sábado, 28 de diciembre de 2013

SIMON GARCIA, PLURALIDAD, UNI0N Y BIENESTAR, EL LUGAR COMÚN

Esta epoca de fin de año, llena de resonancia espiritual y religiosa, es propicia para el trato amigable, la actitud generosa y la reconciliación. Ello se manifiesta en los ámbitos de la vida privada y en el espacio más abierto de las relaciones familiares. Son días de reflexión, regocijo y definición de nuevos buenos propósitos.También la vida pública suele adquirir un cierto sogiego, incluso en actividades sociales tan ordinariamente agresivas como la política y la guerra. En la una y la otra, que son dos formas distintas de competencia  por el poder, la navidad se asocia a oportunidad para el encuentro civilizado entre los contendores o para el cese de la refriega bélica.

Sin muchas luces ni arbolitos de navidad, con pocos estrenos de gaitas y un compensatorio CD de aguinaldos de Gaélica,  en medio de un anémico clima festivo, el espírtu de la navidad se asomó vagamente con la invitación del gobierno nacional a los Alcaldes electos con la tarjeta de la MUD. Una iniciativa que  vale mucho, al margen de la desconfianza que hace saltar a los picados de culebra ante tan sorpresivo bejuco.
Su importancia es directamente proporcional a la evaluación que tengamos sobre los efectos nocivos que cultural y socialmente ha provocado la más enconada división de nuestra sociedad desde la Guerra Federal. 
El choque de las emociones comenzó por destruír amistades, separar familias y puso un cuchillo entre los dientes a gente de ordinario tranquila, trasmutada en ardorosos defensores de una concepción unilateral de la patria. 
Un conflicto en torno a ella que se ha trasvasado a otros comportamientos y que ha terminado por desconyuntar a la sociedad, pues cada quien jala para su versión sin admitir que puedan tener y hacer que coexistan democráticamente, divergentes visiones sobre lo que es hoy y lo que debe ser mañana la casa común que termina por ser toda patria.
En medio de la tregua algunos, que ven los resultados electorales como su botella media llena, buscan estímulos ideológicos para mantener encendido su volcán de odios. Pero a quienes fuimos a votar en contraposición a las políticas del Estado nos corresponde, porque nos jugamos la vigencia de la pluralidad que defendemos, asumir el diálogo con disposición activa y constructiva. No sólo para buscar un área de convenimientos mínimos entre el gobierno y la Alcaldías, sino para tender la mano a los otros millones de venezolanos que dieron su respaldo a los candidatos propuestos por el PSUV.
Para encontrarnos con ellos es importante aceptar lo que hay de verdad en sus razones y en sus demandas.  Tal vez aprendiendo a oirlos y a manejar positivamente nuestras discrepancias podamos entender por qué nuestra botella, a la luz de los comicios municipales, está otra vez medio vacía.
No hay que disculparse por dialogar. Todos los que quieran, desde el progresismo, trabajar por la unión entre los venezolanos tienen que hacer política sin dejarse llevar a ejercerla como un sucedáneo de la guerra, donde el que piensa distinto es tenido por traidor y enemigo. Dialogamos porque no validams el apartheid hacia los que defienden el proceso revolucionario y porque la unidad nacional es un bien público necesario para evitar que el país se vaya a pique. Dialogamos porque los venezolanos rojos rojitos, tengan o no el gobierno,  son y serán importantes para asegurar  el bienestar político y social de todos. Así que, ¿por qué temer el diálogo y las posibilidades de empeños comunes que tanto hemos exigido?
Lo más importante es que la sensación de que seguir la peleadera es arar en el mar, es compartida cada vez por mayor número de venezolanos en uno y otro lado. La existencia de radicales, también en uno y otro lado, aporta el señalamiento y el debate sobre objetivos máximos; pero siempre arrastra el inconveniente de apelar a medios inviables o que sencillamente conducen precipitadamente a aislarse de la mayoría. Pero los radicales son consustanciales a la diversidad y hay que confrontarse dialogalmente también con ellos.
Nada perdemos en dedicar estos días festivos a sembrar entre nuestros amigos, de allá y de acá, las semillas del pluralismo y de la reconciliación. Hacerlo con la confianza de que habrán de venir tiempos de regocijo compartido y de mayores coincidencias desde proyectos políticos obligados a competir por un modelo de bienestar sin abandonar la sabrosa experiencia humana de la convivencia. Hacerlo, sobre todo, porque el 2014 se nos viene encima con rostro duro y amenazas de resaca.
Simon García
simongar48@gmail.com   
@garciasim

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.