“Hacemos hombres sin corazón y esperamos de ellos virtud e iniciativa. Nos reímos del honor y nos extrañamos de ver traidores entre nosotros. Castramos y exigimos a los castrados que sean fecundos”. (C.S Lewis)
Una acotación necesaria…
La experiencia de la izquierda venezolana, la
radical y la moderada, es que con escasas excepciones, nunca ha actuado sobre
la base de una reflexión teórica propia, solvente y válida en torno al país al
intentar modificar sus determinaciones esenciales y sus originalidades.
Sucesivamente estalinista y luego tributaria de las Resoluciones del XX
Congreso que denunciara "El culto a la personalidad" vagamente
aprista en algunos de sus estratos antes del tránsito de los mismos a la
trinchera opuesta; cripto-keynesiana; foquista por obra y gracia de una
reducción simplificante de la revolución Cubana y su historia; seguidora del
"Pensamiento de Mao-Tse-Tung" en otros de sus estratos; espontaneísta
y enemiga por principio de todo intento organizativo centralizante a raíz del
"Mayo Francés" que la sumergiera azarosamente en la incoherencia;
dependentóloga en una época, y luego marcusiana, y en los últimos tiempos
cercana a los socialismos europeos, no ha logrado en tanto que izquierda, elaborar un constructo teórico que
parta de cuanto la rodea y lo traduzca en afirmaciones de validez general, que
rijan y compendien al mismo tiempo la posibilidad de cambio radical en nuestro
país.
Esta fatalidad, como se sabe, afecta a todo
el continente latinoamericano y tiene atenuantes a los que intentaremos
referirnos subsiguientemente. Sólo en el caso de la "Teoría de la
Dependencia", haciendo abstracción que tiene lagunas y carece de
precisiones, hay un intento teórico, formulado desde Latinoamérica, para explicarnos
en el mundo y reseñar nuestra situación. Los sectores marxistas dentro de los
"Dependentólogos" (Dos Santos, Bambirra, Ruy Mauro Marini y otros),
escapan a este cuestionamiento (si por tal lo entendemos) así como escapan
algunos movimientos políticos concretos que adivinando, intentan orientarse en
medio de la situación general de miseria, caudillaje y carencias que nos
asedian en la región.
Si uno sigue con cuidado, el caso Venezuela,
la polémica originada por las divisiones de los comunistas venezolanos en la
década del 40, se confirmará con desconcierto que se arrojan mutuamente citas
de Stalin que en sustancia dicen lo mismo, aun cuando después se acusan del
mismo modo, de "Trotskistas" y tiempo después, cuando la moda llegó a
nuestras playas con su consiguiente excomunión, de "Titoístas".
Algo similar nos ocurrirá si intentamos
explicar el desarrollo de las diferencias entre el PDN precursor de AD, ya
agrupado en torno a Betancourt a finales de la década del 30 y los comunistas
venezolanos. Los unos hablan de la etapa "Democrático-Burguesa" como
tránsito necesario hacia el socialismo, y se aprestan a ejercer el poder en
ella, amparados en su estructura que se le llamo "Policlasista". Adelantarán tareas de todo género y alcance
que creen vinculadas al socialismo. Y los otros simplemente admiten la
necesidad de dicha etapa, con lo cual se excluyen del poder (los comunistas) y
se condenan a una política de corto aliento, pues no son
"Demócratas-Burgueses" ni desean serlo, pero en el país muchos de
ellos en un despropósito histórico, se han subordinado al
pretorianismo-neoautocratico
Ambos contendientes se movieron
domésticamente en la falsificación estaliniana del marxismo. Los comunistas
creen amparar la turbia pureza de la misma, mientras quienes los adversan
encuentran en ella razones y pretextos para trascenderla, alejándose de
cualquier perspectiva revolucionaria posible, como lo demostrará el curso de
los años.
Como todos sabemos, la "Teoría de las
etapas" reaparecerá a raíz de la caída de la dictadura perezjimenista y
será un modo de impedir el avance popular en circunstancias más que favorables
para el mismo. Cuándo la izquierda reaccione, sintiéndose despojada y burlada
por una burguesía que mantiene y refuerza la dependencia nacional y la lógica
conservadora que la ha caracterizado, será tardío. Además lo hará mal,
adscribiéndose en última instancia a la ilusión foquista, que fue derrotada.,
sin contemplaciones.
Quién primero advierte el fracaso de haber
escogido esa ruta es Domingo Alberto Rangel, quién lanza un extenso documento
crítico sobre lo desacertado de haber preferido esa vía, que tiene escaso
efecto en su propio partido el MIR, pero al enterarse la dirección política del
PCV detenida en el Cuartel San Carlos, ésta asiente que tiene la razón y
emprende a trabajar de inmediato por el repliegue del PCV y renuncia a la lucha armada, lo que los lleva luego a la
fuga del Cuartel San Carlos e incorporarse a la disputa legal, participando en
el proceso electoral bajo la cubierta de la figura partidista Unión Para
Avanzar (UPA), presidida por Ernesto Silva Tellería.
Igualmente, surgen en aquellos años grupos
espontaneístas y de la llamada "Ultraizquierda" que sin entender
absolutamente nada de cuanto había ocurrido, actúan como si la derrota en la
lucha armada no fuera tal, alimentándose de un énfasis tosco y empeñados en
permanecer al margen de la realidad y de espaldas al país y su proceso político
en liza (expresamente el proceso
eleccionario). Promoverán incesantemente Congresos en la búsqueda de un
mítico "Partido único de la Revolución venezolana ", Verbi Gratia,
Douglas Bravo, Francisco Prada Barazarte “El flaco”, Ali Rodríguez Araque
“Fausto”, Carlos Betancourt “Gerónimo”, Gabriel Puerta Aponte, Armando Díaz
Sevilla, Julio Escalona “Juan Luna”, Jorge Rodríguez “El maestro” y “El viejo”
Fernando Soto Rojas, así como el viejo Salvador de La Plaza y Fabricio Ojeda,
que se agrupan tras largas jornadas de excomunión y catarsis; se disolverán y
reagruparán incontables veces asumiéndose no como dirigentes de nada, sino como
partes de una culpa oscura y terrible y, al final, se incorporarán a la lucha
legal con considerable tardanza. Por un concurso de circunstancias más o menos
afortunadas, para desgracia del país, hoy acompañan al régimen alguno de ellos
y los más a esa amalgama indigesta auto-bautizada, mesa de la unidad
democrática, (la MUD).
“Pasa el tiempo y el segundero avanza decapitando esperanzas”
pgpg@garcia@gmail.com
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