viernes, 8 de marzo de 2013

JUAN C. SOSA AZPÚRUA, EL SEÑOR MADURO NO PUEDE SER SUBESTIMADO COMO SE HIZO SIEMPRE CON SU JEFE, OPOSICION REAL,

Dado el carácter "macondista" del país, de Chávez hacen un mito a lo Che. El aparato que dejó montado, usará ese mito como el polvo mágico que consolidará el comunismo anárquico.
El señor Maduro, que de tonto no tiene un pelo, no puede ser subestimado como se hizo siempre con su jefe -y lo están subestimando. Usará la aureola mitológica -libre de los microbios que da la existencia real- como su mejor estrategia de campaña -nunca hubo una plataforma mejor. Y sumándole los muñecos de trapo institucionales que tiene en poder, su "triunfo" electoral luce más probable que el 100% de probabilidad que tuvo su comandante meses atrás.
El país permitió en aquel entonces que la MUD activara una estrategia que de raíz estaba destinada al fracaso, lo que se advirtió. Subestimaron el fraude continuado y la capacidad de engaño mediático -algo fácil de hacer con petrodólares- que aplica el régimen para darle sostén creíble a dicho fraude.
El problema es que la MUD no tiene intenciones de cambiar estrategia, porque lo que está claro, a la luz de sus acciones, es que su prioridad no es frenar de tajo la consolidación del régimen, sino garantizar el oxígeno con los espacios -cada vez menores- que el fraude actual permite.
La MUD tiene que perder su carácter de único representante legítimo de la oposición. Debe surgir una entidad alternativa, que entienda que solamente confrontando el fraude continuado se podrá cambiar el curso de la historia.
Y esta estrategia debe consistir en no permitir que se siga violando la Constitución, con la excusa que esa violación es autorizada por las instituciones; trampa mortal cuando las instituciones están secuestradas, como el caso de marras. La ficción democrática es eso, una ficción; nunca será de verdad mientras se le siga el juego.
@jcsosazpurua

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CECILIA SOSA GOMEZ: QUIEN DEBE SER EL PRESIDENTE ENCARGADO

De acuerdo a la Constitución nacional en su articulo 233,  el Presidente encargado debería ser el presidente de la Asamblea Nacional el señor Diosdado Cabello, ya que el fallecido presidente  electo Hugo Chávez nunca se juramento y nunca tomo posesión del nuevo cargo para el nuevo perido contitucional, además el presidente encargado debe juramentarse ante la asamblea nacional y eso hecho no ha ocurrido, se esta violentado la constitución flagrantemente. Se adjunta en el link mas abajo opinión jurídica al respecto de la ex presidente del TSJ Cecilia Sosa Gómez:



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ANDRÉS OPPENHEIMER, LOS DOS LEGADOS DE CHÁVEZ, EL NUEVO HERALD (EE. UU.)

