lunes, 24 de febrero de 2014

PEDRO R. GARCÍA, EL GOBIERNO Y EL CINISMO MILITAR EN BOGA, PUNTO DE QUIEBRE

¿Venezuela  una posibilidad pendiente?

“Cuando advierta que para producir usted necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican, no bienes sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces usted podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad esta condenada”. (Ayn Rand Novelista y filósofa Rusia(1905/82).

Una acotación necesaria

Los ejércitos se han hecho expertos en imponer la fuerza y violencia entre Reyes, Monarcas, Jefes de Estado, Parlamentos, Jueces, Eclesiásticos, y el pueblo en general, la estrategia consiste en presentar el Apocalipsis guerrero como algo válido, y necesario para mantener el orden establecido o para lograr un nuevo orden. 

Cuando Platón describe su sociedad ideal, sitúa a los militares entre las instancias del poder y el pueblo. “El guerrero evita el contacto directo entre los gobernantes y los gobernados, esteriliza el trato entre amos y esclavos para que solo tengan lugar entre ellos relaciones de subordinación.  De modo tal que las cualidades del guerrero son sagacidad para rastrear, agilidad y fuerza para combatir”. (Platón, La República II, 375ª).

Sus funciones son esenciales. Localizar, capturar y golpear. En las leyes, Aristofanes llega a mostrar sin ambigüedad que obediencia es el fundamento de todo orden político todas las leyes. Con el pretexto de proteger, de impedir la anarquía el disenso y de evitar el caos, el guerrero instala el terror, la arbitrariedad y la coacción.

El principio de disciplina que tanto presume el ejército es la excusa en virtud del cual puede gobernar el cinismo mas tosco mientras espera la guerra nuclear, convencional o asimétrica, el militar instala el poderío de la voluntad arbitraria en el corazón mismo de lo cotidiano.  En el comando hay un derecho diferente del que existe fuera de él, otro orden otra lógica. El cinismo es inherente al ámbito militar, jerarquizar es una manera de ejercer la sumisión, instalar el caos, combatir, a la carga, adelantarse al desorden con la justificación retorcida de establecer un nuevo orden.

Maquiavelo impulso excesivamente la simpleza de las lógicas marciales. El autor del Príncipe además teoriza sobre cierto número de prácticas militares, puede leerse de su pluma el elogio de una técnica lacedemonia, cuyos recursos explotaron a fondo los nazis, mostrad, dice Maquiavelo, a los enemigos ante los soldados “para el espectáculo de sus delicados miembros les haga comprender que tales hombres no estaban hechos para atemorizar a los espartanos”. (Maquiavelo el arte de la guerra IV-10). 

Pensemos en las largas hileras de esos pobres cuerpos desnudos bajo el cielo invernal de Alemania y llegaremos a la conclusión de que las prácticas guerreras, sean cuales fueren los recursos tecnológicos que eximen de la mínima valentía, son todas ellas primitivas, que  sin excepción se apoyan en los instintos más rastreros e insanos, no obstante permiten justificar su acción en nombre de la cultura, la civilización, la revolución, la inteligencia, la democracia y el progreso.

El cinismo militar es corto de vista, por cuanto propone los medios mas bárbaros, agresividad, torturas, odio, ferocidad, quebrantamientos, pillaje, lapidación moral, para lograr los fines, encapuchados por vistosos ropajes triunfo de la civilización, el orden “La libertad”, la liberación, la independencia, el socialismo, la igualdad, la democracia plena, la revolución.

Entre los apasionados del uniforme y de la disciplina marcial, se encuentran también los revolucionarios. En 1789 concibió el ejército de reclutamiento, y en 1917 el Ejercito Rojo. El cinismo revolucionario enseña que para alcanzar el nuevo orden, todos los desordenes imaginables son admitidos, en esperanza de una mañana venturosa. 

Repasemos la formula clásica del cinismo en la pluma de uno de sus defensores mas tristemente celebre.

“Desde un punto de vista universal, la necesidad justifica el derecho a actuar”; el éxito justifica el derecho del individuo y otro afirma

“El medio solo puede ser justificado por el fin”.

El primero es Adolfo Hitler y el segundo León Trotski, cínicos emblemáticos si los hay.

Según el principio propuesto por Lenin “El interés de la revolución es el interés de la clase obrera que se realiza en el marco teológico revolucionario, se puede privar por un tiempo a los enemigos del socialismo, no solamente de la inviolabilidad de la persona, no solamente de la libertad de prensa, sino también del sufragio universal, y así se justifica, el terror, las confiscaciones, la prisión y los asesinatos.

