miércoles, 18 de diciembre de 2013

EDUARDO A. RAMOS C., LA MASIFICACION DE LOS FARSANTES, DESDE ARGENTINA

Nosotros, la llamada clase media-que incluye el segmento social ocupado por las clases sociales media, media-baja y baja- no vivimos el futuro, no tenemos esa visión anticipada de lo posible, vivimos pensando en el pasado y en el presente y es debido a ello que somos fácilmente manipulables, animalitos domesticados, una masa inerte, manejable y cómplice que, por supuesto, no sabe elegir a sus gobernantes. No nos damos cuenta que el futuro es lo perfecto.

Quien lucha por una causa y trabaja para ella con convencimiento, difícilmente sea manipulado. Jamás podremos amar de verdad, moriremos sin lograrlo, ni tampoco podremos superar nuestra cobardía.

Nuestra envidia es un veneno que ingerimos y además de dañarnos, nos impide reconocer los meritos de otras personas, no hacemos nada màs que reconocer nuestra situación de inferior, siempre seremos débiles porque solo un débil envidia; siempre encontraremos un comentario hipócrita, una arista, un detalle, un aspecto descalificador para opacar a quien se ha destacado y esta envidia nos hace dependientes (de quien o de quienes envidiamos).

Llenos de prejuicios, todos son malos, menos nosotros (o los nuestros). La mayoría de las personas no damos ejemplo, no somos ejemplo de nada somos utilitarios, consumistas, materialistas, light, relativistas, hedonistas cuantitativos, egoístas e inmediatos –mujeres, dinero y fama por el sendero Màs corto: rápidos para traicionar y lentos para la lealtad.

Respetamos la ley solo por temor a las consecuencias y últimamente ni siquiera es asì. Aunque hay personas que aùn en la miseria no transigen su dignidad por favores.

Somos primitivos , naturalmente necesarios y todos opinamos sobre todo, y no solamente los que portan apellidos o cargos, la inmensa mayoría embrutecida, como si tuviésemos autoridad para hacerlo, es por ello que los que saben, están callados.

Hay en nuestra sociedad demasiados zánganos calculadores y pocas abejas. Somos hipócritas- farsantes- y toda nuestra vida es una mentira, buscamos el parecer y desestimamos el ser, hacemos todo lo contrario de lo que decimos vivimos traicionando y la mentira es la escalera hacia la hipocresía. La clase social media y media-baja es hipócrita, la clase baja odia y no es cobarde como las anteriores, además el odio es consecuente, la hipocresía no.

El hipócrita no puede crear ni destruir el que odia sì puede destruir.

Eduardo Ramos
eramos04_ar@yahoo.com.ar

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