domingo, 18 de agosto de 2013

OSWALDO ALVAREZ PAZ, NIDO DE ALACRANES, DESDE EL PUENTE,

Como todos saben, la frase que encabeza esta nota no es mía. La pronunció  el General de División Müller Rojas, poco antes de su fallecimiento. Fue dirigente fundamental del chavismo, tanto en llamado Polo Patriótico como en el mismo PUSV. Se refería al mundo interior en el que transcurrieron los últimos años de su existencia. Tremenda decepción. Hoy resuelta mucho más fácil entender las razones que lo llevaron a hacer una calificación semejante en vida del propio Hugo Chávez. 

Los alacranes se salieron del nido y están por su cuenta por toda Venezuela, exprimiendo a este pobre país e inoculando su veneno a discreción desde todas las ramas del poder público.

Los espectáculos de las últimas semanas en la Asamblea Nacional, las declaraciones del alto gobierno civil y militar y el hecho insólito de la solicitud que hace Maduro para obtener poderes extraordinarios y así luchar contra la corrupción, son fiel reflejo de la degradación ética y moral de la vida pública venezolana. 

La lucha de Maduro sería contra sí mismo y contra cuanto representa. Lo demás es demagogia, deshonestidad y confesión de parte que releva la obligación de las pruebas. En los últimos 15 años el personaje ha sido de todo. Presidente de la Asamblea y diputado un montón de años, canciller, vicepresidente y ahora heredero impuesto por el difunto a unos poderes públicos entregados al mismo festín del beneficiario. ¿Dónde estaba mientras destruían a PDVSA o a las empresas básicas de Guayana? Saquearon en sus narices las arcas públicas. Hoy la nación está muy comprometida en dólares y sin bolívares para atender necesidades básicas y pagar deudas nacionales e internacionales. Hay el rumor, espero sea falso, de otra impresión de moneda por parte del Banco Central, sin respaldo. Se trataría de un nuevo billete de quinientos bolívares nuevos con la imagen de Chávez para “honrar su memoria”. Esto no puede ni debe continuar. Invito a leer los artículos del domingo, de Carlos Blanco en El Universal y Alberto Quirós en el Nacional. Constituyente a la vista.

oalvarezpaz@gmail.com  
Lunes, 19 de agosto de 2013


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CARLOS BLANCO , NO HAY MILAGRO A LA VISTA, TIEMPO DE PALABRA

"Lo fundamental de una constituyente es el proceso al que conduce y el que podría resultar"
No hay milagros a la vista
La convocatoria a una asamblea constituyente puede ser un camino, aunque no es el único. Tiene, como todos, costos y beneficios. Vale la pena explorarlos. Pudiera ser un instrumento para acortar el régimen de Nicolás Maduro y crear condiciones para convocar elecciones libres y limpias pronto; también un instrumento para reestructurar los poderes públicos y volver a un equilibrio democrático. Por supuesto que el Gobierno puede usar ese instrumento también para avanzar en la consolidación del régimen autoritario, pero el logro de tal propósito depende en gran medida de la conducta de las fuerzas democráticas.

La oposición concurrió a las elecciones del 14A bajo la amenaza del fraude oficial. El candidato de entonces, Henrique Capriles, y toda la oposición, concluyeron que se ganó y que el Gobierno cometió fraude. Esa oportunidad se perdió en forma lamentable, pero el peligro de que ese fuese el desenlace no impidió la participación. Igual ocurre con la constituyente: es posible que la aspiración opositora sea truncada y trucada por el Gobierno, pero dependerá de la estrategia que se asuma y del aprendizaje logrado, para obtener resultados diferentes.

DE LIBRITO. 


CLARO COMO EL AGUA
Extraño asunto que a los proponentes de la constituyente se les vea como radicales, con una acusación implícita de golpismo o similar, cuando proponen una salida que sigue el mantra opositor: constitucional, democrática, pacífica y electoral. Lo cierto es que hay riesgos en promover una constituyente y no se pueden ignorar, como riesgos existen al ser convertidas las elecciones locales del 8D en un plebiscito; entonces el ventajismo y la trampa puedan configurar una derrota para las fuerzas democráticas. Hay riesgos, sin duda.

La constituyente en principio es para redactar una constitución. La actual, votada por menos de 60% del padrón electoral, es muy mala salvo en dos aspectos que son los relativos a derechos humanos y a la descentralización, ambos, como se sabe, violados a más y mejor. En general, es presidencialista, militarista y en contra de su pregonada adhesión a la descentralización, con capítulos centralistas vinculados al presidencialismo que consagra. Sin embargo, lo fundamental de una constituyente es el proceso que a esta conduce y el que podría resultar.

El propósito esencial desde el punto de vista de este narrador es buscar un acortamiento del período de Maduro por una vía pacífica, que permita convocar a elecciones en condiciones de mayor sanidad electoral, lo cual implicaría cambiar las condiciones electorales en el proceso constituyente. Se trataría de reestructurar los poderes públicos, no para que ahora estuviesen confiscados por la oposición sino para que expresen pluralidad y equilibrio. El contrargumento es que la constituyente es un topo a todo, el que gana, gana todo y se produciría la continuidad del férreo control gubernamental o se instalaría una hegemonía opositora. Es posible, pero me temo que hay otra manera de pensarlo.

El Gobierno hoy es un mar de contradicciones que apenas afloran y serán mucho peores. En la oposición también hay contradicciones importantes que se ven de refilón en público pero que se conocen ampliamente. Estas contradicciones opositoras tienen una calidad diferente a las gubernamentales, derivan de la pluralidad -a pesar de los esfuerzos autoritarios de algunos-, de la competencia natural entre los partidos, de la diversidad ideológica (¡sí, la ideología existe!), de la menor o mayor disposición a convivir con el maduro-leninismo, entre otras razones. Las contradicciones gubernamentales derivan de la incapacidad de discutir abiertamente, por la represión de cualquier forma de disidencia, aunque en los últimos tiempos, después de la muerte de Chávez, la capacidad de silenciar ha disminuido sensiblemente. Esta situación del país pudiera prometer que no habrá dos bloques en una eventual asamblea constituyente sino varios que podrían acordar poderes públicos más plurales y converger alrededor del fin del período de quien se instaló en Miraflores con nueva elección presidencial.

