viernes, 17 de enero de 2014

BEATRIZ DE MAJO, SUMAR PERAS CON MANZANAS, DEUDA CHINA

Un hábito ancestral de todo gobierno de izquierda radical es el de restar veracidad a todo aquello que pueda arrojar un velo de duda sobre el correcto o eficiente desempeño del gobierno. China no es una excepción: es el mejor ejemplo de la negación de lo que es evidente, que es la actitud asumida por los gobernantes en Beijing en torno al tema de la colosal deuda del gobierno que ha puesto a temblar al mundo entero desde  los últimos días del año recién terminado.

Ocurre que los niveles de endeudamiento de las regiones del interior alcanzan el 55% de su PIB, una situación que pone a prueba la capacidad del país de sostener su crecimiento económico en el futuro cercano y que pudiera ser el anuncio de una desastrosa crisis financiera con un impacto global de mucha envergadura. En menos de tres años, las deudas adquiridas por las provincias han escalado hasta 3 billones de dólares ($3.000.000.000.000) a través de mecanismos paralelos a los bancarios. Es sobre la base de fórmulas poco ortodoxas de endeudamiento con garantía sobre la tierra que ha sido posible expandir las economías regionales y cumplir con las metas impuestas desde la capital.

En las pasadas semanas, el sector oficial, ante la estridencia que estas cifras han ocasionado domésticamente y en el exterior, ha asumido dos posiciones. La primera ha sido advertir a la prensa especializada sobre la inconveniencia de “inflar” la cobertura de los problemas del mercado financiero y, asimismo, exigir con instrucciones detalladas una actitud patriótica a los medios de comunicación frente a lo que es considerado como “asuntos sensibles”, susceptibles de socavar la legitimidad del Partido Comunista. La segunda fue publicar una auditoria oficial efectuada sobre las cifras nacionales (la tercera en tres años) para exhibir cifras que les permitan sustentar la tesis de que la contabilización de algunos pasivos contingentes es lo que ha generado el pánico colectivo.

El poderoso departamento de propaganda del Partido Comunista y algunas otras oficinas gubernamentales encargadas de los asuntos comunicacionales oficiales se las han arreglado para que el tema no coja vuelo. De acuerdo con sus propios cálculos, un tercio de las deudas globales caen dentro de esa categoría y, de ser ellas deducidas de los montos totales, el nivel de exposición del sector público chino apenas alcanzaría 39% de su PIB, lo que no es muy diferente a la situación de Japón y un buen número de países europeos. Es decir, intereses subterráneos han estado sumando peras con manzanas.

Lo trágico es que a todos estos tortuosos cálculos oficiales habría que sumarles otras manzanas que el gobierno tampoco ha contabilizado en sus reportes y auditorias: las que tienen que ver con la deuda corporativa, que asciende a más del 110% del PIB de la gran nación. También en la capital estiman que la deuda corporativa de empresas estatales no siempre debe ser considerada totalmente deuda de la nación. Y si a todo lo anterior se le suman los endeudamientos del gobierno central, entonces China inicia el 2014 con una exposición financiera que supera 200% su PIB!

En síntesis, la opacidad de los indicadores y las cifras macroeconómicas chinas siempre ha aportado una buena dosis de inseguridad a los observadores. La censura impuesta a la prensa, desde el pasado diciembre, no hace sino agregarle inquietud a una crisis que pudiera estar en puertas. Estamos hablando de los astronómicos endeudamientos del gigante que es hoy la segunda economía mundial.

bdemajo@gmail.com

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