La muerte del presidente venezolano, Hugo Chávez, marcará probablemente el principio del fin de la influencia política de Venezuela en América Latina, pero es probable que su influencia dentro de Venezuela se mantenga durante décadas.
Contrariamente a la suposición generalizada en los medios de prensa internacionales de que Chávez fue el heredero político del otrora líder guerrillero de Cuba, Fidel Castro, es muy posible que el difunto presidente venezolano pase a la historia como un fenómeno político más cercano al del hombre fuerte argentino Juan D. Perón.
Lo mismo que Perón, Chávez fue un oficial de las fuerzas armadas y un maquinador de golpes de estado que coqueteó primero con el fascismo, luego se inclinó a la izquierda, y una vez en el poder dio millones a los pobres gracias a un boom mundial de los precios de las materias primas, lo cual lo distinguió de presidentes venezolanos anteriores que solamente habían hecho promesas vacías a las masas empobrecidas del país.
Y, lo mismo que Perón, Chávez era un narcisista —en una ocasión usó 489 veces la palabra “yo” en un mismo discurso, el 15 de enero del 2011— quien creó a su alrededor un culto a la personalidad y que impulsivamente regaló miles de millones de dólares en su país y en el extranjero sin rendición de cuentas alguna, a expensas de destruir las instituciones de su país y gran parte de su economía.
La influencia de Chávez en Latinoamérica durante sus 13 años en el poder creció en una forma directamente proporcional a los precios del petróleo en el mundo.
Cuando él subió al poder en 1999, los precios del petróleo rondaban los $9 por galón. Cuando los precios del petróleo empezaron a subir gradualmente a más de $80 el barril durante los años siguientes, Chávez empezó a financiar a políticos leales a su causa en Bolivia, Nicaragua, Ecuador y otros países latinoamericanos, y acabó creando su bloque de aliados en el continente, ALBA, que siguieron su modelo narcisista-leninista, que él llamó Socialismo del Siglo XXI.
Hacia el 2006, Chávez estaba regalando hasta $3,700 millones al año en América Latina —en comparación con los $1,200 millones de la administración de Bush— para comprar influencia política mientras buscaba respaldo a su fracasado intento de hacer entrar a Venezuela en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Muchas de sus promesas nunca se materializaron —como en el caso de un gasoducto que debía ir de Caracas a Buenos Aires, el cual los escépticos bautizaron como el “Hugoducto”— y algunas de sus promesas de enormes proyectos de infraestructura en Africa y Asia provocaron críticas en su propio país, donde las carreteras y los puentes se desmoronaban.
Pero la influencia de Chávez en el extranjero empezó a menguar después de que los precios del petróleo alcanzaron una cifra récord de $146 el barril en el 2008. Desde entonces, y especialmente después de que a Chávez le fuera diagnosticado un cáncer a mediados del 2011 y los precios del petróleo bajaron, los petrodólares de Chávez se han confinado a Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y algunas islas del Caribe.
Ahora, con la economía de Venezuela casi hundida en el caos, una tasa de inflación del 30 por ciento y pocas probabilidades de que los precios del petróleo alcancen las alturas anteriores, Venezuela tendrá que renunciar a sus ambiciones regionales, por la simple razón de que se ha quedado sin dinero.
Y, sin importar quién gobierne Venezuela en el futuro, los días de la megalomanía populista financiada con el petróleo probablemente han terminado, debido a las tendencias globales en la industria energética.
Según la mayoría de los pronósticos, Estados Unidos reemplazará a Arabia Saudita como el mayor productor de petróleo del mundo en cinco años, lo cual causará una reducción en las importaciones petroleras de EEUU y una declinación en los precios mundiales del petróleo. Esto hará difícil a los sucesores de Chávez seguir financiando a los aliados populistas radicales de Venezuela en la región.
No obstante, dentro de Venezuela, el “chavismo” sobrevivirá probablemente como la mayor fuerza política durante las próximas generaciones. Debido a que los años de Chávez en el poder coincidieron con el mayor boom petrolero en la historia reciente de Venezuela, y debido a que Chávez regaló tanto dinero a los pobres, él tiene más posibilidades de ser recordado como un “campeón de los pobres” que como el populista que destruyó el sector privado del país, ahuyentó a los inversionistas e hizo que Venezuela fuera más dependiente del petróleo que nunca.
De ahora en adelante, de forma muy parecida a lo que ocurrió en Argentina tras la muerte de Perón, la mayoría de los candidatos presidenciales se declararán “chavistas”, aún cuando desprecien al difunto ex oficial golpista que fue electo presidente.
Y, de forma muy parecida a lo ocurrido en Argentina en las últimas décadas, veremos políticos “chavistas” de todos los colores: izquierdistas radicales, moderados, centristas y derechistas. En los discursos interminables de Chávez, que a veces duraban más de seis horas, encontrarán suficientes citas memorables para respaldar cualquier teoría política.
Guillermo Lousteau, profesor de la Universidad Internacional de la Florida que encabeza el Instituto Interamericano de Democracia, considera que Chávez pasará a la historia no tanto como Perón, sino como Ernesto “Ché” Guevara: una figura mítica, pero cuya influencia hoy en día es más romántica que política.
 “Chávez se convertirá en un ícono cultural: veremos camisetas con el rostro de Chávez, así como vemos las camisetas con el rostro del Ché Guevara, pero su influencia no irá más allá de eso”, me dijo Lousteau.
 “Chávez ya no está vivo para mantener unido al movimiento chavista, como lo estaba Perón después de haber sido derrocado”, indicó Lousteau. “Sin un líder carismático, y con una economía cuesta abajo, el chavismo hará implosión”.
Mi opinión: Los ciclos políticos de América Latina tienden a cambiar cada 12 años, y es probable que la muerte de Chávez —combinada con los precios estancados de las materias primas— acelere la decadencia de la “revolución bolivariana” en Latinoamérica.
De la misma manera que tuvimos dictaduras militares en los años 1970, socialdemocracias en los 1980, gobiernos neoliberales en los 1990 y “chavismo” en la primera década del siglo XXI, es posible que estemos entrando a una nueva década de algo diferente, que ojalá sea de pragmatismo democrático.
Pero la imagen inmerecida de Chávez como el mayor adalid de los pobres en la región —de hecho, países como Perú y Chile redujeron la pobreza más que Venezuela en años recientes, y sin debilitar sus democracias— tendrá un impacto negativo duradero en Venezuela. Como sucede a menudo con los países ricos en materias primas, los líderes populistas florecen durante los booms en los precios mundiales de las materias primas. Luego, cuando bajan los precios de las materias primas y ellos dejan sus cargos —ya sea que los derroquen o que, como en el caso de Chávez, mueran en el cargo—, sus sucesores tienen que tomar medidas económicas impopulares, y los seguidores de los antiguos líderes populistas pueden decir: “Estábamos mejor cuando nosotros estábamos en el poder”.
Venezuela no será una excepción a la maldición de las materias primas en Latinoamérica. El populismo de Chávez conservará su popularidad durante décadas. Tomará mucho tiempo, y mucha educación, convencer a muchos venezolanos de que el chavismo era “pan para hoy, hambre para mañana”, y que los países de mayor éxito son aquellos que tienen instituciones fuertes, en lugar de hombres fuertes.
aoppenheimer@elnuevoherald.com
http://www.elnuevoherald.com/2013/03/05/1423538/oppenheimer-los-dos-legados-de.html

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EMILIO FIGUEREDO, LA MUERTE DE CHÁVEZ

