El
vil asesinato de Mónica Spear coloca en primer plano la tragedia que vive el
pueblo venezolano. Son doscientos mil
muertos que han caído en manos de la delincuencia durante quince años de
gobierno revolucionario. Se quintuplicó la cifra anual de asesinatos en la era
chavista.
Estas
estadísticas aterradoras no son obra de la casualidad, sino de una política de
Estado diseñada por las fuerzas cubanas de ocupación.
El
modelo castrocomunista exige politizar a los cuerpos de seguridad del Estado,
para transformarlos en herramientas de control y represión social. Como
consecuencia, se tergiversa su rol primario y fundamental, que consiste en
combatir el hampa y hacer cumplir las leyes.
Por
otra parte, los cubanos impulsan en nuestro país una obsoleta "lucha de
clases", según la cual se justifica que los pobres roben a los ricos,
porque de acuerdo a la lógica marxista, éstos son intrínsecamente malos.
Aunque, como siempre ocurre con la doble moral comunista, durante el gobierno
revolucionario se ha conformado una nueva casta de poderosos y
multimillonarios, conocida como boliburguesía, que se protege del hampa con una
legión de guardaespaldas, muchas veces pagados con dineros públicos.
Finalmente,
los recursos que deberían invertirse en prevención del delito, mejores sueldos
para funcionarios de seguridad y equipamiento policial, se dilapida
miserablemente, enviándolo a Cuba para mantener vivo al régimen totalitario de
los hermanos Castro.
Por
eso, para frenar el auge desmedido de la delincuencia en Venezuela, lo primero
que debemos hacer es liberarnos del dominio cubano. Esperemos que así lo
entiendan las instituciones encargadas de defender la soberanía y mantener la
vigencia de la Constitución.
@LuisSemprumH
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