domingo, 9 de febrero de 2014

ALEXIS ORTIZ, ISRAEL-PALESTINA: LAS PALABRAS CUENTAN

“La palabra que ensucia la lengua termina por ensuciar el espíritu”. Arturo Uslar Pietri. 
Uno de estos días participé en una reunión de periodistas con el cónsul de Israel en Miami y Puerto Rico, estimulada por el Comité Judío de Estados Unidos (AJC por sus siglas en inglés). La conversación con el diplomático me alentó a algunas reflexiones.

La primera es el valor de la palabra en las relaciones políticas y humanas. La moderación del lenguaje en lugar de la virulencia. Si un gobernante o régimen educa a su pueblo, especialmente a los niños, en la satanización del adversario, su modelo y sus creencias, nunca podrá haber acuerdo y convivencia.

Del  mismo modo hay que entender que la política en el tercer milenio, al menos la democrática, consiste en el horror a los extremos, a los fanatismos, y la pertinaz búsqueda del centro político que es el territorio de los entendimientos. Lo inteligente y lo científico es defender las convicciones pero sin fundamentalismos. La Democracia es tolerancia, atreverse a la duda constructiva, es decir, abrigar la premisa de que siempre existe la posibilidad de que uno esté equivocado y el adversario tenga razón.

Los judíos que se han mostrado más capaces de controlar a sus extremistas, a pesar de que viven en una sociedad democrática (o precisamente por eso), nunca deben olvidar que la noción de lo totalmente inaceptable, no existe en política a menos que se trate de la dignidad y los derechos humanos. Siempre hay que reducir al mínimo estrictamente necesario lo que no se puede conceder en una negociación.

Porque negociar es ganar-ganar, hacer concesiones para lograr objetivos mayores, trascendentales y permanentes. En el caso del oriente medio se trata de la Paz con mayúsculas. Todo punto de cierre tiene que ser disuelto con inteligencia, buena voluntad y sobre todo coraje.

“La política no es una lucha de ángeles contra demonios, sino que debe partir del fundamento que nuestro adversario político es un ser humano”. Carlos Enrique Castillo Peraza. Político mexicano.

LA GANANCIA PALESTINA

En las escuelas palestinas se les enseña a los niños que los judíos son diabólicos, que están empeñados en pulverizar a los árabes y que la voluntad de Alá es que sean aventados de sus tierras ancestrales.

Además, mientras se debate en la mesa de negociaciones, la autoridad palestina, débil ante el chantaje,  se abstiene de repudiar los constantes atentados contra territorio israelí, provenientes de la franja de Gaza donde manda un grupo terrorista que oprime a sus conciudadanos.

Es una trampa contra su propia gente, que los líderes palestinos insistan que la causa de sus males es la maldad de los judíos y no la corrupción, veneración de la violencia, incompetencia gerencial, fanatismo religioso, desafección por el trabajo, acomodo y despilfarro de la ayuda internacional y educación mediocre que imperan en Palestina.

Si los líderes palestinos metieran en cintura a sus extremistas, si le jugaran limpio, con sinceridad a su propio pueblo, el futuro de Tierra Santa (para hebreos, musulmanes y cristianos) sería luminoso y cercano. Solo habría ganadores en un espacio coexistencia y cooperación.

Nos imaginamos un medio oriente donde los árabes se aprovecharían de los adelantos agro industriales, tecno científicos e institucionales de Israel, y, los judíos encontrarían un escenario de paz para el libre comercio y el desarrollo integral común. Amén.

jalexisortiz@hotmail.com
@alexisortizb

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