El mayor riesgo después de la muerte de Chávez y del luto que ella genera para muchos es la consagración de un mito tan nefasto como lo ha sido en el pasado el personalismo que tanto daño le ha hecho a nuestra nación
Más allá del respeto por los sentimientos humanos y de la natural solidaridad con aquellos que sufren una pérdida no se puede caer en una emotividad tal que opaque la realidad de los hechos. Si bien puede ser cierto que la intención del Presidente Chávez fue la de mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos, resulta evidente que el camino que tomó para logarlo fue el equivocado ya que no sólo los problemas no se resolvieron sino que lamentablemente se agravaron.
El clientelismo basado en la dádiva pública no resuelve nada sino por el contrario crea dependencia sin aumentar la capacidad de la gente para enfrentar dignamente su futuro. Como dice la sabiduría china no me regales un pescado dame una caña y enséñame a pescar. Otro aspecto que tiene que ser debidamente ponderado, una vez que pase esta fase de honda irracionalidad emocional, es la nefasta herencia de un país polarizado en el cual la necesaria colaboración para superar la crisis se ha convertido en una tarea cada día más difícil porque la predica ha sido que sólo existen patriotas y traidores. En verdad lo único que subsiste es un país virtualmente en quiebra económica y moral y en el que prevalece la anarquía y la anomia.
El mayor riesgo después de la muerte de Chávez y del luto que ella genera para muchos es la consagración de un mito tan nefasto como lo ha sido en el pasado el personalismo que tanto daño le ha hecho a nuestra nación. Empezando por el culto a Bolívar que llegó a extremos de expurgar aquellas cartas que denotaban los por demás errores humanos de un personaje histórico.
Los países serios no viven de un  pasado heroico sino de las obras que cotidianamente hacen sus ciudadanos. Los franceses no le rinden pleitesía a Napoleón, ni los norteamericanos veneran a Washington, ya los chinos se dejaron del culto a la memoria de Mao y no se diga de los rusos que de Lenin y Stalin sólo se mencionan en los libros de historia. Hasta en la propia Cuba se desvanece la imagen de Fidel.
Pretender convertir a Chávez en un ídolo cuasi religioso es una regresión a lo más primitivo de nuestra historia. Aquí no deben subsistir los beneméritos sino simplemente los hombres que con aciertos y errores forman parte de la historia de un país llamado Venezuela. Con ello no pretendo desconocer al personaje político, su legado, y mucho menos dejar de reconocer el pesar que a muchos y en particular a su familia le ha causado su partida de este mundo. Ojalá que sus sucesores entiendan su último mensaje de diciembre en el cual no sólo propuso a Maduro como su candidato sino que también marcó la pauta a seguir dentro del marco de la Constitución. No hacerlo así sería en cierta forma irrespetar su última voluntad.
emilio.figueredo@gmail.com