EL CAMINO. 

Si las elecciones del 8-D se emplean en esta dirección es posible que se pueda lograr el sentido plebiscitario que algunos dirigentes opositores han considerado conveniente asignarle. Si a estas elecciones se les incorpora la demanda por nuevas condiciones electorales, cambios en el CNE y en la estructura burocrática que es la que hace las "triquiñuelas", y si se hace en el marco de la lucha social -"la calle"-, es viable que se produzca un momento favorable a las fuerzas democráticas. No hay que olvidar que nada está decidido de antemano. 

El 7 de octubre las fuerzas democráticas obtuvieron una alta votación, la desmoralización que siguió condujo a una derrota muy severa en las elecciones de gobernadores; la nueva estrategia adoptada por el candidato y la oposición en general, de enfrentamiento al Gobierno, condujo de nuevo a una alta votación -victoria, se piensa por acá- el 14A; no se sabe qué puede resultar de las próximas aunque los estudios de opinión golpean al Gobierno pero no en la misma medida a Maduro. Todo depende de lo que se haga ahora. La constituyente puede ser una bandera expedita que conduzca a un reacomodo institucional en 2014. Consta a este narrador que importantes dirigentes políticos concuerdan con esta visión, pero sus partidos todavía no tienen posición unificada sobre el asunto.

SIN METAS NO HAY PARAÍSO. 

El Gobierno se ha lanzado a una propaganda masiva con las banderas de la lucha contra la corrupción y contra la inseguridad. Lo primero que ha hecho con ambas es corromperlas para convertirlas en armas para destruir a la oposición. La estrategia es clara: levantar unos casos del oficialismo y luego avanzar en la destrucción masiva de los factores más robustos de la oposición, aunque hasta ahora el régimen parece insistir en dispararse en el pie. Solo se podrá acometer la lucha en contra de la corrupción y en la provisión de seguridad en el marco de un acuerdo nacional que hoy no se vislumbra. Sin embargo, en medio de un barajo como el que significaría una constituyente que convocara a nuevas elecciones presidenciales y reestructurara los poderes públicos, se plantearían convergencias inesperadas y diálogos que ahora son imposibles. 

No quiere este narrador esconder que hay mucho de buenos deseos en este camino y que Venezuela se aproxima a algo parecido a una catástrofe mayor, económica y social, que tal vez sea tarde para contener. Hay demasiado odio sembrado por el régimen que ha contaminado en buena medida a las fuerzas democráticas; hay muchas frustraciones por tanta promesa de victorias que resultaron fallidas; hay descreimiento generalizado y los puntos de encuentro son fugaces. De todos modos hace falta ilusión y por aquí ronda la mía.

www.tiempodepalabra.com

Twitter @carlosblancog


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LUIS DANIEL ÁLVAREZ V., NI SIQUIERA TIRANO

No son más que una vergüenza y unos verdugos del honor venezolano

A Roberto Giusti

GUZMAN BLANCO
Existen muchos hombres que teniendo la oportunidad de hacer el bien deciden transitar el camino de la rabia y la división. Seres que subyugan a más no poder los designios de la patria y mancillan su honor sin escuchar que los clamores de la realidad exigen lauros y alegrías.

Son individuos que optan porque vibre la nota del quebranto que siembre en llanto a la sociedad entera. Estos seres que deben ocultar en el lodo su rostro no son más que profanadores. Simples tiranos que silencian a un pueblo que suspira por su libertad y que fue traicionado después de confiarles su honra.

Sin embargo, en el fondo esa descripción les queda grande: distan mucho de ser tiranos, son poca cosa para poder incluirlos en dicha categoría, pues no son más que una vergüenza y unos verdugos del honor venezolano. No tienen otra gloria que oprimir a la patria, teniendo por lema el egoísmo y la codicia y dejando como historia la vergüenza y el deshonor. Poco a poco el pueblo reaccionará escupiendo su desprecio en sus rostros.

Esas palabras le valieron al excelso poeta caraqueño Juan Antonio Pérez Bonalde la ira de Antonio Guzmán Blanco y el inicio de un largo exilio que lo llevó a soñar con la tan anhelada "Vuelta a la patria".

Una versión indica que después de escribir el soneto "A un tirano", se le pidió una rectificación, por lo que decidió escribir otro soneto titulado "Tienes razón", en el que sin nombrar a Guzmán deja claro su error, pues tiranos han sido Diocleciano, Sila, Nerón e incluso Rosas. Nunca el llamado Ilustre Americano.

A lo mejor no pasa de ser una anécdota, pero qué triste la historia de algunos como Guzmán que pese a vociferar, gritar y reprimir, son muy bajos para ser tiranos.


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CARLOS ALBERTO MONTANER, ÁRABES BUENOS Y MALOS

Centenares de muertos y miles de heridos es una carnicería excesiva. Obama le ha pedido a la junta militar egipcia el ejercicio de dos virtudes ajenas a la cultura y la tradición del país: tolerancia y moderación. 


Pese a que el presidente estadounidense también dijo que su país no podía ni quería decirles a los egipcios cómo debían conducir sus asuntos internos, eso, precisamente, fue lo que hizo. Solicitó elecciones libres y un poder limitado por la ley.
Francamente, me parece muy difícil que lo complazcan.

Estados Unidos, no cabe duda, ha sido la nación más exitosa del planeta a lo largo del siglo XX y en lo que va de nuestra centuria. El experimento republicano de las trece colonias, que a fines del siglo XVIII parecía condenado a fracasar, dio lugar a un país asombrosamente rico y fuerte que hoy es la única superpotencia de la tierra. Sin embargo, ese fenómeno, aunque es voluntariamente imitable, no se puede inducir desde el exterior.