Respondiendo una pregunta sobre la pena de muerte, Lenin afirmo “para nosotros, esta cuestión esta determinada por el objetivo que perseguimos, no existe otro camino para liberar las masas que no sea aplastar a los explotadores mediante la violencia”. (Les suena esto familiar)

En su moral y la nuestra, Trotski redacta un manual del perfecto cínico. Según el retroceder ante los crímenes, los asesinatos, las purgas y las deportaciones es dar prueba de sensiblería y de sumisión a la moral burguesa, la revolución  sin violencia ejercida sobre terceros y, teniendo en cuenta la técnica solo servirá para retrasar el movimiento de la historia que va en sentido de la liberación de los pueblos, invocar la compasión es hacerse contrarrevolucionario, pues “todo lo que lleve realmente a la liberación esta permitido” mas tarde agregó, “solo son admisibles y obligatorios los medios que aumentan la cohesión del proletariado, (hoy en la dialécticas negri Ana, multitudes) que le insuflan en el alma un odio inextinguible por la opresión, que lo enseñan a despreciar la moral oficial y a sus seguidores demócratas.

A ese ritmo si hemos de creer lo que dice Edgar Morin, hicieron falta 70 millones de muertos para crear un paraíso fracasado.

En esa lógica perversa  militar, Vietnam marco un hito. Lyndon B. Johnson nunca declaro la guerra, pero azuzado por los Halcones del Pentágono cometió el error de continuar una contienda colonialista francesa que no le competía a Washington. Indochina no afectaba a la seguridad Norteamericana, pero el cinismo militar recomendó he hizo lo contrario y perdió la guerra, por que Vietnam tenia rostro, nombre, propósito (ausente en país en los pretendidos vacíos “liderazgos” en liza). Hanoi, Ho Chi Mitch, el Vietcong, personificaban una guerra anticolonialista que los Estados Unidos perdieron, pero gano La Maquinaria de Construcción Bélica en complicidad con La Burocracia del Pentágono.

En el pasado reciente las terribles imágenes de la prisión de Abughraib, y Guantánamo, produjeron un impactante horror que implica, pero transciende también la errada política de una guerra rechazada por la mayoría de la humanidad.

Los crímenes que cometieron elementos de las fuerzas de ocupación norteamericana y sus siameses ingleses, primero en Afganistán y especialmente en Irak, y Guantánamo, prisioneros desnudos, obligados a masturbarse o sodomizarse, a formar pirámides humanas.

Una joven militar arrastrando con una cuerda a un prisionero Iraquí desnudo,   aterrorizados y luego atacados por perros de presa hombres parados sobre estrechas plataformas, amenazados de electrocución si se agitaban.

Nos dicen que este es solo la punta del iceberg de una documentada infamia cometida por hombres y mujeres de las fuerzas de ocupación norteamericana. Regresan como verdugos a sueldo a la memoria herida de nuestro tiempo las peores atrocidades del ser humano, las matanzas de My Lai en la guerra de Vietnam, la “cuestión” en la guerra de Argelia, la milenaria serie de crímenes de Israelíes contra Palestinos y de Palestinos contra Israelíes y más allá, maculando para siempre la memoria del siglo XX y la primera década del XXI, los campos de concentración del genocida Adolfo Hitler y el Gulag del tenebroso asesino José Stalin. Y la carnicería sin par en Ruanda tolerada vergonzosamente por las tropas de Naciones unidas. Hoy en el país quienes lo regentan han quedado desnudos, impúdicos en un accionar despiadado, alarmante el trato dado a los estudiantes, desmedido, desconsiderado, brutal con expresiones de burla, y desprecio por ellos que ha hecho recordar para tristeza de sus abuelos a la nefasta Seguridad Nacional, los jovenes en sus confrontaciones históricas contra el establecimiento de turno siempre han reclamado con radicalidad sus sueños y anhelos, esto ha llevado muchas veces a desbordamiento en la que la burocracia policial-militar termina sucumbiendo a su esencia represiva, pero esos casos hasta los mas cínicos autócratas de turno intentan corregir el cause cuando se revelan estos brotes autoritarismo y en el país ha ocurrido este despropósito frente a la inmovilidad e insensatez de el grueso de los ciudadanos venezolanos y  frente a la mirada cómplice de los demagogos de turno, de esa vergonzosa ficción ostentosamente llamada, Naciones Unidas y sus hijas naturales, Unasur, Mercosur y entre las que destaca, la buena para nada de la malhadada OEA.

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