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AGUSTÍN LAJE, LO QUE NO CUENTAN DE HUGO CHÁVEZ, DESDE ARGENTINA,

La muerte del Hugo Chávez humano ha dado paso al nacimiento del Hugo Chávez mítico: una versión falaz e insolente del dictador bolivariano, despojada de sus atrocidades y abarrotada de supuestas virtudes que lo ubican, como todo mito de esta naturaleza, en el pagano altar de los ídolos políticos.
El poder simbólico de la muerte es de inimaginable vigor en las sociedades humanas. La muerte nos fascina, nos sensibiliza, sacude eso llamado empatía que nos permite ponernos en el lugar del otro, como rezan algunas teorías sociales y psicológicas. Paradójicamente, la muerte muchas veces nos acerca a quien ya no tiene existencia terrenal y, precisamente por esto, contribuye a la emergencia de los mitos políticos.
La muerte tiene el poder de borrar historias y crear historietas. Sepultar hechos y construir fantasías. Otorgar plenarias indulgencias y amordazar visiones alternativas. En definitiva, censurar verdades y alentar mentiras. Todo ello, en presunto “honor” del difunto, por supuesto. Ejemplos argentinos en la historia reciente sobran. Ernesto Che Guevara, de asiduo fusilador a exponente de la “lucha por los Derechos Humanos”. Néstor Kirchner, de corrupto matón multimillonario a fetiche “nacional y popular”. Ambos viven hoy, pero en remeras de algunos fanáticos. La muerte evidentemente todo lo puede.
¿Pero quién murió realmente el pasado 6 de marzo de 2013 (descontando que ésta haya sido la verdadera fecha de su muerte)? La pregunta es válida, en tanto y en cuanto el nacimiento del Chávez mítico no tardará en pervertir la verdad histórica del bolivariano dictador.
En términos políticos, murió un caudillo profundamente antidemocrático que, fracasado en su intentona golpista del 4 de febrero de 1992 contra el presidente democrático Carlos Andrés Pérez (intentona que dejó un saldo de más de 20 muertos y decenas de heridos), entendió que la democracia debía ser destruida desde adentro. En 1999, habiendo obtenido el poder mediante formas democráticas, Hugo Chávez activó entonces su plan para fagocitar la democracia desde su interior, socavando la independencia de poderes; destituyendo caprichosamente a incontables jueces y colocando a dedo a otros que le fueran funcionales; controlando celosamente la Asamblea General; obstaculizando el actuar de la oposición; violentando la libertad de expresión a niveles insoportables, y destruyendo instituciones vitales para el funcionamiento sano de toda democracia.
Así las cosas, aquel cuyo poder tuvo un origen democrático, en su ejercicio se volvió un dictador, pues reunió en su persona la suma del poder público y pronto se convirtió, además, en un enemigo declarado de los Derechos Humanos. Cabe mencionar que Hugo Chávez fue denunciado nada menos que por la Human Right Watch (Informe 2008) y por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que en su informe de 2009 subrayó que el dictador Chávez “criminaliza a los defensores de los Derechos Humanos, judicializa la protesta social pacífica y persigue penalmente a los disidentes políticos”. La dictadura chavista, que acabó retirándose de la CIDH en la OEA, no se privó de tener sus numerosos presos políticos y sus exiliados. Un caso interesante es el del político opositor Alejandro Peña Esclusa, quien padeciendo cáncer fue encarcelado a partir de un sucio trabajo de los grupos de inteligencia de Hugo en 2010. Esta terrible enfermedad que soportaba el preso político, naturalmente empeoró en prisión, y las presiones de organismos de Derechos Humanos sólo obtenían indiferencia por parte del chavismo que gozaba de la situación.
A este veloz recorrido por el legado político de Hugo Chávez, debemos agregar que su gobierno ha sido considerado el más corrupto de toda América Latina por el prestigioso ranking que hacen los expertos de Transparencia Internacional. Es de conocimiento público la fortuna que han hecho los políticos del “socialismo del Siglo XXI” y sus amigos (conocidos como “boliburgueses”), incluyendo al mismísimo difunto y a su familia por supuesto. La Venezuela bolivariana también ocupa el último puesto del Índice de Desarrollo Democrático de América Latina (2012), que si bien no incluye a Cuba en su ponderación, habla a las claras del proceso dictatorial que introdujo Hugo Chávez en el país de Bolívar, a pesar de su origen electoral.
En términos económicos, murió un pésimo administrador que, más preocupado por repartir prebendas y desarrollar su sistema clientelar, descuidó una inédita posibilidad que tuvo Venezuela de modificar su ineficiente estructura económica. Esta posibilidad estuvo dada por la exponencial alza del precio internacional del petróleo, que es prácticamente lo único que exportan los venezolanos. El día que Chávez ganó las elecciones, el barril de petróleo costaba 9 dólares; en 2011 ya estaba en 160 dólares. Estamos hablando de un incremento de casi el 1800% de aquello que representa el 96% del ingreso por exportaciones del país. En 14 años de gobierno chavista, se estima que ingresaron 980.000 millones de dólares por petróleo (de los cuales varios millones se usaron para financiar la dictadura castrista y organizaciones terroristas como las FARC) gracias a factores que nada tienen que ver con la habilidad en el manejo de la economía, sino con una coyuntura internacional dada. Si aquel número no le dice mucho, considere que Estados Unidos destinó en su Plan Marshall para la recuperación de 18 países, la suma de 12.741 millones de dólares.
Sin embargo, y a pesar de este inédito viento de cola, Venezuela continúa desindustrializada, en permanente crisis energética, importando prácticamente todo de afuera, y padeciendo una inflación que está entre las más destructivas del mundo casi llegando al 30%.
En los últimos años han cerrado más de 107.000 empresas, que constituyen un 15% del total. Y es que la libertad económica en Venezuela ha sido coartada casi al extremo. El último informe anual de Libertad Económica en el Mundo, del prestigioso Fraser Institute, señala que los venezolanos tienen el país menos libre de las 144 naciones computadas. En el Índice 2013 de Libertad Económica de la Heritage Foundation, Venezuela aparece en el puesto 174 sobre 176 países considerados. Junto a Cuba, el país de Hugo Chávez es el de menor seguridad jurídica de todo el continente y, por lo tanto, el peor para invertir.
En términos sociales finalmente, murió un belicista que, mientras militarizaba a la población, introducía la discordia y la división social. Arguyendo descabelladas hipótesis de conflicto como una “guerra asimétrica” contra los Estados Unidos, Hugo Chávez armó y entrenó a más de 25.000 milicianos irregulares en una suerte de escuadrón de la muerte llamado “Guardia Territorial”. Además, conformó los “Movimientos Bolivarianos Revolucionarios” que, con una impronta casi guerrillera, controlan los barrios al estilo de los “Comandos de Defensa de la Revolución” de Fidel Castro. Todo esto, sin contar la reserva militar de 500.000 civiles dispuestos a enfrentarse contra “el imperialismo” (conflicto armado que sólo estaba en las esquizofrénicas neuronas del dictador bolivariano) que anunció allá por 2005, o la militarización de niños en las llamadas “guerrillas comunicacionales”.
Semejante militarización irregular, división social y fanatismo político, hacen hoy de Venezuela uno de los países más inseguros del mundo, con una tasa de 73 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Murió Hugo Chávez. Recordémoslo como verdaderamente fue: políticamente, un enemigo de la democracia que consiguió destruirla desde su interior; económicamente, un pésimo administrador con suerte que desperdició una posibilidad inédita de desarrollar a Venezuela; y socialmente, un militarista desquiciado que quiso pergeñar un Estado policíaco en permanente paranoia, y acabó fragmentando a toda una sociedad que ahora, sin el caudillo, armada y fanatizada, espera por tiempos más violentos aún.
@agustinlaje
agustin_laje@hotmail.com

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RICHARD CASANOVA, NECROFILIA CHAVISTA