Al contrario de lo que sucedía en el país de Washington y Jefferson, el núcleo de tensión que prevalece entre los árabes islamistas no consiste en limitar la autoridad del gobierno, proteger los derechos individuales y crear unas relaciones de poder basadas en la meritocracia y la igualdad ante la ley (para lo cual son fundamentales la tolerancia y la moderación), como estableció Estados Unidos cuando se separó de Inglaterra.

El conflicto en el mundillo árabe es de otra naturaleza: dirimir por la fuerza el mortal enfrentamiento entre dictaduras militares seculares, generalmente antioccidentales, que se consideran progresistas, aunque progresen poco, y los partidarios de un modelo teocrático opresivo que defienden la creación de un Estado islámico regido por la sharía o ley fundada en el Corán, cuyo principal objetivo, desgraciadamente, es destruir al Estado de Israel y luchar contra los infieles, ya sean cristianos coptos o libaneses maronitas.

Es, en fin, una peles a cuchillo entre militares laicos, broncos, feroces y autoritarios, provistos de ideas políticas nacionalistas teñidas por supersticiones socialistas, y religiosos imbuidos de creencias fantásticas comprometidos con Alá para someter al género humano a la autoridad del Corán.

Para el resto del mundo, por lo tanto, generalmente no se trata de escoger entre demócratas liberales y fundamentalistas religiosos (eso sería demasiado fácil), sino entre militares despóticos, usualmente corruptos y asesinos, y fundamentalistas religiosos, casi siempre agresivos y peligrosos, lo que suele conducirlos a mataderos en los que ellos son víctimas o victimarios en nombre de la verdad definitiva revelada a Mahoma en el desierto.

En Washington no se entiende esta fatal disyuntiva. Muchos políticos y funcionarios padecen de etnocentrismo. Piensan que todos los países pueden y deben crear un modelo de estado presidido por la libertad individual, servido por un gobierno controlado por la constitución y limitado por los equilibrios y contrapesos.

En realidad, esa fórmula es extraordinaria, pero, para que funcione, previamente tiene que existir una sociedad (o al menos una élite dirigente) dispuesta a practicar la tolerancia, definida como la decisión de convivir pacíficamente con todo aquello que no nos gusta, a colocarse bajo la autoridad de la ley, a admitir que nuestras verdades y convicciones no son únicas e infalibles, y a ejercitar la cordialidad cívica con un adversario al que no hay que amar, pero que merece nuestro respeto.

En las sociedades árabes esos factores son excepcionales. Hay individuos que poseen ese perfil, y hasta se agrupan en pequeñas instituciones que proclaman estas reglas de juego. He conocido liberales marroquíes, sirios, libaneses y tunecinos, lo que me hace pensar que también debe haberlos en Egipto y en el resto de la geografía árabe, pero carecen de peso específico para hacer girar a sus países en la dirección que el 4 de julio de 1776 los norteamericanos adoptaron en Filadelfia.

Mientras no ocurra ese cambio de valores, es una ingenuidad tratar de escoger entre gobernantes árabes “buenos” y “malos”. La alternativa es mucho más agónica.   

montaner.ca@gmail.com

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RICHARD CASANOVA, SIGNOS DE LA DECADENCIA

Todas las revoluciones pierden el glamour que brindan las causas justas que inicialmente le inspiran y terminan sumergidas en un nauseabundo charco de corrupción, arbitrariedades y represión, lo cual generalmente deviene en atrocidades terriblemente dolorosas para los pueblos. La mal llamada “Revolución Bolivariana” no podía ser la excepción.

Tarde o temprano, todos los regímenes autoritarios terminan en la misma fosa. Los historiadores coinciden en advertir que luego del fraude en el referendo donde –igual que Maduro- el General Marcos Pérez Jiménez estafó electoralmente a los venezolanos, recrudeció la represión y el hostigamiento a la disidencia. Intentando mostrar fortaleza, realmente se estaba ante un signo elocuente de la decadencia política y moral de la dictadura. Exactamente eso es lo que vemos en la actuación vulgar, indecorosa y desesperada del oficialismo en la Asamblea Nacional.  No hay que ser un analista político para suponer que debe estar muy mal un gobierno que actúe de esa manera y en efecto, todas las encuestas sugieren que Henrique Capriles ganaría por paliza cualquier elección hoy en Venezuela y que el descrédito de la cúpula podrida que “gobierna” ha llegado a las nubes, junto a la inflación, la escasez y la inseguridad.  El país le ha dado la espalda al hamponato que truculentamente se mantiene en el poder.  Esa es una realidad palpable e irreversible.

La boliburguesía corrupta insiste en el camino de la confrontación, la descalificación y las persecuciones, sin darse cuenta que muestran así su debilidad y que no podrán intimidar a los venezolanos, ni detener la ola de cambio.  Hasta en Egipto, donde los niveles de violencia fueron extremos, la gente perdió el miedo a la represión y arriesgando sus vidas, salió a las calles, lanzando a un saco roto las amenazas del Presidente Mubarak.  Lamentablemente, esa inmensa fuerza ciudadana no pudo ser canalizada pacífica y electoralmente, como vamos a hacerlo en Venezuela. Conscientes de las trampas y del ventajismo, las elecciones municipales serán la oportunidad para castigar a los inmorales que han desangrado al país y pretenden engañarnos con una hipócrita lucha contra la corrupción, llegando al cinismo de pedirle poderes especiales para ello a Diosdado Cabello, nada menos. Tienen 14 años con todos los poderes y solo les sirvió para asaltar impunemente las arcas de la Nación. 

Nicolás Maduro está desconectado de la realidad, manipulado por los cubanos y por un entorno putrefacto que solo piensa en sus beneficios económicos.  Esta es otra similitud con otras autocracias: la incomprensión de la realidad.  Destacados analistas señalaban que "El presidente Mubarak no está entendiendo el alcance de la situación". La historia se repite desde Nerón o Napoleón hasta nuestros días. El poder no solo envilece sino que enceguece, algo que también se evidencia en la decadencia.

