Para la década de los años setenta,
aproximadamente una tercera parte de la economía mundial provenía de la
agricultura, una tercera de la industria y el resto de servicios del
conocimiento; entiéndase, por personas que registran patentes, que hacen
investigación tecnológica, programas de computación y otras.
Actualmente esa
proporción ha cambiado radicalmente y solamente un cuatro por ciento de la
economía mundial proviene de la
agricultura, y no porque ésta, en términos numéricos se haya reducido;
sino porque la economía mundial creció a tal nivel en otros aspectos que la
agricultura parece, comparativamente, mucho menor. La industria sigue en el
mismo nivel ocupando una tercera parte de la economía, pero los servicios ahora
representan dos terceras partes del crecimiento mundial.
Este socialismo embrutecedor ha logrado
destruir la agricultura, cría e industria y malgastar la riqueza petrolera en
comprar la voluntad de otras naciones chulas y la de su ignorante pueblo a
quien mantiene anestesiado con dádivas de miseria.
Mientras que en otros países, el desarrollo
de centros económicos de alta tecnología hace que las ciudades crezcan
vertiginosa y ordenadamente por el impulso de su propia vitalidad, aquí, las
barriadas proliferan por el aluvión humano que de manera no programada desborda
su miseria en invasión de terrenos, construcción de ranchos y enchufes
clandestinos a los servicios públicos.
Estos nuevos pobladores son consumidores
improductivos que viven a expensas de los excedentes del petróleo y que se
convierten en una pesada carga de difícil manejo amén que portan un muy bajo
potencial de desarrollo.
Los países exitosos van a ser los que
entiendan cómo generar conocimiento y retener a los jóvenes para que no se
vayan. Los que no lo hagan, se quedarán con sus bellas playas e historia llena
de próceres hasta para regalar, pero con poco desarrollo.
Aquellos pueblos que sigan vendiendo materias primas sin producir conocimientos y que crean que sus problemas se pueden resolver con caudillos bananeros e ideología trasnochada, no tiene la visión de mundo necesaria para desarrollar el conocimiento. Que oiga quien tiene oídos…
garciamacgregor@gmail.com
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