Durante años hemos vivido en un eterno chantaje: quien cuestione al gobierno es parte de la derecha, oligarca o lacayo del imperio. Los corruptos mas voraces de la historia  acusan de delitos similares a una oposición que no administra recursos públicos. Entregaron el país a los cubanos y endeudaron la República pero otros son los traidores a la patria. En fin, todo el que piense distinto es un enemigo del pueblo.
Si se hablaba de la posibilidad de que el Jefe de Estado falleciera, era una oposición necrofílica. Y ahora que penosamente tal hecho se ha producido, será un desalmado e irrespetará la memoria del Libertador de América y del mundo, quien se atreva a advertir que han convertido las pompas fúnebres del Presidente en un vulgar acto electoral. Lo irrespetuoso es aprovecharse de esta circunstancia con fines proselitistas y electorales. ¡Esto si es necrofilia!
Poco antes de la presunta hora de su muerte, salieron a sugerir magnicidio con el disparate de que el cáncer fue inoculado por el imperio. Pero fueron ellos quienes -sabiendo su enfermedad- lo forzaron a una fatal campaña electoral y luego, en su proceso de recuperación lo sometían "a 5 horas de trabajo" para apuntalar el ilegítimo ejercicio del poder. Tampoco fue la oposición quien puso al Presidente en manos de los curanderos cubanos.
A este chavismo sin Chávez, desprestigiado y carente de liderazgo, lo único que le interesa es preservar los privilegios y seguir robando. Al poder cubano que los dirige, no le importa Chávez, el futuro del país o los problemas de los venezolanos; solo construir una deidad popular, un mito al cual puedan sacar dividendos electorales y explotar económicamente.  Así que toda esta manipulación hipócrita de los sentimientos y ese llantén de la boliburgesía que hoy dirige el chavismo sin Chávez es -a fin de cuentas- otra operación sicológica del G2 cubano: los mismos que impusieron -hasta en la FAN- una vieja consigna comunista alusiva a la muerte.
Ofrecemos respeto por la memoria del Sr. Presidente y los sentimientos que embargan a sus familiares y seguidores. Pero exigimos lo mismo por la memoria de Simón Bolívar y por Nuestro Señor Jesucristo, ofendidos ambos por comparaciones inaceptables. Respeto a la Constitución, al país y a los próceres que reposan en el Panteón Nacional. No es momento de juzgar al Presidente pero es hora de cambiar, de revelarse ante los chantajes del chavismo sin Chávez, de enfrentar la grosera injerencia cubana, unir a la familia venezolana y reconstruir a la Nación.
@richcasanova

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TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ, DE LO INMEDIATO A LO MEDIATO

El futuro nos reta. Toca a los venezolanos domeñarlo y hacerlo todo posible mediante una aceptación del desafío. Es allí cuando sabremos la verdad que tanto ha sido requerida en este tiempo transitorio.
Cuando termine el período de luto por la muerte del presidente el país retomará el debate arduo, sobre todo por la previsión de convocatoria a nuevas elecciones.
No se trata de incurrir en citas constitucionales. El asunto no es para sesudos juristas ni espléndidos exégetas de la Constitución. Funcionamos sobre los hechos que los órganos del poder público convierten en Derecho o que los voceros del gobierno atribuyen a la voluntad del presidente fallecido más que al cuerpo de normas jurídicas de la república.
No podemos asegurar que las elecciones se celebrarán en 30 días, aunque es obvio que la prontitud del efecto emocional sobre los votos indique ese sentido. En cualquier caso elecciones habrá y está claro que se enfrentarán Nicolás Maduro y Henrique Capriles, con previsibles resultados a favor del primero.
Lo mediato es otra cosa. Implica la sustitución de un liderazgo insustituible, el mantenimiento de una política de asistencia social en difíciles condiciones económicas y una mediocridad evidente en el discurso.
Chavismo sin Chávez habrá. Será protagonista en la política nacional por mucho tiempo. Eso no implica una estabilidad en el ejercicio del gobierno ni la imposibilidad en una evolución del PSUV hacia formas más democráticas de comportamiento.
A mediano plazo volveremos a estar en la disyuntiva marcada por el entendimiento o no de modificación de un lenguaje amenazante y de pasos o no hacia la paz social. También en la aparición de nuevas ofertas sustitutivas en detrimento del fetiche de la “unidad” y de alternativas que convenzan a los venezolanos de la posibilidad de incidir de manera mucho coherente en la inclusión social.
Entramos, entonces, en lo inmediato, en una ratificación de la continuidad chavista en el poder cuya estabilidad en funciones está por verse, lo que incluirá una evolución en el seno mismo de las Fuerzas Armadas y de la paciencia popular. Lo que quiero precisar es que el destino venezolano no está claro en lo inmediato y muchísimo menos en lo mediato.
En política se puede intuir, se puede llegar a una visión del futuro y hasta prever las convulsiones del cuerpo social, pero jamás se puede olvidar eso que se llama imprevisto. 
Mucho más complejo es determinar la evolución cultural de ese cuerpo social, uno que, especialmente en su clase media, ha dado muestras de escasez. Las clases populares tienen al respecto su propia versión, una de inclusión que jamás abandonará, la cual, creemos, debe ser limpiada de populismo y llevada a los parámetros que lo conceptual ya ha precisado con extrema claridad en sus modos y formas de ejecución.
En consecuencia, el futuro mediato de la república resulta una incógnita, una que sólo la evolución de los acontecimientos nos irá señalando, unos sobre los cuales habrá de ejercerse una acción concientizadora de alto vuelo y de extraordinaria eficacia.
Frente a las eventualidades del futuro cabe recordar nuestras fallas y omisiones, más que de eso que podríamos llamar “institucionalidad política”, del cuerpo social mismo. He recordado de manera insistente que es el cuerpo social el que produce sus dirigentes y que en el siglo XXI es cada vez más obvia la asunción colectiva de la responsabilidad y del destino. 
Seguramente la palabra apropiada es “transición”, porque después de la desaparición de un líder fuerte y carismático como Hugo Chávez, y su sustitución por un liderazgo colectivo y de poder compartido, debe evolucionarse hacia nuevas formas. No obstante, los herederos parecen encerrados en fotocopiar y en repetir, lo que a nuestro entender es una equivocación que incidirá de manera más que negativa en cuanto a la estabilidad política y la paz social.
Es menester una oferta de país, un mensaje de construcción de una república posible, uno que exceda en materia de organización y diseño al mero rescate de los planteamientos clásicos y básicos de la democracia representativa y hable de un cuerpo social organizado sobre las bases del conocimiento y de un ejercicio consciente de la ciudadanía. Es hora de ir hacia la edificación de una democracia del siglo XXI.
El futuro nos reta. Toca a los venezolanos domeñarlo y hacerlo todo posible mediante una aceptación del desafío. Es allí cuando sabremos la verdad que tanto ha sido requerida en este tiempo transitorio.
@teodulolopezm

