La reunión
de Nicolás Maduro con los alcaldes electos por la Alternativa Democrática no sólo ha
bajado la crispación política, sino también a la formación de diversas
opiniones y especulaciones, desde quienes piensan que se trata de una manipulación del Presidente para buscar su
reconocimiento como tal, electo el pasado 8 de diciembre, hasta
quienes piensan que ante la situación crítica que atraviesa el país y sobre
todo la gravedad que se presentará en 2014 en la economía nacional, el diálogo se puede prolongar por tiempo
indeterminado.
Hay
que admitir que más o menos el cincuenta por ciento que se asignan los
principales actores políticos, no puede solucionar por separado los más
ingentes problemas que agobian a la economía nacional y sus efectos en la vida
social y política que tiene prácticamente
paralizada toda la nación. Si no hay desarrollo económico sustentable,
seguiremos dependiendo de la renta petrolera para importar los bienes y
servicios requeridos para alimentar y darle empleo a la mayoría de los
venezolanos, especialmente a los más
pobres, que seguirán subsistiendo de dádivas
oficiales, que además de no proporcionarles un mejor nivel de vida
material permanente, los degrada moral y humanamente.
Problemas como la inseguridad, que el
gobierno ha tratado de resolverlo unilateralmente, ha quedado demostrado que
ni utilizando a la Fuerza Armada es factible darle solución. En cambio donde
se ha producido alguna coordinación entre las autoridades nacionales,
regionales y locales, los niveles de los delitos se han reducido, si bien no
solucionados totalmente. Este ejemplo es una demostración de que el acuerdo
transitorio entre las partes involucradas, es viable, cuando algunos
funcionarios conscientes de la problemática, abordan conjuntamente problemas que afectan a toda la
población.
MENSAJE
A LOS ALCALDES
Aunque debiera ser del conocimiento de todos
por alcaldes, gobernadores e incluso del Presidente de la República, por la
cercanía de nuestros países y por la globalización de la información y la
comunicación, desde Bogotá considero de interés expresarles una breve
experiencia adquirida en conversación con algunos trabajadores del volante
Aunque debiera ser del conocimiento de todos
por alcaldes, gobernadores e incluso del Presidente de la República, por la
cercanía de nuestros países y por la globalización de la información y la
comunicación, desde Bogotá considero de interés expresarles una breve
experiencia adquirida en conversación con algunos trabajadores del volante,
empleados de hotel y ciudadanos de a pie en las principales calles de esta
capital, acerca de la transformación de una de las ciudades más inseguras del
mundo en una urbe por la que se puede transitar con absoluta confianza en la
honradez de las personas y de la policía.
Si logran una entrevista con el alcalde mayor
o con cualquiera de los 22 alcaldes menores de la ciudad -así los denominan
aquí- seguramente será mucho más técnica y fructífera, pero no es
imprescindible. Cuando usted desciende del avión inmediatamente percibe la
decencia y la vocación de servicio del personal que lo atiende, y cuando aborda
el taxi, el conductor se presenta, le da la bienvenida y le comunica que usted
ha llegado a una ciudad en la que podrá disfrutar de la mejor atención posible
de todos sus habitantes, con algunas excepciones, desde luego, producto del
terrorismo y del narcotráfico, lacras sociales que la política de seguridad
democrática del presidente Santos combate con mucha eficacia. Y cuando usted le
pregunta cómo se produjo esta transformación, le habla de la labor cumplida por
sus últimos 4 alcaldes mayores y menores que comenzó con la concientización del
ciudadano -de nosotros mismos, le dice orgulloso- para cumplir con la
Constitución y las leyes, rechazar todo tipo de corruptela y ser un colombiano
digno de confianza.
Pero no es todo, cualquier ciudadano le puede
agregar que se reprimió duramente el crimen, se mejoró el transporte colectivo
creando la parada pico y placa y un servicio masivo conocido como Transmilenio,
ambas medidas intentadas en Caracas, pero abortadas por diferentes razones. Y
algo demasiado importante, a los policías se les triplicó el sueldo y fueron
reeducados como servidores públicos, ciudadanos de gran autoestima. Los
intentos de corrupción a funcionarios públicos son sancionados con severas multas
y arrestos. La policía es reforzada con la presencia de soldados entrenados
para garantizar la seguridad ciudadano y un mejor nivel de vida.
En síntesis, ciudadanos alcaldes, si no lo
han hecho, como lo anunció el alcalde metropolitano, Antonio Ledezma, programen
una corta visita a Bogotá.
Juan Páez Ávila
jpaezavila@gmail.com
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