La
aprobación de varios decretos leyes aprobados por el Presidente de la
República, por su contenido constituye uno de los mayores abusos de poder
cometidos por un Jefe de Estado contra
la soberanía nacional, y una provocación a los sectores democráticos del país
con la finalidad de crear un peligroso desconcierto que los puede inclinar a
una reacción violenta y a olvidarse de su vocación pacífica y constitucional.
El
abuso en el ejercicio del poder va rompiendo las reglas que caracterizan a un
régimen democrático, de una forma abrupta y violenta o con aprobación de una
legislación especial que le permita gobernar sin impedimento alguno, sin
descartar la violación de la legislación vigente. Esto fue lo que se operó en
los regímenes del socialismo real y del nazismo alemán. En principio se
respetaron ciertas libertades, pero cuando la legislación imperante no le
permitía al gobernante tomar las medidas que a su juicio único e inconsulto,
creía que debía tomar para “bien del pueblo”, se fue tornando cada vez más autoritario,
hasta llegar a la tiranía. La resistencia nacional no contó con apoyo interno,
porque fue aplastado por la bota del militarismo, ni respaldo internacional
porque las naciones democráticas carecían de una organización multilateral para
impedirlo, hasta que se vieron obligadas a intervenir, cuando el abuso del
poder traspasó las fronteras y se manifestó en la invasión a los países
vecinos.
En
una época como la actual, en la que las naciones democráticas han creado
organizaciones multinacionales y han hecho aprobar una legislación respetuosa
de los derechos humanos y de las instituciones y poderes públicos
independientes, el camino hacia la tiranía se dificulta y obliga a los
autócratas a preservar cierta apariencia de legalidad. Se aprueban leyes que
facilitan la discriminación y posterior persecución de los sectores que se oponen al mandato ejecutivo
unipersonal sin controles de otros poderes. Y como en todo régimen autoritario
surgen internamente algunas discrepancias, por parte de individualidades
democráticas o sectores disconformes con las promesas incumplidas, la represión
también recae sobre ellos. Es lo que estamos presenciando en este primer año de
gobierno del heredero del Comandante Chávez. El abuso de poder se extiende a
toda disidencia.
Frente
a ese abuso, la oposición y la sociedad civil en general, más la disidencia
chavista se podrían reencontrar en las
calles de las principales ciudades del país, en las protestas por la
inseguridad, la inflación, el desabastecimiento y el alto costo de la vida y propinarle una de derrota al
autoritarismo. Y aunque el diálogo y la lucha pacífica debe permanecer en la
agenda de la oposición, frente al disimulo, el engaño que pretenden altos funcionarios utilizar
para ganar tiempo y ver si se recuperan de la presente y brutal crisis social,
política y económica que atraviesa el gobierno, el fortalecimiento de la Unidad
Nacional se impone para evitar que el país sea empujado a un abismo insalvable.
En
las actuales circunstancias el gobierno no tiene otra política distinta a la
represión, para intentar contener el descontento nacional que se extiende a
todos sectores sociales, incluyendo aquellos que venían apoyando al extinto
Comandante y que han presenciado el
fracaso de esta Administración en manos de sus herederos, que han
endeudado el país extremos, según expertos en la materia, de no poder continuar
pagando por la quiebra de PDVSA y las empresas de Guayana, más todas aquellas
haciendas o fincas en producción expropiadas y que hoy están abandonadas o sin
producción alguna. De allí que una mayoría de los venezolanos comienza a
pensar, y a actuar, que su impone un
cambio de régimen, en el marco de lo establecido en la Constitución Nacional,
porque parece imposible que el gobierno cambie de políticas para impulsar un
desarrollo sostenible de la nación en el contexto del imperio de la Ley, para
beneficio de todos los ciudadanos y no de una minoría de empresarios de
maletín, que según varios ministros saquearon a CADIVI, y si los dejan en
libertad, continuarán desvalijando el Tesoro Nacional.
Juan
Paez
@jpaezavila
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