Twitter: @richcasanova

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PEDRO A. PALMA, INFLACIÓN Y REMUNERACIONES

La acentuada escalada inflacionaria de este año está causando estragos entre todos los miembros de la sociedad, pero, como siempre, los que se ven más perjudicados son los que pertenecen al segmento de menores ingresos, y las personas que tienen una baja remuneración nominal fija, tales como la mayoría de los asalariados y los pensionados, ya que los ajustes de sus estipendios, cuando se dan, son muy inferiores al aumento de los precios. Obviamente, eso hace que la capacidad de compra de esas personas se reduzca con fuerza, agravando así las penurias y estrecheces que a diario padecen.

Este fenómeno es particularmente cierto en Venezuela, ya que el grupo de ítems que mayor inflación está experimentando es el de alimentos, lo cual hace que las personas más desposeídas tengan que destinar altos y crecientes porcentajes de sus presupuestos familiares a la adquisición de esos bienes esenciales, llevando a sus hogares cada vez menores cantidades, o dejando de adquirir productos imprescindibles de una dieta balanceada. Algunas cifras presentadas por el BCV y por el Instituto Nacional de Estadística dan soporte a lo que digo. La inflación anualizada a nivel nacional entre julio de 2012 y julio de 2013 fue 42,6%, pero la de los alimentos fue 60,9%, y los bienes agrícolas se han encarecido en más de un 80% en igual lapso. Más aún, los precios de los bienes avícolas y pecuarios, que conjuntamente con los pesqueros, son los que por excelencia proveen las proteínas que la población necesita, han aumentado a nivel de mayorista en más de 150% durante el último año, y han subido más de 80% desde diciembre de 2012 hasta hoy.

Todo lo anterior ha hecho que las remuneraciones reales de los trabajadores, en las que se incluyen no sólo los sueldos y salarios, sino también todos los demás beneficios que perciben, como bonos vacacionales, prestaciones, etc., hayan experimentado una importante reducción en términos reales, es decir, corregidas del factor inflacionario. En efecto, la capacidad de compra de esas remuneraciones es hoy un 13,2% menor que hace cinco años, siendo los trabajadores del gobierno los que más han visto mermadas las cantidades que hoy pueden adquirir con las compensaciones que reciben. No sólo eso, el poder adquisitivo de las retribuciones laborales es hoy 21% más bajo  que el existente a mediados de 1998, pudiendo concluirse que, de acuerdo a ese importante indicador, la calidad de vida de los trabajadores se ha visto seriamente deteriorada en los últimos 15 años. Para ponerlo en términos coloquiales, es como si los precios subieran por el ascensor y las remuneraciones lo hicieran por la escalera.

Ahora bien, ¿a qué se ha debido ese disloque inflacionario? Según los voceros del gobierno, es producto de la especulación desmedida de los empresarios que sólo buscan el beneficio personal sin importarles el sufrimiento del pueblo. Como siempre, hay que endilgarle las culpas a otros. Si bien es cierto que, al igual que en cualquier economía, ocurren acciones especulativas indeseables, es un sinsentido pretender inculpar a los empresarios de ser los causantes de ese flagelo en nuestro país. 

Creo que el principal culpable, si bien no el único, es el gobierno, ya que en gran medida la inflación que hoy nos carcome se ha debido a las desquiciadas políticas fiscal y monetaria que ha implantado, y a acciones que restringen la oferta, tales como el hostigamiento permanente a la actividad económica privada, la restricción al acceso a las divisas, la imposición de controles de precios que condenan a productores y distribuidores a trabajar a pérdida, las amenazas permanentes de intervención, las estatalizaciones de empresas que al pasar a manos del Estado se vuelven ineficientes, y los desincentivos a la inversión privada, para mencionar sólo algunas. Ojalá se tome consciencia y se hagan los correctivos debidos, pues sólo así se podrá doblegar ese mal que nos corroe.

palma.pa1@gmail.com
Tweeter: @palmapedroa

Caracas: Escrito el 8 de agosto de 2013. Publicado en El Nacional el lunes 12 de agosto.
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JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, CORRUPCIÓN ¡DE LA ECONOMÍA!

En algunos argumentos relacionados con la corrupción se tiende a confundir la definición con la descripción al incorporar ciertas características que no se articulan con lo definido a pesar de su potencial vinculación. Para el caso de la economía de un país—y su sistema económico como elemento tangible—suele asociarse indebidamente el funcionamiento del modelo económico con el comportamiento antivalores de algunos individuos que desarrollando actividades en el sector público o privado se  procuran  beneficios personales;  soslayando en tal asociación que es la conducta humana la que corrompe organizacionalmente a la economía en su conjunto, al violar los principios ortodoxos de ella y su marco normativo establecido. 

Tal situación es apuntalada por la complicidad del rol público al desviarse de sus deberes formales (fundamentalmente de control)  propiciando debilidades en la capacidad de respuesta del aparato económico que le dificulta  cumplir sus objetivos implícitos, a la par de inducir  impactos negativos  sobre la sociedad como un todo.

La palabra corrupción proviene del adjetivo corruptus que en latín significa descompuesto o destruido e igualmente se corresponde con el concepto social de corromper entendido como sobornar y al de corrupción que equivale a deterioro moral. Esta última equivalencia, y ante los efectos negativos que la corrupción causa sobre el crecimiento económico, nos impulsa hacia una interrogante: ¿existe en Venezuela un deterioro moral que está afectando la economía? Interrogante que debe responderse más allá de simplemente  yuxtaponer de forma agregada la expresión “corrupción gubernamental”, pero asumiendo que el Gobierno es o puede ser el medio a partir del cual se comete corrupción, sin que necesariamente recaiga en el Gobierno mismo a menos que esté pretendiendo un autodeterioro del Estado al ignorar la corrupción administrativa de funcionarios públicos—en armonía con privados—cometida sin sentirse culpables, a la luz de una amplia tolerancia social hacia el gozo de privilegios privados que son percibidos como “cosas de la cultura política” que emanan en aparente complicidad entre las élites políticas y económicas; situación que representa un obstáculo para el desarrollo económico y social del país.