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CARMEN MUÑOZ, LA HABANA SE JUEGA LA SUPERVIVENCIA DEL RÉGIMEN

Con la muerte de Hugo Chávez, pierde a su «hijo político» y puede verse abocado a otro «periodo especial» como le ocurrió tras la caída de la URSS
Con la muerte del «hijo político» de Fidel Castro, la dictadura cubana no solo pierde a su principal valedor internacional sino que, a medio plazo, puede encontrarse sin el petróleo con que ha mantenido a duras penas una economía al borde de la bancarrota desde la caída de la Unión Soviética en 1991. El régimen castrista ha desempeñado un papel clave durante toda la enfermedad de Hugo Chávez, durante la que se ha llegado a afirmar —sobre todo en su hora final— que decisiones clave del Gobierno venezolano se tomaban con la connivencia de La Habana. Los castristas sabían lo que se jugaban.
Raúl y Fidel Castro se aseguraron antes de que muriera Chávez de que el «delfín» designado fuera el vicepresidente Nicolás Maduro frente a su rival en el chavismo, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, un nacionalista menos predispuesto a «regalar» la riqueza petrolera venezolana. 
El mismo Cabello envió un mensaje a la Casa Blanca, a través de la embajada de Estados Unidos en Caracas, en el que se presentaba como el líder venezolano que ni quiere a los cubanos ni éstos lo desean, frente a un Maduro que tiene el beneplácito de Cuba, según informó ABC desde Washington.
SINTONÍA IDEOLÓGICA Y PERSONAL
La sintonía ideológica y personal que unía a Fidel Castro y Hugo Chávez era tal, que el líder bolivariano prefirió un quirófano cubano frente a una opción rusa o brasileña, al mismo tiempo que se aseguraba de que la gravedad de su enfermedad se guardaba como un secreto de Estado. Es más, Chávez acabó muriendo en Cuba, según confirmaron a este diario fuentes próximas a su equipo médico.
«CHÁVEZ SINTIÓ EN SU CARNE NUESTROS PROBLEMAS E HIZO CUANTO PUDO CON GENEROSIDAD»
El régimen cubano sabía muy bien a qué se refería e insinuaba sus temores cuando reaccionó a la muerte de Chávez con la frase «sintió en su carne nuestras dificultades y problemas, e hizo cuanto pudo con extraordinaria generosidad, especialmente en los años más duros del periodo especial (tras el fin de los subsidios soviéticos)». 
En el año 2000, Chávez se com prometió a suministrar a Cuba unos 100.000 barriles de petróleo diarios en condiciones preferentes, lo que representa el 60 por ciento de sus necesidades energéticas. A su vez, más de 40.000 profesionales cubanos, la mayoría del sector sanitario, apoyan los proyectos sociales del chavismo, lo que supone el ingreso de más de 6.000 millones de dólares anuales en las arcas cubanas.
Archivo Cuba, una organización sin ánimo de lucro con sede en EE.UU., tiene registrada la «acelerada expansión» de estos «soldados de la revolución o trabajadores exportables esclavos» en Venezuela: de 250 sanitarios en 2002 pasó a unos 30.000 entre 2008-2012 (de 15.000 a 17.000 eran médicos). 
María Werlau, directora de Archivo Cuba, denunciaba hace poco a ABC cómo las misiones médicas internacionales de Cuba han contribuido a la duración de la dictadura instaurada en 1959. «Le proporcionan recursos financieros en moneda dura y, al mismo tiempo, influencia política y simpatía a nivel internacional», señalaba Werlau.
Con el petróleo venezolano, los Castro han prolongado una década más su dictadura, con la puesta en marcha solo de reformas económicas de limitado alcance. Sin el maná que Chávez utilizó hábilmente como arma política, la apertura total en Cuba será cada vez más inevitable.
@cmunozcamos.

