Ese
lunes, el bombillo que queda exactamente sobre mi cabeza y que alumbra mi
computadora, empezó a pestañar como si una mujer de la mala vida me estuviese
picando el ojo, en una esquina y la luz
parecía que estaba bailando merengue en un extraño vaivén. Lo primero, que pensé fue en apagar la
computadora, pero no lo hice porque está bien protegida con niveladores de
voltaje y otros aparatos sofisticados comprados en el imperio estadounidense,
en rebaja.
Sin
embargo, me levanté inmediatamente y
apagué el televisor y algunos bombillos porque se han visto casos de bombillos
que explotan por esos cambios eléctricos. Entonces, como a los 10 minutos se
fue la electricidad como si fuera un viento que pasea a su albedrío por el
espectro y se escapa vertiginosamente, sin dejar rastros.
Pensaba
que el apagón revolucionario era local, como siempre pasa cuando cae un
aguacerito desde hace como 15 años,-aunque luego, nos enteramos que solo fue en
19 estados del país-, entonces, me asomé al balcón y pude ver a Caracas a
oscuras de este a oeste. Solo los vehículos que transitaban por la Av Boyacá,
mantenían un río de lucecitas constantes como un ferrocarril inmenso.
Allí
me encontraba, recordando los apagones de mediados de la década de los años
sesenta, en el barrio donde vivía de niño y donde el cableado público era una
maraña terrible, peligrosa, desordenada, que llevaba electricidad a las casas
-,cuando un vecino se me acercó y me dijo que fue en plena cadena nacional con
Maduro hablando …-“y yo me dije: hablando panfletariamente en una de sus jergas
interminables como si estuviera mascando chicle”-.
“-Pudo
haber sido una iguana con hambre en alguna parte-le dije a mi vecino-; tal vez
un rabipelado juguetón mordisqueando un cable de alta tensión, o quizás-puede
ser-, alguna defecación abundante de zamuros amañados encima de un poste”.
Pero,
mi vecino –que es un funcionario revolucionario, que trabaja en la Alcaldía-,
me dijo: “No vecino. Es evidente que esto es sabotaje, para perjudicar la
imagen del gobierno, antes de las elecciones municipales; algún infiltrado en
la empresa eléctrica que está dañando la infraestructura para que la gente no
vote por los candidatos oficialistas”.
Entonces, ¿Usted cree que este apagoncito, es
un asunto político, cuando el sistema eléctrico nacional está militarizado
desde el último apagón de septiembre 2013?-le pregunté directamente, poniendo
mi cara de musiú bien administrada-. Y él me respondió sin vacilar: “-Si
vecino. Esa es la mesa de la unidad, saboteando, porque sabe que no puede con
el gobierno”.
Como
a la hora, vimos como los barrios de Petare comenzaron a iluminarse; luego se
encendieron las luces del oeste, y luego, nos llegó la luz a nosotros en el
norte caraqueño. Prendimos la TV., para saber qué decía VTV y allí estaba el
Ministro de Corpoelec diciendo “…que era un apagón muy sospechoso, extraño…y
que procederían a investigar el caso, dirigiendo la hipótesis del sabotaje.”
Entonces, pensé, que mi vecino como que tenía razón, en este mundo de guerra
fría, guerra económica, sabotajes y contra sabotajes, como si fuera una
película de James Bond, en aquellos tiempos de americanos de la CIA defendiendo
al mundo de unos rusos y alemanes, pendientes de robar secretos y sabotear al
capitalismo.”
Luis
Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
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