lunes, 20 de enero de 2014

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, TAPAR EL SOL CON LA MANO, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,



La cháchara presidencial, tristemente, fue un elogio a la indecencia. Propio de quien se atreve a convertir un discurso de Estado en una alegoría al mejor  estilo ramplón que acostumbra emplear la praxis política oficialista.

TAPAR EL SOL CON LA MANO (PELUDA)


Ocultar las carencias o esconder los problemas, es como disfrazar los despropósitos realizados con la malicia propia del engaño. Esta es la situación que obliga a decir aquello de “tapar el sol con un dedo”. O sea, tratar de arreglar algo con vagas excusas para así reparar todo lo dicho o hecho. Y justamente, es lo que acaba de hacer el gobierno central a través de la exposición de Nicolás Maduro al momento de presentar desde la Asamblea Nacional su Memoria y Cuenta 2013, el pasado miércoles, ante el país político por cadena nacional de radio y televisión.

Un análisis de su discurso, evidencia que no fue tanto lo que dijo. Sino lo que no dijo. Aunque realmente no dijo nada distinto de la perorata que acostumbra vocear emulando a quien ridículamente mientan: “supremo”. Su cháchara fue un elogio a la indecencia, propio de quien se atreve a convertir un discurso de Estado en una alegoría al estilo ramplón de la política oficialista. No hubo espacio para disertar sobre la violencia que asfixia al venezolano. O sobre la salud o la educación que, por los vientos que corre, sigue un modelo desaliñado dirigido a formar profesionales mediocres a la medida del socialismo del siglo XXI.

Casi cinco horas para argumentar una ilusión que sólo los aduladores de oficio y fabuladores de la política, llegan a creer. O ni siquiera así, pues muchos adoptan una actitud de total disimulo con la intención de certificar realidades a juro. Sólo que son realidades “imaginarias” que en política alcanzan un alevoso cometido capaz de ganar suficientes prosélitos para la próxima episodio político–electoral. Tal fue el grado de ilusión que incitó la verbosidad presidencial, que sólo crédulos e ingenuos continuaron creyendo que el país es un ensueño. Que se corresponde con los inconsistentes objetivos del mal llamado “plan de la patria” puesto que en el país, según los afectos al régimen, “no hay crisis alguna que ocasione más perturbaciones que las inducidas por la dinámica socialista en su normal trascender”. ¡Absurda pretensión! Todo ello fue una mamarrachada sólo comparada con las chifladuras de cualquier obsesivo y petulante autócrata o déspota. Todo fue un insípido “abre comillas, cierra comillas”. Fue todo tan grotesco como la intención burda de “tapar el sol con la mano (peluda)”.

VENTANA DE PAPEL

OTRA OPORTUNIDAD DESECHADA

La oportunidad que tuvo Nicolás Maduro para reivindicarse políticamente con el país, al momento de presentar su primera Memoria y Cuenta, fue única. Los minutos le pasaron sin darse cuenta de la trascendencia que pudo ganar de haber entendido ciertamente su papel de gobernante. El tiempo se le fue sin misericordia alguna. La sociedad venezolana, bastante agobiada por el maltrato que padece a consecuencia de las imprecisiones con las que juega el régimen, esperaba que el discurso encauzara un giro a tan caótica situación. Pero no fue así. Tal vez no fue más de lo mismo. Sino peor de lo mismo.

Pretender paliar la crisis económica con recetas ortodoxas, no satisfizo las expectativas del país. Eliminar CADIVI, anunciar una ley de Precios y Costos Justos, además de citar a Chávez descontextualizada y machaconamente, no significó otra cosa distinta de lo que siempre el régimen acostumbra llevar a cabo. Es decir, atontar al pueblo para confinarle sus derechos y libertades. Muchos esperaban anuncios para resolver el desabastecimiento, la inseguridad, la falta de insumos para el decaído sector salud, para vivienda, energía eléctrica, etc. Asimismo, para hacer más productiva la industria petrolera. Y menos insidiosa la crisis cambiaria y de control de la inflación. Pero, no fue así. El discurso estuvo plagado de chistes, saludos, alusiones personales. Sin embargo, nada tuvo el impacto que realmente se aguardaba. Sencillamente, todo ello representó otra oportunidad desechada.

PENOSA INFLACIÓN

Cuánta vergüenza da ser miembro de una comunidad nacional cuya economía desmerece del esfuerzo del sector productivo de haberla llevado al lugar que en otrora mantuvo por espacio de varios años como ejemplo internacional. Para entonces se veía penoso que países como Argentina, Colombia o México tuvieran una inflación que distaba de la que Venezuela, orondamente, mostraba al mundo.

Ahora la situación es contraria. Todo ello es producto de la incapacidad gubernamental sumada a la apatía del régimen motivada por el salvaje populismo. El país entró en una fase de desorden que lo condujo a estadios de colapso casi generalizado. Actualmente la corrupción campea, el desmontaje de las instituciones democráticas es bandera del socialismo, la radicalización de la política es parte de la agenda diaria del país. No obstante tales atolladeros, Venezuela se ha visto sumida en un problema que no han logrado resolver los economistas del oficialismo. Por lo contrario. Paradójicamente, lo acentuaron.

Hoy el país, ocupa el primer lugar en el ranking de inflación de América Latina. La inflación criolla alcanza ya el 56,20%. Mientras que en el segundo lugar, está Argentina con 28. 38%. Incluso, países del ALBA como Bolivia (6.48%), o Ecuador (2,70%) se convirtieron en lucidas referencias. Ni qué decir en materia de inseguridad, de transparencia administrativa o de ausencia de inversión donde Venezuela es comparativamente un país maula. Aunque en materia económica, exhibe una penosa inflación.

POBRE PAÍS DEGRADADO


Da suma tristeza reconocer el estado en que el régimen sumió al país. Ya el mundo democrático, comenzó a atender y entender la situación que lo sucumbe. Destacados analistas, han expuesto sus argumentos basados en consideraciones focales que hablan de la crisis que afecta a Venezuela. Algunos han revisado las causa que han llevado al desbarajuste de la economía nacional la cual advierten bastante grave.

Una entrega periodística de Carlos Alberto Montaner, deja ver el trance por el que atraviesa el país como resultado del desasosiego provocado por el triste legado del chavismo. Esto ha hecho que el espacio público se halla convertido en un campo de batalla preparado para apastar a los adversarios del régimen. A decir de Montaner, “Chavez degradó la praxis política, (…) las instituciones republicanas, (…) el poder judicial, (…) la expresión de soberanía, (…) las Fuerzas Armadas, (…) la seguridad (…) y las relaciones internacionales del país”.

La condición de déspota no ilustrado del mal llamado “comandante supremo”, es la razón que ha animado el bajo nivel al que ha caído el país lo cual cuida muy bien quien siguió ocupando ese sitial de mediocridad. Es decir, su sucesor, caracterizado como personaje adulador y sin criterio político para conducir a Venezuela por la tortuosa senda que, de seguir transitando, va a continuar comportándose como un pobre país degradado.

“Cuando la verdad ilumina el camino de la vida, ni siquiera mil mentiras son suficientes para oscurecerlo. A pesar del esfuerzo de engañadores de oficio  y sembradores de ilusiones de utilería” AJM

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com

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