En una Venezuela dividida en dos grandes
mitades que expresan sus simpatías por el oficialismo y la oposición, lo que
está planteado es un diálogo civilizado y no
una matazón entre nosotros.
Como sucede en Colombia, en política el
diálogo se establece entre factores de poder, que generalmente tienen profundas diferencias ideológicas en cuanto a la conducción del Estado, con la
finalidad de normalizar la vida política, económica y social de la nación. Por
eso el diálogo se adelanta en Cuba entre
representantes del gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y las FARC,
previo acuerdo de que el mismo tiene como objetivo buscar y encontrar la paz
definitiva en el vecino país. Y por lo que traducen las últimas informaciones
de ambos contendientes, todo parece indicar que el vecino país se aproxima a
una definitiva solución de paz y reconciliación
En
nuestro país, afortunadamente no estamos en guerra, no obstante peligrosas
manifestaciones de violencia en los
barrios populares entre bandas armadas de diferentes signos, aunque con
predominio del hampa común que también amenaza a la clase media y a toda la
población. Sin embargo existe un estado de permanente violación de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, que en nuestra opinión requiere un diálogo de interés nacional, para
restablecer el Estado de Derecho.
Y
aunque como se dice en corrillos políticos, Maduro es el candidato de los
hermanos Castro y en esa decisión del Presidente Chávez pudo haber estado
metida la mano y el pensamiento de los comandantes cubanos, lo que más nos
importa a los venezolanos es evitar una confrontación violenta, que traería
como consecuencia un empeoramiento de la situación económica y social que
actualmente atraviesa el país, la ruina total que nos costaría años recuperar.
Y
aunque el Presidente de la República llamó a un diálogo nacional, a los
alcaldes que resulten electos el 8 de diciembre, sería importante que el
gobierno diera algunos pasos para se
produzca la liberación de los presos políticos y el regreso de los exiliados.
La navidad es una fecha apropiada para satisfacer la aspiración de muchas
familias venezolanas de recibir en sus hogares a sus seres queridos, que están
tras las rejas o en el ostracismo.
Por tales y muchas otras razones que no es posible
exponer en un artículo periodístico, para evitar males mayores resulta
imprescindible, en nuestra opinión,
iniciar cuanto antes un diálogo constitucional, entre representantes del
gobierno y de la oposición, para restablecer el Estado de Derecho. Para ello es
necesario dejar de lado a los talibanes y extremistas del oficialismo y de la
oposición, que desde posiciones muy
cómodas, por lo general exclusivamente teóricas, pidiéndoles a los
líderes que conducen la administración pública y la lucha por un cambio
democrático, que radicalicen sus enfrentamientos. Cualquiera haya sido el
resultado de las elecciones del 8 de diciembre, los demócratas debemos seguir
indisolublemente vinculados y apegados al texto de la Constitución Nacional de
la República Bolivariana, tal como lo han planteado los principales líderes de
la Alternativa Democrática. Toda solución que se plantee, debe estar enmarcada
en el texto de la Carta Magna.
Es fundamental que el diálogo aborde los
principales derechos individuales y sociales que establece la Constitución
Nacional, empezando por el de la vida de los venezolanos, para lo cual es
necesario un acuerdo para enfrentar al hampa desbordada y garantizar al máximo
la seguridad de los ciudadanos. Concomitante con el derecho a la vida está el
respeto a los Derechos Humanos, ampliamente explicados en la Carta Magna. El
derecho a la libertad de expresión y de información como garantía de todo
régimen democrático.
La justicia individual y social es otro de
los mandatos constitucionales que debe formar parte del diálogo nacional, para
garantizar la igualdad ante la Ley y el debido proceso. La responsabilidad
social tanto de los individuos como del Estado y de las empresas privadas, que
conduzca a la solidaridad de los venezolanos y al estricto cumplimiento del
Ordenamiento Jurídico.
La consolidación del pluralismo político y el
compromiso del ejercicio de una ética ciudadana, que una al gobierno y a la
oposición en el combate a la corrupción administrativa. Enfrentar conjuntamente
la crisis económica con el claro objetivo de encontrar un rumbo de progreso
y empleo que beneficie a la mayoría de
la población.
Finalmente pensamos que es la hora de la
sensatez, repensemos el presente y el futuro de la nación, para evitar caer en
el caos y en la violencia.
Juan Paez
jpaezavila@gmail.com
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