Mi
comadre Inocencia Guaita, es una mujer muy inteligente y no me cansaré de
decirlo siempre, pues quedó demostrado una vez más, el pasado domingo en la
noche cuando sobrevivió a una posible desgracia.
Todo
comenzó al finalizar la tarde, cuando su anciano padre llegó a su casa en muy
mal estado de salud, pues lo habían atracado en la esquina, dos malhechores que
andaban merodeando la zona en una moto sin placas y más armados que Rambo en un
pueblo sin ley. Al pobre viejito Guaita le dieron la voz de “quieto” e
inmediatamente procedieron a quitarle todo lo que tenía encima y hasta una
bolsita de pancitos dulces, que les llevaba a los hijitos de mi comadre. Lo feo
de la cosa, es que los dos bandoleros, si bien no le entraron a tiros como en
una película de Clint Estwood; guardaron las dos pistolotas y le entraron a
patadas, golpes y palos, y antes de irse a la fuga en el caballo mecánico, uno
de los cacos le dio dos puñaladas certeras en las costillas, que por poco y no
lo pasan de un solo trancazo para el otro mundo.
Dos
guardias nacionales, que estaban hablando debajo de un toldito prestando
servicio de vigilancia en la zona, vieron todo, pero no pudieron hacer nada, y
para colmo de males, ya se estaban retirando del sitio... Afortunadamente, el
conserje subió al viejito Guaita a dónde mi comadre y le puso al tanto del
acontecimiento.
Allí
fue donde la inteligencia de mi comadre salió brillando como un sol, e
inmediatamente se prestó a curar al viejo Guaita, limpiándole las heridas y
preguntándole a cada rato si le dolía, que es lo mismo que harían en el
hospital, pues, nunca tienen ni gasa. Le inyectó unas penicilinas para una
posible infección, le metió mucho calmante durante toda la noche para que
aguantara hasta que saliera el sol y pudiera llevarlo a una clínica sin
peligro.
“Ciertamente-me
dijo la comadre-, estuve pensando en llevarlo a un centro de salud, pero el
conserje me puso al tanto de una banda de delincuentes que se metieron en el
edificio de al lado y dónde estaban desvalijando como a 15 carros en fila y
parece ser que hasta se querían meter en los apartamentos para robarlos, pero
afortunadamente, los vecinos se quedaron tranquilos para no provocar la ira de “los bichitos” empeorando la cosa ,y ni si
quiera llamaron a la policía, porque nunca atienden las llamadas y si las
atienden dicen que “…ya vamos para allá” y resulta que nunca llegan…”
-¿Y
entonces comadre, se la jugó, dejando al viejito Guaita en casa, sin atención médica?-le
pregunté-.
.”Si
compadre-me respondió-, lo pensé bien y eso fue lo más sensato. Fíjese que en
el restaurante que queda a dos cuadras estaba el Ministro de Comercio cenando y
súper cuidado como por 20 guardaespaldas y a todos los atracaron como si le
quitaran la chupeta a un niño. Entonces, agarré cinco velas y se las encomendé
a las ánimas, al Dios Todopoderoso, a la Virgen del Valle y le pedí que me protegieran al viejito, mientras
llegaba el amanecer y las probabilidades de evadir al hampa, eran mayores.”
Luis
Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
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