Habida cuenta que la ausencia de ética impulsa la corrupción organizacional de la economía, y que de igual modo corroe el tejido social ante la erosión de la capacidad productiva contenida en un modelo determinado, los economistas institucionales prestamos suma atención a la trasgresión de los postulados económicos ya que su violación debilita su eficacia esperada a futuro en razón a que la actividad empresarial (pública y privada) no depende del profesionalismo ni de la competitividad sino de su capacidad de influir sobre el entorno administrativo que les afecta; hecho que desestimula la productividad que es condición necesaria para alcanzar economías de escala. En tal escenario pareciera que subyace una correlación entre el tamaño del Estado y la corrupción organizacional de la economía; situación que ha impulsado la tesis de reducir el poder económico del Estado sin que ello implique una política de  privatización y más competencia en el mercado, y en todo caso debe prevalecer el legendario señalamiento: “tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario”. En fin, coincidimos con ciertos autores que sostienen que la corrupción de la economía es un asunto de moralidad y no puramente legal que no se restringe únicamente al Estado, pero es o puede ser el Gobierno el instrumento idóneo para cometer corrupción. Esta posibilidad cobra mucha fuerza en un país como Venezuela donde el Ejecutivo Nacional maneja directamente cerca del 80% del Presupuesto Público (Bs 405,5 millardos) y el 100% de los Fondos Paralelos cuyo monto es similar a lo presupuestado para la Nación.
Economista 
@jagp611
16/08/2013

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WERNER CORRALES LEAL, DIPLOMADO QUE ABRE LA UNIMET SOBRE LIDERAZGO SOCIAL Y POLÍTICO

1
EL DIPLOMADO
Programa de formación en Liderazgo Social y Político
12 de Agosto de 2013

Venezuela enfrenta a principios del siglo XXI un importante conjunto de retos que incluyen la reconciliación entre los venezolanos, la construcción de nuevos consensos sociales y políticos para alcanzar una visión compartida de país, la puesta en marcha de una estrategia de desarrollo humano sostenible, y la edificación de una institucionalidad democrática que sea capaz de dar soporte a ese desarrollo y de mantener la convivencia en paz.

Asumir con éxito esos retos requiere de grandes reformas en la acción social y política que se lleva a cabo en el país. Esas reformas comprenden, entre otras, orientar la acción con estrategias para un cambio social e institucional que garantice el bienestar de todos; realizar una profunda transformación de los partidos; renovar la práctica política para que incorpore ampliamente a los ciudadanos y sus organizaciones; y rebasar el “marketing electoral” en el cual dicha práctica se ha concentrado.

Los cambios requeridos solo podrán ser impulsados si Venezuela fomenta un liderazgo entre sus ciudadanos más jóvenes no sólo motivados por lo público, sino social y políticamente bien formados, con valores, compromisos y conocimientos que los capaciten para promover la transformación renovadora en medio de una sociedad que es muy distinta a la que ha conocido el liderazgo tradicional.

El Diplomado es una oferta de formación que atiende a las necesidades antes mencionadas, estructurada en tres períodos trimestrales, dirigida a jóvenes con experiencia y motivación por la acción comunitaria, social o política.

Objetivos del Programa de Formación en Liderazgo Social y Político:

El Diplomado tiene como objetivo central contribuir a la formación de nuevos líderes para la acción social y política en Venezuela. Persigue formar líderes motivados por el cambio social para el desarrollo y la libertad, comprometidos con una conducta basada en valores, y abiertos al pensamiento universal.

Áreas temáticas y contenidos transversales de la formación:

Durante el Diplomado el estudiante obtendrá conocimientos y desarrollará capacidades en cuatro áreas, las cuales serán desplegadas sistemáticamente en cursos, talleres y seminarios a lo largo de los tres trimestres: Desarrollo y Políticas Públicas; Política, Sociedad y Estado; Liderazgo, Organización y Comunicación; y Análisis Socio Político de Venezuela.

En el tercer período, como módulo final del Programa, el cursante desarrollará un proyecto en el cual integrará conocimientos de las cuatro áreas, planteando una propuesta programática para la acción, a nivel nacional, regional o local.

En adición a los contenidos específicos de las distintas áreas temáticas, en todos los módulos del Programa se abordarán discusiones sobre dilemas éticos y se promoverán actividades de diálogo cooperativo, debate y promoción de consensos.

Área 1 “Desarrollo y Políticas Públicas (DPP)”: En esta área temática se exploran de manera crítica las relaciones que se dan entre la política, el desarrollo y el cambio social e institucional, para luego enfocarse en aplicaciones en el campo de las políticas públicas, enmarcadas en el cuerpo de valores del desarrollo humano sostenible.

Tres módulos, con una carga total de 56 horas:

 DPP-01: Cambio Social, Desarrollo y Libertad (21 h, 1er trimestre);
La acción social y política apunta a promover cambios en las sociedades, los cuales se vinculan con las nociones de desarrollo y libertad. En este módulo abordamos las principales teorías y enfoques estratégicos del desarrollo, con énfasis en el debate contemporáneo, para centrarnos luego en modelos del desarrollo humano sostenible, y emplearlos en la interpretación del caso venezolano en los siglos XX y XXI.

 DPP-02: Estrategia de Desarrollo y Políticas Públicas (21 h, 2o trimestre);
Toda política pública se fundamenta en una matriz ideológica-doctrinaria, explícita o no, que expresa los intereses de grupos sociales y cuyos efectos impactan de manera diferenciada a diversos miembros de la sociedad. En el presente módulo intentamos aclarar las implicaciones distributivas de diversas formas de políticas públicas, debatimos vías mediante las cuales una sociedad podría definir de manera participativa una visión compartida de país, y consideramos lineamientos metodológicos para enmarcar las políticas públicas en dicha visión.

 DPP-03: Proyectos: Formulación y gestión social (14 h, 3er trimestre);
En este módulo los cursantes adquieren instrumentos para planificar y hacer seguimiento sistemático del quehacer social o político, y de las políticas públicas de Estado, en los niveles más concretos de la acción. Se plantean enfoques para la formulación y la gestión de proyectos desde la perspectiva de optimizar el impacto social de los mismos.

