domingo, 29 de diciembre de 2013

GUSTAVO TOVAR-ARROYO, GRITO DE LIBERTAD…

Al soldado desconocido: “Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios” Simón Bolívar

El himno como rugido: ¿Qué hubiese pasado en Venezuela si el 16 de abril de 2013 en vez de caerle inútilmente a martillazos a unas cacerolas hubiésemos cantado el himno nacional, y más, si lo hubiésemos encarnado?

No sé, nadie lo sabe. Lo único innegable es que al menos hubiésemos sido leales a nuestro gentilicio y a nuestra esencia histórica; al menos habríamos gritado con brío: “¡Abajo cadenas! ¡Muera la opresión!”, nos habríamos rebelado y probablemente no seríamos una nación sometida al infame y vergonzoso control de Cuba.

A veces pienso que nos hemos olvidado del talante y espíritu de nuestro himno. ¿Ustedes no?

Un himno es un grito que emerge desde lo más hondo del Ser de una nación, no sólo para enorgullecerla, sino mucho más: para representarla y glorificarla, cuando se exige. El himno de Venezuela no deja espacio a dudas, es un rugido que caracteriza nuestra bravura y nuestra necesidad de plantarle un coñazo en la jeta al despotismo y a la opresión. ¿O no?

En esta entrega de fin de año me gustaría entonar el himno con ustedes, y más que entonarlo, me gustaría sentirlo, vibrarlo, gritarlo, rugirlo. ¿Me acompañan?. Gloria al bravo pueblo, pero bravo.

Antes de comenzar el canto del himno nacional les pediría, les rogaría, que lo entonemos como un grito muy vivido, que sintamos su ferocidad y seamos los relámpagos humanos (venezolanos) que honran con la voz de su alma a la nación. Les pediría, les rogaría, que hundamos la bandera en nuestro pecho mientras cantamos, que hondeemos el amarillo, azul y rojo, con sus estrellas, en nuestra garganta y que vibremos, a coro, nuestra gloria como pueblo bravo para liberarnos de una vez por todas del vil egoísmo socialista que nos intentan imponer, antes de que triunfe.

Les pediría, les rogaría, que cuando cantemos pensemos en la insolencia del extranjero Fidel Castro que ha profanado el sagrado suelo de la patria con su planta perversa e intenta esclavizarnos con su cinismo comunista.

Comencemos, que piense mientras canta nuestra voz: Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó, la ley respetando, la virtud y honor.

“¡Abajo cadenas!”, gritaba el señor y el pobre en su choza libertad pidió: a este santo nombre tembló de pavor el vil egoísmo que otra vez triunfó.

Gritemos con brío: muera la opresión. Compatriotas fieles, la fuerza es la unión; y desde el empíreo el Supremo Autor un sublime aliento al pueblo infundió.

Unida con lazos que el cielo formó, la América toda existe en Nación; y si el despotismo levanta la voz, seguid el ejemplo que Caracas dio.
Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó, la ley respetando, la virtud y honor.

Castro y sus traidores: Desde 1830 las balas venezolanas han sido usadas para asesinar primariamente a venezolanos. En casi doscientos años de historia republicana sólo en dos ocasiones nuestros ejércitos han disparado contra fuerzas extranjeras enemigas (sí sólo dos): a los cubanos de Fidel Castro y los colombianos de las FARC.

¿Entienden lo que eso significa?

Hugo Chávez, por ejemplo, traidoramente sólo uso las balas de nuestras fuerzas armadas para matar venezolanos. Comenzó el 4 de febrero de 1992, cuando asesinó por la espalda a sus “hermanos del alma” militares, y desde entonces solamente disparó contra compatriotas.

No le bastó con ello, una vez que llegó al poder, además de seguir disparando contra venezolanos, entregó el país a nuestros únicos enemigos históricos: los cubanos, los mismos que habían sido vencidos y mandados para el carajo por nuestros ejércitos en la invasión de Machurucuto en 1967, ocasión en la que nuestras balas repelieron y acribillaron el intentó de Castro -y su traidores venezolanos (muchos de ellos hoy se desempeñan como altos funcionarios de Maduro)- por ocupar nuestro país y apoderarse de nuestras riquezas.

(Cierto es que Chávez no entregó el país a Castro como Maduro, quien ha llegado a extremos impensables).

No es un exabrupto defenderse, ni inhumano ni violento, es la obligación soberana, patriótica y republicana de cualquier ejercito digno (diga lo que diga la MUD o sus martilladores de cacerola) cuando una fuerza extranjera invade e intenta someter a una nación.

Fíjense que ni siquiera menciono que es lo constitucional o lo legal, que lo es sin duda, porque en Venezuela nadie respeta ni la Constitucion ni la ley. Digamos, es lo moral; aunque hasta eso también estemos perdiendo.
En el himno nacional se habla de la unión (de la “unidad”) como una fuerza, en ninguna parte se habla de ella (de la “unidad”) como una “mesa” donde se sientan los timoratos y sus histéricas doñas académicas a beber té canasta.

Si la “mesa” que nos une no es una “fuerza”, si “la fuerza no es la unión” estamos ante una negación de nuestro gentilicio, estamos ante la antípoda de nuestra libertad.

Es decir, si la fuerza no es lo que impulsa nuestra unidad habremos claudicado.

El otro himno:  Para finalizar comparto otro himno, uno que no conocía y que encuentro tan hermoso y urgente como el himno nacional. Me refiero al himno del ejército bolivariano -sí bolivariano de Bolívar no de Castro- de Venezuela.

Deseo entonarlo como parte del mismo rugido liberador que debe sellar el año 2014, con la intensidad sonora de quien lanza un definitivo y urgente grito de libertad.

A coro con el pueblo de Venezuela y con su ejército, para que unamos lazos y no se dispare nunca más contra venezolanos, sino contra los déspotas que nos invaden e intentan someter. A reconocer y cantar:
Adelante marchemos, valientes al combate y al rudo fragor, por la patria, muy altas las frentes, despleguemos pujanza y valor.

Nuestra sangre es la savia del pueblo y en el pueblo se plasma en canción, es la rosa más pura del viento que en la historia da brillo a la acción, En las aguas, el aire y la tierra la victoria es el alba inmortal, si sublime es el triunfo en la guerra preservemos la gloria y la paz.

Y si el brazo extranjero se atreve a infamar de este suelo el honor, antes muerte mil veces nos llegue que rendirnos al torpe invasor, pues de todas las patrias que el cielo diera al hombre en morada de amor, es la nuestra el más hondo desvelo en el sueño de un mundo mejor.
Adelante marchemos, valientes al combate y al rudo fragor, por la patria, muy altas las frentes, despleguemos pujanza y valor.

Y que nuestro grito de libertad en el 2014 anticipe felicidad y prosperidad para Venezuela, a diferencia de Cuba que no las ha tenido desde que el vil egoísmo comunista de Castro ha levantado su voz y ha impuesto su yugo.

Venezuela lo vale… sus hijos, nuestros hijos, también. Encarnemos nuestro himno por ellos. Que la gloria de nuestro pueblo llegue por su bravura y no por su sumisión.

Depende de ti, depende de ustedes, depende de mí, depende de nosotros, los venezolanos. No depende de ellos, los cubanos, ni de sus traidores.

El himno se encarna, es un grito moral de libertad…

Gustavo Tovar-Arroyo
@tovarr


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