jueves, 27 de febrero de 2014

ROSALÍA MOROS DE BORREGALES, CON EL CORAZÓN APRETADO

Hoy amanecí con el corazón apretado. 
Los sentimientos tan profundos, tan intensos que se han generado por todo lo que atraviesa nuestro país se sienten con un inmenso dolor. A veces es confuso, no sabemos si es el alma que nos llora o si verdaderamente un dolor físico se ha apoderado de nuestro cuerpo.  
Quisiera escribir tantas cosas. Quisiera contarles como mi hijo se encontró ayer en Altamira cara a cara con el mal; decirles que se me heló la sangre cuando nos contaba como aún teniendo sus brazos alzados ante efectivos de la GNB, uno de ellos le decía al que lo apuntaba directamente: -Quémalo. Con razón aquella pancarta que le hizo llorar: "En Venezuela todo es caro, pero la vida no vale nada".
Quisiera encontrarme con cada madre que ha sufrido el horror del maltrato, del atropello y de la oscura muerte de sus hijos. Quisiera abrazarlas con mis palabras pero pareciera que la tinta de mi pluma hoy se ha secado. En ocasiones como éstas, quienes constantemente escribimos cuidamos cada palabra, pues queremos ser consuelo, lámpara, abrazo. No más desolación y tristeza, no más angustia y dolor. Mientras mi alma se debate en el mensaje, me llama mi hermana desde el corazón del Táchira, la tierra de muchos valientes. Pareciera que la tinta que le falta hoy a mi pluma se ha desbordado en la de ella. Me envía sus palabras, las leo detenidamente; luego, decido compartirlas con ustedes:
"Quisiera hoy, con el corazón apretado, con un nudo en el estómago, comunicar lo que nunca imaginé podía ser una realidad en mi vida, en la de mi familia, en la de mi país. Mi cuerpo se mantiene en una constante angustia. No sé si es mi intolerancia al cinismo personificado en un régimen que se rinde a la brujería y ama las armas; no sé si es eso lo que produce en mí el deseo de vomitar; vomitar todo este caos que simplemente es indigerible. Sí, vomitar porque no tolero el alimento. Mi ser esta llorando las quejas de miles de almas que me llegan al oído con la palabra auxilio; está llorando la soledad de las víctimas que sienten el abandono de los que están en el poder. La ausencia en las calles de quien defienda a miles de jóvenes, que sólo tienen como protección la de Dios, que solo tienen como escudo la bendición que les dieron sus padres al salir de casa, sin saber si volverían.
Expresar esto nunca había pasado por mi mente hasta que se montara en el poder Chávez; allí muchos supimos que algo así podría vivirse. Chávez se convirtió en el redentor de muchos, en el cristo de una gran población que fue víctima de gobiernos corruptos en nuestro país; sin embargo, todos los males de la IV República, como la han llamado, se quedó en pañales. Pues la V, continuada con Maduro añadió con creces los males del pasado agregando la maldad diabólica de un comunismo disfrazado de democracia que pretende acabar con el que tenga una ideología diferente a la de ellos.
Hoy mi país está sangrando, está llorando en cada hogar, en las calles, de día y de noche. Pareciera que quisieran arrancarnos la esperanza. Nos someten a tal  estado de burla, que la impotencia quisiera hacernos olvidar los valores para enfrentarnos unos contra otros. Observamos como el nivel de tolerancia se ha hecho mínimo y el régimen pareciera disfrutar de este horrible escenario. Como disfrutaban aquellos que se sentaban en el Coliseo romano, entregando a los que profesaban la fe cristiana. Aunque es notable resaltar que aún después de 15 años no han podido arrancarles del corazón a nuestros muchachos los valores y el amor por su patria. Hoy hemos visto en la calle como la vida en peligro de unos y otros ha importado a la gran mayoría que salió a marchar pacíficamente.
Hoy con nervios a cuesta, nuestro hermoso orgullo de ser venezolanos está erguido con hambre y sed de justicia; con fuerza para decirle al mundo entero que quienes nos gobiernan, aparte de gobernar para sus propios intereses, están saqueando a Venezuela. Además, pretenden una matanza entre hermanos. Nos quieren confundir, creen que somos brutos. Quieren que vivamos en la miseria, no sólo económica sino de mente; conformes, como ovejas llevadas al matadero. Pero hoy, hoy Venezuela despierta y se levanta, el Espíritu de Dios está sobre nosotros y nos ha mandado a curar la llaga al herido, a consolar al corazón enlutado, a regalar risas y alegrías aún en medio de lo que vivimos".
Aun con el corazón apretado estas palabras me recuerdan que no debemos perder de vista nuestra misión, aun en el caos más terrible, aun en medio de la desesperanza y el dolor. Entonces vienen a mi mente las palabras del apóstol Pablo: "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" Podrán pretender hacernos todo el mal posible, y en parte, podrán lograrlo, pero los venezolanos nos hemos levantado.
rosymoros@gmail.com
http://familiaconformealcorazondedios.blogspot.com
@RosaliaMorosB

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