viernes, 6 de diciembre de 2013

JUAN PÁEZ ÁVILA, DIÁLOGO Y RECONCILIACIÓN

En una Venezuela dividida en dos grandes mitades que expresan sus simpatías por el oficialismo y la oposición, lo que está planteado es un diálogo civilizado y no  una matazón entre nosotros.
Como sucede en Colombia, en política el diálogo se establece entre factores de poder, que generalmente  tienen profundas diferencias ideológicas  en cuanto a la conducción del Estado, con la finalidad de normalizar la vida política, económica y social de la nación. Por eso el  diálogo se adelanta en Cuba entre representantes del gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y las FARC, previo acuerdo de que el mismo tiene como objetivo buscar y encontrar la paz definitiva en el vecino país. Y por lo que traducen las últimas informaciones de ambos contendientes, todo parece indicar que el vecino país se aproxima a una definitiva solución de paz y reconciliación
         En nuestro país, afortunadamente no estamos en guerra, no obstante peligrosas manifestaciones  de violencia en los barrios populares entre bandas armadas de diferentes signos, aunque con predominio del hampa común que también amenaza a la clase media y a toda la población. Sin embargo existe un estado de permanente violación de la  Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que en nuestra opinión requiere un diálogo de interés nacional, para restablecer el Estado de Derecho.
         Y aunque como se dice en corrillos políticos, Maduro es el candidato de los hermanos Castro y en esa decisión del Presidente Chávez pudo haber estado metida la mano y el pensamiento de los comandantes cubanos, lo que más nos importa a los venezolanos es evitar una confrontación violenta, que traería como consecuencia un empeoramiento de la situación económica y social que actualmente atraviesa el país, la ruina total que nos costaría años recuperar.
         Y aunque el Presidente de la República llamó a un diálogo nacional, a los alcaldes que resulten electos el 8 de diciembre, sería importante que el gobierno  diera algunos pasos para se produzca la liberación de los presos políticos y el regreso de los exiliados. La navidad es una fecha apropiada para satisfacer la aspiración de muchas familias venezolanas de recibir en sus hogares a sus seres queridos, que están tras las rejas o en el ostracismo.
Por tales y muchas otras razones que no es posible exponer en un artículo periodístico, para evitar males mayores resulta imprescindible, en nuestra opinión,  iniciar cuanto antes un diálogo constitucional, entre representantes del gobierno y de la oposición, para restablecer el Estado de Derecho. Para ello es necesario dejar de lado a los talibanes y extremistas del oficialismo y de la oposición, que desde posiciones muy  cómodas, por lo general exclusivamente teóricas, pidiéndoles a los líderes que conducen la administración pública y la lucha por un cambio democrático, que radicalicen sus enfrentamientos. Cualquiera haya sido el resultado de las elecciones del 8 de diciembre, los demócratas debemos seguir indisolublemente vinculados y apegados al texto de la Constitución Nacional de la República Bolivariana, tal como lo han planteado los principales líderes de la Alternativa Democrática. Toda solución que se plantee, debe estar enmarcada en el texto de la Carta Magna.
Es fundamental que el diálogo aborde los principales derechos individuales y sociales que establece la Constitución Nacional, empezando por el de la vida de los venezolanos, para lo cual es necesario un acuerdo para enfrentar al hampa desbordada y garantizar al máximo la seguridad de los ciudadanos. Concomitante con el derecho a la vida está el respeto a los Derechos Humanos, ampliamente explicados en la Carta Magna. El derecho a la libertad de expresión y de información como garantía de todo régimen democrático.
La justicia individual y social es otro de los mandatos constitucionales que debe formar parte del diálogo nacional, para garantizar la igualdad ante la Ley y el debido proceso. La responsabilidad social tanto de los individuos como del Estado y de las empresas privadas, que conduzca a la solidaridad de los venezolanos y al estricto cumplimiento del Ordenamiento Jurídico.
La consolidación del pluralismo político y el compromiso del ejercicio de una ética ciudadana, que una al gobierno y a la oposición en el combate a la corrupción administrativa. Enfrentar conjuntamente la crisis económica con el claro objetivo de encontrar un rumbo de progreso y  empleo que beneficie a la mayoría de la población.
Finalmente pensamos que es la hora de la sensatez, repensemos el presente y el futuro de la nación, para evitar caer en el caos y en la violencia.
Juan Paez
jpaezavila@gmail.com

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