree en sus boliburgueses gordos, hinchados
de buena vida y eructando mentira tras mentira; para este grupo, las cosas sólo
mejorarán para el gobierno si hay entreguismo y colaboracionismo de una parte
de esas tiernas palomas de la paz de la oposición, y que no creen que el árbol
de la libertad hay que regarlo con sangre de cuando en vez.
¿Es posible conciliar ambas posiciones?
¿Llegar a un acuerdo mínimo? Yo creo que sí.
La oposición necesita de todo, desde embajadores de buena voluntad hasta soldados, de pacifistas y guerreros, de planificadores y estrategas… porque, si no se han enterado, la mayor parte de la sociedad venezolana está en modalidad de resistencia, en medio de condiciones de guerra, perseguidos como criminales por un gobierno enloquecido, cuando nada es normal, no hay institucionalidad, no tenemos gobierno ni leyes, las garantías se encuentran suspendidas, hay toque de queda y racionamiento.
Pero Capriles está trancado en una posición personalista;
como líder de una gran mayoría de venezolanos es prisionero de sus principios
personales, no piensa en función de todas esas personas e intereses, de todas
las creencias y necesidades, su pacifismo y conveniencia propia parecen querer
imponer su escala de valores al país que parece las de un beato y no de un
político en tiempos de crisis. El no quiere salidas violentas, la gente de “la
Salida” no propone salidas violentas o insconstitucionales, lamentablemente
algunos factores de la oposición que no están de acuerdo con volver a las
calles se han adherido a las acusaciones de fascismo que lanza el gobierno en
contra de los lideres de este movimiento, si ha Capriles no le gusta la calle,
excluyámoslo de ellas, pero que no debilite la posición de nuestros halcones
atacándolas y debilitándolas, que resuelva sus intereses como gobernador del
Estado Miranda sin hacerlos centro de la política de la MUD.
En la oposición hay personas que no acompañan
a Leopoldo y a María Corina por miedo de perder el terreno conquistado; a estas
alturas, ven al gobierno como el padre que otorga y quita, no quieren aumentar
su ira contra nosotros… mal enfoque ése, la situación ha evolucionado
considerablemente a nuestro favor, el gobierno está replegado, sus acciones se hacen
cada vez más erráticas, no cuenta con el financiamiento que tenía hace apenas
seis meses, su posición en lo internacional está disminuida, las medidas
autoritarias y contra las libertades lo han convertido en un paria.
Hay quienes sólo hacen la lectura electoral,
dicen que los chavistas están fortalecidos por victorias en los comicios
recientes, que la violencia los hace poderosos, que las nuevas leyes lo ponen
en control del país; pero eso es lo que ellos quisieran que los venezolanos
creyéramos, la verdad es todo lo contrario, tienen pavor de lo que les viene,
el pueblo real, ése que padece la hiperinflación, la escasez, que sufre los
ataques del hampa, que está harto de los cortes de luz, del racionamiento, de
que censuren nuestro entretenimiento y la información, que le da coraje la
hipocresía de los altos jerarcas cuando hablan, envalentonados, detrás de
guardaespaldas y piquetes de guardias nacionales, que desprecia a los que se
gastan nuestros dólares viajando como ricos y haciéndole regalos a otros
países, con esos “bichitos” el pueblo real no quiere nada.
Maduro y su gobierno apenas controlan
Miraflores y la Plaza Bolívar, el 23 de Enero y la Vega están en un hervor de
contradicciones y pugnas internas. De resto, el país está movilizado y arrecho;
cualquier orden de parar movilizaciones, de quedarnos en la casa, de no
aprovechar la oportunidad es un desvarío que podría ser tomado como de
cobardes.
Es insólito que a estas alturas existan
personas que crean que en nuestro país hay una gran mayoría de ciudadanos
apolíticos, en las actuales circunstancias esos es imposible, aún aquellos que
quieren meter la cabeza en un agujero en el suelo son políticos, su falta de
posicionamiento favorece, quiéranlo o no a uno de los grupos enfrentados, su
falta de decisión es ya una decisión, en un ambiente tan polarizado, negarse a
participar, es apoyar al más fuerte, al que los tiene agarrados por las
gónadas.
Es hora de la acción no de estar encerrados
en las casas, o haciendo colas en un supermercado, no podemos entregarle el
país a las mafias rojitas en aras de la rutina de campo de concentración a las
que quiere acostumbrarnos el chavismo, ellos son pocos, aunque están armados,
nosotros somos muchos y ya hemos sobrevivido a los tiros, los gases, tanquetas
y las peinillas, ya sabemos cómo combatir a las pandillas motorizadas, el
pueblo está atento en recoger y registrar las evidencias de los ataques por sus
celulares y subirlas a la red, los criminales están fotografiados y a la espera
de la verdadera justicia.
Al gobierno sólo le quedan los cubanos, las
cadenas, el canal 8 y las radios comunitarias para asustarnos.
Capriles, te necesitamos, nos necesitamos
todos; la victoria electoral para la presidencia fue tuya, el pueblo sólo
quiere devolverte lo que nos quitaron, pero no le juegues la trampa al gobierno
consintiendo en que ahora es tiempo de acuerdos; en vez de sentarte con Maduro,
siéntate con Leopoldo y María Corina, son tus compañeros de lucha, ahora que
ellos son los perseguidos no te dejes vencer por la soberbia, ayúdense, el país
requiere de ambos, de las palomas y los halcones, y en cuanto a las víctimas
que estamos poniendo como pueblo unido en esta lucha por la libertad, estamos
dispuestos a pagar el precio.-
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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