3
Área 2 “Política, Sociedad y Estado (PSE)”: En ésta área temática se abordan los fundamentos éticos que conforman el pensamiento político contemporáneo, y los principios y valores que orientan la acción política y social, en los contextos internacionales que permiten comprender el mundo actual, dentro de procesos globales de transformación.

Dos módulos, con una carga total de 42 horas:

 PSE-01: Visiones de Sociedad, Política y Estado (21 h, 1er trimestre)
En este módulo analizaremos las concepciones políticas más influyentes en el debate democrático contemporáneo, desde sus fundamentos éticos sobre los principios rectores de Libertad e Igualdad, hasta sus marcos institucionales regulativos que distinguen y justifican la acción política y social democrática, en contraste con las visiones no-democráticas que aún persisten en el mundo contemporáneo.

 PSE-02: Sistema Mundial y Estado Nacional (21 h, 2º trimestre)

En este módulo conoceremos los enfoques y conceptos que permiten el análisis de las dinámicas mundiales que tipifican el entorno de Venezuela. Abordaremos los procesos de la globalización y el denominado sistema-mundo como instrumentos para la conceptualización y el análisis, así como la aparición de nuevas áreas de políticas y nuevas formas de gobernanza internacional y su relación con el Estado Nacional, la soberanía y los límites cambiantes de los ámbitos de aplicación de políticas.

Área 3 “Liderazgo, Organización y Comunicación (LOC)”: La presente área temática debate enfoques sobre la construcción de un liderazgo vinculado éticamente con su sociedad, que reconoce la importancia de la organización que acompaña al ejercicio efectivo del liderazgo, así como el rol instrumental que tiene la comunicación en la construcción de la ciudadanía democrática.

Tres módulos, carga total de 63 horas:

 LOC-01: Organización sociopolítica y liderazgo (21 h, 1er trimestre)
En el presente módulo intentamos comprender los rasgos y racionalidades de diversas formas de organizaciones políticas, del fenómeno del liderazgo social y de los procesos de construcción de redes y vínculos organizativos, y discutimos la relación éticamente responsable que debe existir entre el liderazgo, las organizaciones y las comunidades.
 LOC-02: Liderazgo ético y comunicación política (21 h, 2º trimestre)

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En este módulo exploramos los valores éticos y las dinámicas psico-sociales detrás del ejercicio responsable del liderazgo que se expresa en formas, medios y estrategias de construir una efectiva comunicación política, y nos adentramos en los principios, procesos y métodos propios de ésta última.

 LOC-03: Liderazgo y Organización en Comunidades (14 h, 3er trimestre)
En el presente módulo exploramos las distintas formas de ejercicio del liderazgo ético en la acción local comunitaria, vinculada a la creación de conciencia y capacidades autónomas en los individuos, la participación ciudadana, y la construcción de redes sociales y organizaciones en las comunidades.

 LOC-04: Gestión y evaluación de Estrategias de Comunicación Política (21 h, 3er trimestre)

En el actual módulo discutiremos y pondremos en práctica enfoques y técnicas para la concepción y la implementación de una estrategia comunicacional efectiva en democracia, así como para la evaluación de su impacto social y político.

Área 4 “Análisis Socio-Político de Venezuela (ASP)”: La presente área temática recorre la conformación sociohistórica de la nación venezolana, proyectando su destino común hacia el futuro. Una nación es una comunidad que vincula pasado, presente y futuro, que construye una narración común que le otorga sentido de proyecto compartido que compromete intergeneracionalmente a sus miembros.

Dos módulos, con una carga total de 42 horas:

 ASP-01: Formación Sociohistórica de Venezuela (21 h, 1er trimestre)

En el presente módulo comprenderemos el proceso de construcción histórica de la sociedad venezolana como definición y ejecución de un proyecto republicano, liberal y democrático, en sus diversas etapas, con las determinaciones derivadas de la estructura socioeconómica heredada y del impacto interno de las transformaciones mundiales.

 ASP-02: Visión de país: Alternativas y consensos (21 h, 2º trimestre)
En este módulo exploraremos el debate político e ideológico actual en Venezuela, recorremos las visiones alternativas de país, la existencia de disensos y conflictos sociales, así como la presencia de consensos generales en la comunidad nacional en torno a un proyecto compartido de futuro, una narrativa común.

Proyecto de Diplomado: Propuesta programática y transformación (42 h, 3er trimestre).

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Este módulo de formación, último en El Diplomado, está centrado en la construcción de un proyecto concreto de impacto político-social, cuyo desarrollo implica la integración de conocimientos y herramientas provenientes de las cuatro áreas temáticas, el cual se expresa en una propuesta programática para la acción, a nivel nacional, regional o local, definiendo una estrategia política y un breve plan de organización y comunicación para implementarla.

Calendario y horarios del Programa:

Política, Sociedad y EstadoDesarrollo y Políticas Públicas Análisis Socio-Político de Venezuela Liderazgo, Organización y Comunicación Visiones de Sociedad, Política y EstadoFormación Sociohistórica de VenezuelaCambio Social, Desarrollo y LibertadOrganización Sociopolítica y LiderazgoSistema Mundial y Estado NacionalVisión de País, Alternativas y ConsensosLiderazgo Ético y Comunicación PolíticaEstrategia de Desarrollo y Políticas PúblicasProyectos: Formulación y Gestión SocialLiderazgo y Organizción en ComunidadesEstrategia comunicacional en DemocraciaSeminario/Proyecto Propuesta Programática y TransformaciónFigura 1: Secuencia de los módulos en el Programa1er Período2o Período3er Período

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En principio el Programa se desarrolla en tres períodos de actividades, para un total de 259 horas lectivas, con no más de 8 horas de clases, talleres y seminario semanales en sesiones concentradas principalmente en los días viernes y sábados. Se estima que los participantes deban emplear entre 12 y 14 horas adicionales de trabajo por semana, dedicadas a lecturas y proyectos evaluados.