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DIARIO LA NACIÓN, EDITORIAL, VENEZUELA Y AMÉRICA LATINA, DESPUÉS DE CHÁVEZ, FUENTE TABANO INFORMA,


LA NACIÓN - 07-MAR-13 - OPINIÓN
http://www.lanacion.com.ar/1560823-venezuela-y-america-latina-despues-de-chavez
EDITORIAL I
VENEZUELA Y AMÉRICA LATINA, DESPUÉS DE CHÁVEZ
Es de desear que la serenidad y la autocrítica conduzcan a una sociedad desgarrada por el autoritarismo hacia la recuperación de libertades cercenadas
Tras nada menos que 14 años al frente de la presidencia venezolana y de muchos meses tratando de aferrarse conmovedoramente a la vida, ha fallecido Hugo Chávez . Desaparece un líder casi excluyente de la izquierda regional, tan populista como mesiánico, con rasgos evidentemente autoritarios, cuya gestión, apoyada en su fuerte carisma personal y en el petróleo, distó de ser indiferente hacia sectores de la sociedad que vivían en la más absoluta marginalidad, pero generó un profundo retroceso en materia de libertades públicas, que se asemejó a lo peor del régimen castrista y fue exportado a otros países de América latina.
Chávez se apoyó permanentemente en los recursos financieros derivados de la inmensa riqueza hidrocarburífera de Venezuela, que manejó a su antojo. Pero fue incapaz de alentar el desarrollo de otras industrias, al tiempo que el estatismo y el intervencionismo de su gobierno ahogaron a la economía nacional, afectaron negativamente la producción agrícola, aumentaron el índice de escasez alimentaria, abrieron la puerta a un festival de expropiaciones de empresas privadas y alentaron un proceso inflacionario crónico.
Sus propuestas políticas resultaron una provocación constante en dirección al cambio . En eso tal vez radique su inocultable e innegable impacto, dentro y fuera de Venezuela. Y también el fervor y la devoción que originó en muchos de aquellos que, hasta su llegada, estuvieron encerrados por el muro de silencio que provoca la indiferencia social respecto de quienes, desgraciadamente, viven en la precariedad.
En la región, Chávez logró contagiar a líderes de un grupo de países que adoptaron sumisamente su visión del mundo y algunas de sus políticas, dividiendo profundamente a América latina. Más aún, enfrentando a los latinoamericanos entre sí.
Por la muerte de Chávez no puede silenciarse que ese grupo de países es, precisamente, el que más ha erosionado a las instituciones democráticas en toda nuestra región. En ellos el poder se concentra fuertemente en manos del Ejecutivo, como nunca hasta ahora. Los equilibrios y balances propios de la democracia -como barrera a los abusos de poder que configuran- se transformaron, en ese particular espacio, en una verdadera molestia. Precisamente por lo que ellos significan: la existencia de un límite cierto al autoritarismo y a la arbitrariedad. Las legislaturas suelen ser allí apenas un sello de goma del andar que dicta el Ejecutivo. Y también es donde más se han lastimado la independencia y la imparcialidad de los jueces, característica esencial de las repúblicas democráticas.
Un capítulo aparte merece el nulo respeto por la libertad de prensa que caracterizó al chavismo y que, en reiteradas oportunidades, hemos puntualizado en esta columna editorial. La construcción de una red de medios oficiales y paraoficiales; el escandaloso cierre de populares canales de televisión, como RCTV; las recurrentes presiones y amenazas al resto de las cadenas privadas; la creación de una red de diarios oficialistas y la asfixia económica a los medios gráficos independientes; la prohibición al periodismo de informar determinados contenidos, tales como la cotización del dólar en el mercado marginal, y otras persecuciones y agresiones a hombres de prensa y dueños de medios no chavistas, dan cuenta de la política de opresión que pesa sobre la sociedad venezolana.
En la visión del chavismo, el aislamiento internacional, junto con la vieja prédica setentista contra el imperialismo y la oligarquía, es el llamado de la hora. La libertad comercial es, más bien, un peligro por evitar. Y la libertad económica, tan sólo una clara aberración.
Los gobiernos donde la influencia del pensamiento de Chávez es evidente, entre los cuales no puede excluirse al de Cristina Kirchner , no apuestan a las oportunidades que derivan de la globalización de los mercados. Se encierran en sí mismos. Peor aún, se alejan del mundo democrático y, al mismo tiempo, se acercan a regímenes totalitarios, como el de Irán, el ahora inesperado socio estratégico de algunos gobiernantes de la región, en su momento elegido por Chávez.
Para Venezuela, ésta es ciertamente una hora de dolor profundo para muchos. Cabe acompañarlos en su tristeza. Pero no puede dejar de advertirse que, como consecuencia de lo sucedido, surge la importante oportunidad que para todos los venezolanos supone la posibilidad de recuperar las instituciones de la democracia y el espacio de libertad que hoy muchos de ellos añoran.
La hora, sin embargo, llama a promover prioritariamente la unión nacional y el reencuentro entre los venezolanos, una tarea por cierto compleja en una sociedad que ha sido fracturada por los resentimientos.
La oposición venezolana permanece unida, pero ha quedado sumamente debilitada luego de su derrota, en octubre pasado. El oficialismo, por su parte, ha perdido a una figura que luce casi irreemplazable por su desafiante carisma y su inagotable capacidad de acción. Además, la elección presidencial que se aproxima deberá convocarse cuando todavía muchos venezolanos quizá no hayan advertido -en toda su muy dura dimensión- la fuerte pérdida de calidad de vida que para ellos supondrá la reciente maxidevaluación de su moneda, una clara evidencia del rotundo fracaso del dirigismo económico de la administración chavista.
Por eso, la atención de la región y de parte del mundo estará puesta, en los próximos meses, en este país, para el que cabe desear que la serenidad y la autocrítica conduzcan, lentamente y sin desbordes, hacia un ordenado proceso de cambio, que privilegie la recuperación de las libertades cercenadas, el diálogo y el fin de un autoritarismo que ha desgarrado a la sociedad.
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DANNY RAMIREZ, ANTE MUERTE DE HUGO CHÁVEZ NOS PREGUNTAMOS: ¿POR QUÉ MINTIÓ MADURO?

