domingo, 9 de febrero de 2014

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, EL GOBIERNO CONTRA EL PAÍS, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL

Todo el comportamiento de la estructura pública, ha adquirido forma distinta. Nada se parece a lo que debería ser. Las formalidades se extraviaron.

EL GOBIERNO CONTRA EL PAÍS

Indiscutiblemente, el país viene por mal camino. Por una senda de equivocaciones ninguna fortuita. Todas provocadas. O peor aún, escarbadas entre los restos de problemas que sobraron de experiencias fascistas, despóticas o autoritarias, ensayadas en sistemas políticos de baja factura moral que afectaron sociedades de épocas recientes. La doctrina sobre la cual se inspiró el proyecto político de gobierno aplicado desde 1999, trastocó no sólo el sentido de la política, sino además la dirección del desarrollo económico y social de la nación. La política dejó de entenderse como la actividad referida a la organización de la sociedad en procura del “bien común”. Y el desarrollo económico y social, comenzó a comprenderse como la forma de acabar con la riqueza económica a fin de evitar el bienestar social de los venezolanos.

A pesar de la imagen alcanzada de país rico, gracias a los cuantiosos recursos energéticos que animaban una envidiable dinámica económica, que además le aportaba un rostro de felicidad al venezolano, las realidades lograron cambiarle el perfil a aquella Venezuela estoica pero siempre esperanzada en momentos mejores. Ahora todo se ha nublado. Hasta la luz del día, cambió de densidad. Se vive con la certeza de que algo anda mal. El régimen hizo que todo se adjetivara pues lo sustantivo feneció entre las improvisaciones y las perversiones convertidas en postulados del nuevo populismo aplicado a manera de ejercicio de gobierno.

La desvergüenza ha llegado a tales extremos que lo que debe funcionar, no funciona. Lo que debería prohibirse, no se prohibe. Lo que debería conseguirse, no se encuentra. Toda el comportamiento de la estructura pública, ha adquirido forma distinta. Nada se parece a lo que debería ser. Las formalidades se extraviaron de la ruta ciudadana. Los valores morales se convirtieron en inmorales desde que la indecencia, la impunidad y la ausencia de ética pública permitieron a la anomia, o a la incapacidad del gobierno para lograr las metas de la sociedad sujeta a la norma establecida, a que cualquier parapeto o mamarracho funcional ocupara los terrenos del ordenamiento jurídico. Aunque también incitó a que la corrupción anegara los espacios de la administración pública desde donde se han solapado derechos y garantías que en otrora validaron la institucionalidad de la democracia.

Cualquier recorrido por los ámbitos del aparato gubernamental, arroja la visual necesaria para inferir que las cosas marchan a la inversa por cuanto dejó de tenerse el respeto que debe velar la existencia de un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia. Es como decir que ahora los “patos le tiran a las escopetas”. Así que frente a tan lastimosas realidades, queda solamente por reconocer que en el país se vive una situación de trastornada factura: el gobierno contra el país.

VENTANA DE PAPEL

¿INSTRUCCIÓN O FORMACIÓN?

Múltiples reflexiones ocuparon el tiempo de conferencia del Dr. Orlando Albornoz, quien estuvo en Mérida, a solicitud de la Universidad de Los Andes, para dictar un taller sobre “La Universidad y la Investigación Académica” ante casi quinientas personas reunidas en el Auditorio A de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Desde problemas de una Universidad que participa pero no compite, hasta aquellos que tratan el mundo digital de cara a la nuevas concepciones de la autonomía universitaria, fueron abordados por Albor-noz quien siempre ha mostrado preocupación por los problemas derivados de la plataforma tecnológica sobre la cual tiende a movilizarse la educación superior al momento de indagar salidas que apunten a la formación de universitarios desde una perspectiva que responda a las interrogantes que plantea una sociedad interesada en integrarse a la necesaria producción del saber. Sin embargo, no hay duda de que en Venezuela, la formación de profesionales se halla en situación difícil. Impedimentos de razón político-gubernamental sumados a dificultades ancladas en la concepción de universidad y su funcionalidad, aparte de las cómodas posturas que mantiene el común de los universitarios, tienen rezagados importantes procesos de enseñanza-aprendizaje que corresponden a carreras asociadas con las ciencias fácticas o aquellas que buscan la coherencia entre las realidades y las necesidades objetivas de una sociedad atrapada en la mitad de problemas acumulados y graves distorsiones de la economía. Sobre todo, en momentos cuando la universidad debate su futuro entre objetivos que comprometen su desarrollo bien para realizarse como formadoras de conocimiento o para fungir como entrenadoras de supervisores del subdesarrollo. Entonces queda que el problema gira alrededor del dilema: ¿instrucción o formación?

A PASO DE VENCEDORES, PERO EN RETROCESO

El socialismo del siglo XXI, quedó apenas como eslogan del régimen para aparentar lo que no puede ser dada su condición de absurdo. Sin embargo, a pesar del ruido que con esa fra-se de utilería ha hecho el régimen durante estos años, además de utilizarla para amenazar a cuantos venezolanos sea posible, el país quedó rezagado en el concierto de naciones lati-noamericanas. No sólo socios geopolíticos como Nicaragua, Bolivia, Colombia, Ecuador y Argentina dejaron atrás a Venezuela en casi todos los rubros de desarrollo económico y político. Contradictoriamente, la misma Cuba se ha despegado con alguna ventaja que debería avergonzar al mismo régimen toda vez que lograron situar a Venezuela ni siquiera de último. Sino después del último. Aún así, el régimen se vale de su hegemonía comunicacional para vender una imagen de país que en realidad no existe. Salvo en el obtuso pensamiento de aquellos que por ilusos, han creído que el régimen va a solucionarles todos sus problemas. Cuando en verdad, eso no es más que puro cuento de camino. Pero ¿y cómo? Pues sí, ya que hasta los dólares que podían ser operativos, se esfumaron a través de donaciones realizadas con el desatinado propósito de ganar prosélitos a la causa socialista. Y es que mientras estos gobierneros vestidos a lo “cubano”, continúen empeñados en devaluar la moneda para mantener un respaldo político en medio de las decisiones económicas que puedan tomarse en los distintos conciliábulos internacionales, el país seguirá repuntando entre los últimos en el rango de indicadores de desarrollo humano, democracia y progreso científico, tecnológico, humanista y artístico. Todo ello, luego de admitir que Venezuela es el país más violento, con el más alto factor de criminalidad de América Latina. Gracias a la impunidad de organismos supuestamente responsables de aplicar justicia y que, en manos de inescrupulosos e ineptos gobierneros, el saldo honraría el color de la “revolución bonita”. O sea: rojo. Rojo de la sangre que corre por las calles de cada ciudad o población. Estos revolucionarios de comiquitas, no han sido capaces de entender que su modelo político, traído de los pelos de algún tigre muerto, sólo ha conducido a acentuar la crisis que pretendió evitarse en los ochenta. No obstante, todo llevó a caer en una trampa ya pensada desde el cenáculo que se apoderó del poder en 1999. Así que en los predios de un país en ruina, con un petróleo que es de todos, aunque los recursos generados por su exportación son sólo para ellos, queda al descubierto que el país anda a paso de vencedores, pero en retroceso.

“Cuando el poder político se ejerce condicionado por intereses particulares, el gobierno se desfigura convirtiéndose en un acto de desahuciada moral y malgastada ética social” AJMonagas

@ajmonagas

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