El primer período de la primera cohorte del Programa transcurriría entre el 4 de Octubre y el 14 de Diciembre de 2013; el segundo entre el 18 de Enero y el 5 de Abril de 2014, y el tercero entre el 26 de Abril y el 12 de Julio de 2014.
PERÍODO I: 04 de Octubre al 14 de Diciembre de 2013… (84 horas lectivas)
PSE-01: Visiones de Sociedad, Política y Estado
DPP-01: Cambio Social, Desarrollo y Libertad
ASP-01: Formación Sociohistórica de Venezuela
LOC-01: Organización sociopolítica y liderazgo
PERÍODO II: 18 de Enero al 5 de Abril de 2014… (84 horas lectivas)
PSE-02: Sistema Mundial y Estado Nacional
ASP-02: Visión de País, alternativas y consensos
LOC-02: Liderazgo ético y comunicación política
DPP-02: Estrategia de Desarrollo y Políticas Públicas
PERÍODO III: 25 de Abril al 19 de Julio de 2014… (91 horas lectivas)
DPP-03: Proyectos: Formulación y gestión social
LOC-03: Liderazgo y Organización en Comunidades
LOC-04: Estrategia comunicacional en Democracia
PPT-01: Propuesta programática y transformación (Seminario/Proyecto de Diplomado)

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ALEXIS MÁRQUEZ RODRÍGUEZ, EL BRAVO PUEBLO

 Muchas personas insisten en calificar al pueblo venezolano de cobarde, indolente, achantado e inepto porque ha sido incapaz de quitarse de encima el gobierno que nos desmanda desde hace quince años. Muchos, incluso, no disimulan la actitud de desprecio con que ven y juzgan al pueblo. Como si ellos mismos no fueran parte de ese pueblo.

Otra modalidad negativa es la de quienes no censuran al pueblo, en abstracto, sino a la oposición y denigran de la MUD o de Capriles, para concluir, explícita o implícitamente, pregonando la abstención. Esta posición viene a ser claramente equivocada, aunque los que la sustentan no se den cuenta, o no se atrevan a decirlo.

Resulta inexplicable que, a la vista del desbarajuste a que hemos llegado en todos los órdenes de la vida, los responsables de semejante situación sigan teniendo un respaldo que en cada proceso electoral se pone de manifiesto, con  por lo menos la mitad de los votos a su favor, aunque es notorio que tal respaldo ha ido disminuyendo continuadamente.

Es razonable que no se entienda por qué ocurre así. Al principio era válido el expediente del engaño. Se creía en quienes pregonaban una revolución, con expresa mención de la lucha contra la corrupción y demás factores que habían hecho fracasar a la democracia imperfecta, pero democracia al fin, de la mal llamada cuarta república. Pero ahora, cuando es evidente que todos esos males no solo no han desaparecido, sino que se han agravado al grado de lo escandaloso, aquel inicial engaño se convierte en complicidad.

Hay mucho de injusto en condenar al pueblo venezolano, sobre todo cuando se hace sin aportar nada a lo que deba y pueda hacerse para librarnos del actual desgobierno, que está acabando con el país. Algo parecido ocurrió después del fraude electoral de 1952, que terminó de consolidar la dictadura perezjimenista. Derrotado, el pueblo entró en una fase de achantamiento, aun cuando en la clandestinidad AD y el PCV mantenían una muy difícil lucha contra la dictadura, con el débil apoyo de COPEI y URD desde su precaria legalidad. Ni siquiera el 1 de enero de 1958, cuando se alzó la Aviación, el pueblo salió a la calle, aunque  todo el  mundo, desde sus casas, celebró el acontecimiento. Pero veinte días después, el 21 de enero, la respuesta al llamado de la Junta Patriótica a la huelga general fue  contundente y decisiva, y el 23 se produjo la caída de la dictadura.

No hay que impacientarse. Cualquier día el pueblo venezolano va a demostrar que sigue siendo el Bravo Pueblo. 

grealemar@cantv.net

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EDUARDO MACKENZIE, EL “SUEÑO DE LA PAZ” DE SANTOS ES LA PESADILLA DE LOS COLOMBIANOS

No había visto antes  tan en peligro el sistema democrático de Colombia. En tres años de Gobierno, la única obra de JM Santos fue esta: haber sacado a las Farc de una situación de desmantelamiento militar y de desaparición como actor político, para ponerlas en el centro de la escena colombiana.
FRACASOS
El último año de Juan Manuel Santos como presidente de la República comenzó, por fin, en estos días. La hora del balance ha llegado.  ¿Qué realizaciones deja Santos? ¿Cuál es su obra de gobierno? El paisaje que emerge ante esas preguntas es desolador. 

En lugar de una gran obra de gobierno lo que se ve es una acumulación de problemas irresueltos. Ante la serie de graves desafíos, el gobierno aparece como un equipo desgastado, sin ideas y sin determinación. Las guerrillas peroran y atacan con la mayor violencia todos los días. El 20 de julio pasado, en un sólo día, las Farc mataron a 21 militares en combates en Arauca y Caquetá. Quince de esos soldados fueron asesinados de la manera más vil y cobarde.  El gobierno no fue capaz de ripostar. Ni en el terreno, ni ante el país, ni en la llamada mesa de negociación de paz en La Habana. Salvo si alguien cree que decir “sigan disparando” es una respuesta. Envió así una  señal de debilidad enorme.

Las organizaciones narco –terroristas tratan, por otra parte, de articularse, con cierto éxito, a cuando “movimiento social” aparece en el horizonte. La asonada de Catatumbo, el paro minero, la huelga cafetera y el paro camionero, son sólo los ejemplos  más recientes de esas convulsiones. Pese a todo, Santos asegura que todo va bien y que estamos en vísperas de lograr la paz definitiva y a punto de alcanzar una cosa rarísima que él llama, como los castristas, “la segunda independencia”.

En realidad, la situación en Colombia es delicada y los chacales de todo tipo lo saben y se aprovechan. La ofensiva de Nicaragua y de sus aliados ruso-castristas contra el archipiélago colombiano de San Andrés y Providencia no conoce límites. Empero, el presidente Santos y su ministra de Relaciones Exteriores siguen paralizados y en éxtasis como ídolos de palo.

