A propósito de celebrarse en el “Cuartel de
la Montaña” los 14 años de vigencia de la Constitución tuvimos la oportunidad
de escuchar una vez más al doctor Herman Escarrá, a quien hemos visto
últimamente con un discurso apacible y marginado de la diatriba política, donde
al varias oportunidades compartimos espacios dentro de la llamada Oposición,
inclusive, participamos en una Comisión estructurada en la campaña de las
primarias, para elegir al candidato de la Unidad Democrática, que como todos
sabemos, salió electo Henrique Capriles con la mayoría de votos.
En esa Comisión, de apoyo constitucional,
tuve la oportunidad de presentarle un trabajo para la “Reinstitucionalización
de la FAN”, el que mantenemos vigente, con la esperanza de que algún día, más
pronto que tarde, podremos re constitucionalizar a nuestra Institución Armada.
Pero, desde hace algún tiempo, no sabemos la alineación de nuestro
constitucionalista, que sabemos obviamente, le asiste el derecho de participar
en el camino o corro político de su preferencia; aunque han sido pocas sus
participaciones públicas, donde muy poco es su acercamiento político en la
polaridad que vivimos desde hace más de una década.
Al Dr, Escarrá, lo hemos visto andar en
diferentes movimientos políticos durante el largo período iniciado en 1998
hasta el presente, cuya mayor acción la vimos en su ejercicio como
constituyentista, cercano al movimiento y a la posición ideológica inducida por
el candidato y luego presidente Chávez. Siempre activo en la defensa de la
Constitución, para la que aportó gran parte de su texto y ha sido crítico ante
acciones desviadas de su espíritu asumidas por el expresidente; especialmente
cuando éste propuso varias reformas, que evidentemente estuvieron en contra de
su espíritu, propósito y razón. Normas que fueron negadas en referéndum del
2-12-07, pero que, mediante poder habilitante dado al expresidente, fueron
promulgadas en varias leyes, que estuvieron y están al margen de la
Constitución. Evidentemente, son leyes inconstitucionales, avaladas
inmoralmente por parte del TSJ, que le dan un valor precario, cuyo cumplimiento
es de improcedente obligatoriedad, ya que, en cualquier demanda por
incumplimiento, se exigiría el cumplimiento de una ley, cuyo acto sería
inconstitucional.
Se le critica al Dr. Escarrá su inestable
lenguaje, que sabemos tiene fundamento filosófico, pero que en algunas
oportunidades confunde, por cuanto usa palabras con certero significado, que se
prestan a la manipulación. Hemos coincidido con él y sabemos de su interés porque
todos los actos ejecutivos, jurídicos y administrativos, estén apegados a la
ley y a la Constitución. También sabemos de su hábil forma de entender y hacer
entender las polémicas, especialmente cuando se refieren a actos que navegan o
vagan en lo incomprensible. Así lo vimos en la campaña por la Constituyente en
1998-99 y lo hemos visto como líder de oposición, especialmente en la campaña
errática del 2004, cuando se propuso la abstención al proceso electoral para la
Asamblea Nacional, que pareciera haber sido el más perjudicial acto errático,
que nos condujo al desastre político que vivimos, cuando quedó en manos del
“chavismo” el manejo de todos los poderes públicos.
El pasado 15 al conmemorarse los 14 años de
vigencia de la Constitución, el Dr. Escarrá destacó “…la labor ética y moral
del líder socialista Hugo Chávez durante el proceso constituyente de 1999, que
condujo a la promulgación de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela”, sosteniendo, “…que el pueblo venezolano junto con su líder
constituyente levantó las banderas de la dignidad y, con ello, inició el camino
de la refundación del Estado…” “…promoviendo con muchísima fuerza la vía
pacífica en el marco del Estado de derecho y el respeto a las libertades
fundamentales, es decir, promovía una revolución en libertad…”; conceptos que
requieren explicación, por cuanto parecen contradictorios, más aún, cuando
dice: “En aquella circunstancia, el dilema de Venezuela era o el camino
politológico de la violencia o el camino de la paz”. Mayor confusión aún,
cuando expresa: “Ahí está la línea axiológica del pensamiento revolucionario y
bolivariano de quien había levantado las banderas constituyentes, pacíficas,
revolucionarias y en libertad frente a quienes buscaron, en aquel entonces, la
controversia, la división nacional y más grave aún, el llamado a la violencia”.
Pareciera que el Dr. Escarrá olvidara el origen del movimiento “revolucionario”
y no entendemos cómo puede endilgar a otros “el enfrentamiento y el llamado a
la violencia”.
Podemos admitir lo ético y lo moral de Chávez
en su propuesta constituyente original, pero no
podemos calificar de éticos sus actos violatorios de la Constitución con
sus reformas y su gobierno autocrático.
eprieto@cantv.net
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