jueves, 9 de enero de 2014

ERNESTO GARCÍA MAC GREGOR, LA IZQUIERDA ES MÁS SABROSA, VERDADES DOLOROSAS

Francisco Franco, el de por la gracia de Dios, salvó a España del comunismo, de la anarquía (6.845 curas y monjas asesinados por los rojos) y enrumbó al país hacía lo que es hoy en día, sin embargo, casi todos los españoles que he conocido son antifranquistas.

Pablo Picasso quien fue anarquista y activista del partido comunista hasta su muerte, nunca peleó en la guerra española, ni tampoco participó en la resistencia francesa de París durante la invasión nazi. Como era sabrosamente pacifista, disfrutaba en un café de Saint Germain-Des-Pres, catando su coñac y hablando de la dialéctica hegeliana mientras sus camaradas morían.

Fidel que casi provocó la Tercera Guerra Mundial fue nominado al premio Nobel de la paz. Este asesino confeso, mató a miles de personas, trajo la ruina y esclavitud a la isla y a sus habitantes y sin embargo es ídolo universalmente admirado que espera la muerte en perfecta paz y tranquilidad.

Pinochet salvó a Chile de ser un país comunista y estableció las bases para que llegara a ser una nación desarrollada y terminó su vida humillado de prisión en prisión.

¿Por qué los dictadores de izquierda son buenos y admirados por los intelectuales europeos mientras que los de derecha son malos y odiados?

Las Madres de La Plaza de Mayo lloran a sus hijos desaparecidos durante las dictaduras de derecha argentina. ¿Y dónde están las madres de los mártires cubanos?

Y hablando de Cuba, Ernesto Hemingway compró casa propia en la isla en 1940 sin tener nada que ver con la revolución como lo tratan de hacer creer. Abandonó la isla al año de la llegada de Fidel para volarse la tapa de los sesos con un tiro de escopeta en su residencia de EEUU, siguiendo la tradición suicida de su papá y dos hermanos.

La imagen del ícono más famoso de la izquierda, el Che Guevara, un
mercenario asesino, está considerado la más vendida y publicada del siglo pasado.

Sin embargo, este héroe del socialismo, en el momento de su captura en Bolivia gritó tirando su arma al piso: “No disparen. Valgo más vivo que muerto”. Pero el slogan no le sirvió porque sus captores no eran capitalistas. 

Que oiga quien tiene oídos…

Ernesto Garcia
garciamacgregor@gmail.com

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