Los gremios tienen ahora divergencias sobre el destino económico y político del país, lo que es nuevo y peligroso, el Congreso no existe, salvo para las iniciativas puntuales del Ejecutivo, el poder judicial escoge su agenda y el resto de las fuerzas vivas se muestran igualmente vacilantes, mientras que los enemigos de la democracia avanzan encubiertos, aparecen  unidos y cada vez más agresivos.  Y, lo peor: por primera vez, asoman disensiones en el seno de las fuerzas armadas. Los diarios hablan, tímidamente, de ello, sobre todo a raíz del incidente en el desfile militar del 7 del agosto y desde la súbita remoción de los altos mandos militares y de policía.

En ese contexto, el llamado proceso de paz muestra su verdadero carácter: no es una mesa de negociación sino una tribuna de y para las Farc. Colombia no tiene allí negociadores. Los funcionarios que viajan a La Habana están lejos de serlo. Son unos seres mudos que están allí para tomar nota de los delirios de las Farc y estudiar la manera de hacerlos  digeribles para la ciudadanía. No es culpa de ellos. Ese es el rol que el Gobierno les ha fijado. La famosa “negociación” de paz de Santos consiste en eso: en hacer que las Farc digan qué quieren y en estudiar qué piruetas jurídicas y politiqueras se necesitan para concederles todo.

El silencio del Gobierno no es porque esas negociaciones sean secretas. El secreto fue destruido por las Farc desde el primer día. Santos calla porque no tiene ideas precisas sobre lo que debe ser la paz en democracia. Si las tuviera las habría dicho. Santos dirige un proceso que afecta la vida cotidiana y general, a corto y largo plazo, de 35 millones de colombianos. Sin embargo, él no les explica nada. ¿Dónde está su gran declaración general y dónde están las entrevistas del presidente sobre ese tema ante la prensa nacional y extranjera? En ninguna parte. Arrogante, Santos sólo lanza frases contradictorias al respecto, en medio de sus discursos, sin entrar en detalles, sin respetar la lógica, sin someterse a la contra pregunta y a la curiosidad legítima de los periodistas.

En La Habana, las Farc gesticulan y el gobierno calla. Así, las ideas de las Farc, sin contrapartida ni réplica oficial, comienzan a emerger como una alternativa razonable. Peor: como la única clave del futuro del país. Lenta y paulatinamente la memoria y la psicología del país están siendo moldeadas, violadas. El objetivo de ellos es que el ciudadano termine aceptando que la paz --valor absolutizado al extremo, hasta convertirlo en superior a la libertad y a la verdad--,  ha de ser un régimen cualquiera, un sistema de gobierno con jefes asesinos amnistiados al frente, donde podrá haber de todo, menos democracia, libertades, tolerancia, libre mercado y Estado de derecho.

Nunca antes un presidente colombiano había puesto a Colombia en tan grande peligro. Ni Belisario Betancur, ni César Gaviria, ni Andrés Pastrana, respetables personalidades elegidas que cometieron errores en materia de paz. Lo de Santos es otra cosa, es algo nuevo y mucho más audaz y opaco. Y los colombianos seguimos sin querer descifrar eso.

No había visto antes  tan en peligro el sistema democrático de Colombia. En tres años de Gobierno, la única obra de JM Santos fue esta: haber sacado a las Farc de una situación de desmantelamiento militar y de desaparición como actor político, para ponerlas en el centro de la escena colombiana.

Gracias a la falsa “negociación de paz”, las Farc recuperaron no sólo protagonismo militar  (hasta querían inaugurar ese diálogo sobre el cadáver del periodista más lúcido y valiente del país, Fernando Londoño Hoyos), y han restablecido su capacidad de intimidación y chantaje sobre todo el país. Y, además, se han convertido en la gran voz política, casi la única, la voz que dice y anuncia lo fundamental: cómo deberán ser las nuevas fuerzas militares y el nuevo Estado colombiano, sobre todo durante la fase del llamado “post conflicto”, y la voz que dice qué es lo que la sociedad en general tendrá que soportar, en esa misma fase, cuando las Farc se hayan apoderado de la vida política, electoral, parlamentaria, judicial, cultural, universitaria y mediática del país.

Santos está dispuesto a firmar esa paz con las Farc, a finales de este año o comienzos de 2014.  Esa firma, a la luz de la legislación especial aprobada por el santismo y de los “acuerdos” secretos o de hecho de La Habana,  no será otra cosa que una capitulación en regla, sin retorno, con impunidad garantizada para todos los jefes, altos y bajos, de las Farc y quizás del Eln. Si ese andamiaje sigue en pié, la Colombia que conocemos habrá dejado de existir. Santos dará ese paso demencial sin consultarle a nadie, de un momento a otro, cuando nadie pueda reaccionar, ni protestar,  ni articular una respuesta de fondo y masiva, con los ciudadanos en las calles. De nuevo, como en otros periodos, la obsesión por el premio Nobel de la paz está jugando su papel operativo.

El signo más negativo de esta coyuntura es que nadie propone en este momento organizar manifestaciones preventivas y de repudio contra los planes y ambiciones de las Farc. Pues el poder central y sus facciones políticas están haciendo todo lo posible para desmovilizar a la gente, para dormirla con historietas sedantes sobre la buena voluntad de esos grandes criminales, los cuales, por fin, van a abandonar su cultura de odio (pero conservando sus armas). Al mismo tiempo, esos poderes obran para castigar a quien ve las cosas de otra manera. Quien no apoya la farsa de La Habana es estigmatizado como “enemigo de la paz”, y amenazado con sufrir represalias. En estos meses, la boca del presidente Santos se ha llenado de insultos y amenazas para los que no piensan como él. 

Si una dinámica de protestas reales contra los avances de las Farc en todas las esferas no existe ahora, no existirá en el momento decisivo. Ese es el gran peligro que tiene Colombia: que la población siga atemorizada, anestesiada e inmovilizada. La oposición, sus líderes más connotados, deberían combatir ese estado de cosas. Hay que organizar no una sino varias manifestaciones preventivas contra los planes de las Farc y su llegada a las instituciones.

eduardo.mackenzie@wanadoo.fr


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