Mi Abuelo Bernabé  Molina, decía en su sabiduría popular  “para morir lo único que hace falta es estar vivo”,  frase muy cierta ante la realidad de ser un ser humano, ayer después de escuchar la noticia de la muerte del presidente, pensé mucho en mi Abuelo, en mis Padres y en todos mis familiares que ya se fueron al otro mundo, también pensé mucho en Venezuela y en cómo iba a preparar este artículo sobre los hechos actuales,  en esos torrentes de pensamientos muchas ideas cruzaron por mi cabeza, estuve  recordando las declaraciones del Sr. Villegas, sus partes médicos, los anuncios de Nicolás  Maduro así como las innumerables declaraciones de toda la camarilla revolucionaria  y todo me llevo a una sola Pregunta ¿Por qué mintió Maduro?
Creo con mucha sinceridad  que esa pregunta se va a convertir en un cangrejo político, porque estoy seguro que nadie va a investigar nada, ayer decía en su rueda de prensa de horas de la mana: que el enemigo natural de la patria  le había inoculado  el cáncer al  Presidente fallecido,  yo comente por Twitter que tal vez tenía razón: la República de  Cuba,  que ha intentado invadir la Nacion desde siempre, que ha atentado contra nuestra soberanía,  que atentó contra nuestra democracia,  que ha robado miles de millones de barriles de Petróleo,  que ha infiltrado la nación con su aparato  de inteligencia, Este imperio pudiera ser el culpable del magnicidio Venezolano. nunca lo sabremos.
Volviendo al tema,  es importante aclarar el panorama porque según nos decían:  el presidente estaba trabajando, se recuperaba, tenía mejoría, ya caminaba, tenía jornada de trabajo de cinco horas, estaba tomando  decisiones importantes como la devaluación, el cambio de ministros, entre otras  ayer a muchos nos sorprendió la noticia en especial a sus seguidores.  Aunque para morir como decía mi Abuelo solo se necesita estar vivo y nosotros los venezolanos desconocemos desde cuando Hugo Chávez no está vivo,  porque hemos estado siendo engañados desde hace tiempo.
Entonces ante este panorama viene de nuevo la pregunta: ¿Por qué mintió Maduro?  ¿Qué buscaba? ¿Quiénes diseñaron esa trama? ¿Con qué intenciones? Para todas estas preguntas seguramente cada venezolano tiene sus  respuestas,  claro  está en mi caso como venezolano tengo las mías:  Nicolás Maduro le mintió a la Nación y sobre todo a los partidarios y  seguidores de Chávez  para intentar mantenerse en  el gobierno, busca sostener una hegemonía partidista y canalizar el odio hacia un enemigo  invisible culpable de la desaparición física del líder de su partido,  evitando así que la oposición crezca, esta estrategia diseñada desde la Habana con la participación de los cómplices que dependen de las ayudas petroleras de  Venezuela  se hizo con  la intenciones de mantener  a la oligarquía  boliburguesa y sus privilegios económicos. Podemos decir que esto es una conspiración contra la nación.
Allí les dejo esas reflexiones,  le pido a mis amigos y compañeros que conserven  la calma,  que es hora  de pensar en la nación, de buscar la paz  y abrir las puertas al dialogo, que no nos volvamos locos porque para ser sincero  aparte de la muerte del presidente electo y los días de duelo todo sigue igual, ellos tienen la mayoría en la Asamblea Nacional, en el Tribunal Supremo de Justicia, controlan el CNE y el Poder Moral, sus grupos paramilitares siguen activos, así que compañeros no nos volvamos locos, no caigamos en el juego de los rumores, ni nos hagamos ecos de manifestaciones de calle y protestas sin sentido,  es la hora de pensar en Venezuela.
Como acción democratitas, somos responsables de defender la democracia y  retomar el hilo constitucional, les recuerdo nuevamente Venezuela necesita nuestra guía, no podemos lanzar al país por un barranco,  con  aventuras políticas, necesitamos  sindéresis y calma. La patria nos necesita en este momento de tanta incertidumbre, donde la muerte de un ciudadano que ocupaba la Presidencia de la Republica no cambio el panorama  del país, la delincuencia sigue igual, el desempleo, la falta de vivienda y todos los males incubados en estos catorce años de gobierno siguen allí  presentes, no murieron, no serán sepultados y nosotros como herederos del Padre de la Democracia debemos ofrecerle a la nación soluciones a sus problemas, canalizando la lucha política en defensa de la constitución pero sin olvidar la lucha social en cada comunidad, pueblo, Municipio, Estado porque brindarle al país una mejor calidad de vida es brindarle su sueño Una Venezuela Libre y de los Venezolanos.
E-Mail: ramdanny@gmail.com
Twitter: @dannnydeward

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