sábado, 8 de febrero de 2014

PEDRO R GARCÍA, ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA IZQUIERDA VENEZOLANA, PUNTO DE QUIEBRE

“Hacemos hombres sin corazón y esperamos de ellos virtud e iniciativa. Nos reímos del honor y nos extrañamos de ver traidores entre nosotros. Castramos y exigimos a los castrados que sean fecundos”. (C.S Lewis)
Una acotación necesaria…
La experiencia de la izquierda venezolana, la radical y la moderada, es que con escasas excepciones, nunca ha actuado sobre la base de una reflexión teórica propia, solvente y válida en torno al país al intentar modificar sus determinaciones esenciales y sus originalidades. Sucesivamente estalinista y luego tributaria de las Resoluciones del XX Congreso que denunciara "El culto a la personalidad" vagamente aprista en algunos de sus estratos antes del tránsito de los mismos a la trinchera opuesta; cripto-keynesiana; foquista por obra y gracia de una reducción simplificante de la revolución Cubana y su historia; seguidora del "Pensamiento de Mao-Tse-Tung" en otros de sus estratos; espontaneísta y enemiga por principio de todo intento organizativo centralizante a raíz del "Mayo Francés" que la sumergiera azarosamente en la incoherencia; dependentóloga en una época, y luego marcusiana, y en los últimos tiempos cercana a los socialismos europeos, no ha logrado en tanto que  izquierda, elaborar un constructo teórico que parta de cuanto la rodea y lo traduzca en afirmaciones de validez general, que rijan y compendien al mismo tiempo la posibilidad de cambio radical en nuestro país.
Esta fatalidad, como se sabe, afecta a todo el continente latinoamericano y tiene atenuantes a los que intentaremos referirnos subsiguientemente. Sólo en el caso de la "Teoría de la Dependencia", haciendo abstracción que tiene lagunas y carece de precisiones, hay un intento teórico, formulado desde Latinoamérica, para explicarnos en el mundo y reseñar nuestra situación. Los sectores marxistas dentro de los "Dependentólogos" (Dos Santos, Bambirra, Ruy Mauro Marini y otros), escapan a este cuestionamiento (si por tal lo entendemos) así como escapan algunos movimientos políticos concretos que adivinando, intentan orientarse en medio de la situación general de miseria, caudillaje y carencias que nos asedian en la región.
Si uno sigue con cuidado, el caso Venezuela, la polémica originada por las divisiones de los comunistas venezolanos en la década del 40, se confirmará con desconcierto que se arrojan mutuamente citas de Stalin que en sustancia dicen lo mismo, aun cuando después se acusan del mismo modo, de "Trotskistas" y tiempo después, cuando la moda llegó a nuestras playas con su consiguiente excomunión, de "Titoístas".
Algo similar nos ocurrirá si intentamos explicar el desarrollo de las diferencias entre el PDN precursor de AD, ya agrupado en torno a Betancourt a finales de la década del 30 y los comunistas venezolanos. Los unos hablan de la etapa "Democrático-Burguesa" como tránsito necesario hacia el socialismo, y se aprestan a ejercer el poder en ella, amparados en su estructura que se le llamo "Policlasista".  Adelantarán tareas de todo género y alcance que creen vinculadas al socialismo. Y los otros simplemente admiten la necesidad de dicha etapa, con lo cual se excluyen del poder (los comunistas) y se condenan a una política de corto aliento, pues no son "Demócratas-Burgueses" ni desean serlo, pero en el país muchos de ellos en un despropósito histórico, se han subordinado al pretorianismo-neoautocratico 
Ambos contendientes se movieron domésticamente en la falsificación estaliniana del marxismo. Los comunistas creen amparar la turbia pureza de la misma, mientras quienes los adversan encuentran en ella razones y pretextos para trascenderla, alejándose de cualquier perspectiva revolucionaria posible, como lo demostrará el curso de los años.
Como todos sabemos, la "Teoría de las etapas" reaparecerá a raíz de la caída de la dictadura perezjimenista y será un modo de impedir el avance popular en circunstancias más que favorables para el mismo. Cuándo la izquierda reaccione, sintiéndose despojada y burlada por una burguesía que mantiene y refuerza la dependencia nacional y la lógica conservadora que la ha caracterizado, será tardío. Además lo hará mal, adscribiéndose en última instancia a la ilusión foquista, que fue derrotada., sin contemplaciones.
Quién primero advierte el fracaso de haber escogido esa ruta es Domingo Alberto Rangel, quién lanza un extenso documento crítico sobre lo desacertado de haber preferido esa vía, que tiene escaso efecto en su propio partido el MIR, pero al enterarse la dirección política del PCV detenida en el Cuartel San Carlos, ésta asiente que tiene la razón y emprende a trabajar de inmediato por el repliegue del PCV y renuncia a  la lucha armada, lo que los lleva luego a la fuga del Cuartel San Carlos e incorporarse a la disputa legal, participando en el proceso electoral bajo la cubierta de la figura partidista Unión Para Avanzar (UPA), presidida por Ernesto Silva Tellería.
Igualmente, surgen en aquellos años grupos espontaneístas y de la llamada "Ultraizquierda" que sin entender absolutamente nada de cuanto había ocurrido, actúan como si la derrota en la lucha armada no fuera tal, alimentándose de un énfasis tosco y empeñados en permanecer al margen de la realidad y de espaldas al país y su proceso político en liza (expresamente el proceso  eleccionario). Promoverán incesantemente Congresos en la búsqueda de un mítico "Partido único de la Revolución venezolana ", Verbi Gratia, Douglas Bravo, Francisco Prada Barazarte “El flaco”, Ali Rodríguez Araque “Fausto”, Carlos Betancourt “Gerónimo”, Gabriel Puerta Aponte, Armando Díaz Sevilla, Julio Escalona “Juan Luna”, Jorge Rodríguez “El maestro” y “El viejo” Fernando Soto Rojas, así como el viejo Salvador de La Plaza y Fabricio Ojeda, que se agrupan tras largas jornadas de excomunión y catarsis; se disolverán y reagruparán incontables veces asumiéndose no como dirigentes de nada, sino como partes de una culpa oscura y terrible y, al final, se incorporarán a la lucha legal con considerable tardanza. Por un concurso de circunstancias más o menos afortunadas, para desgracia del país, hoy acompañan al régimen alguno de ellos y los más a esa amalgama indigesta auto-bautizada, mesa de la unidad democrática, (la MUD).
        “Pasa el tiempo y el segundero avanza decapitando esperanzas”
pgpg@garcia@gmail.com

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