lunes, 30 de diciembre de 2013

DANIEL CHALBAUD LANGE, CON AMOR A LA PATRIA

Son las doce de la noche del último día de este año; estoy de pie en medio del segundo que separa un año del otro.  Veo hacia atrás y trato de mirar los surcos que mis pies hicieron al transitar por las tierras de mi Patria. 

Me esfuerzo en mirar y sólo distingo algunos surcos sin rumbo cierto, unos a la derecha, otros a la izquierda y muchos, regresando también, sin rumbo fijo.  Sorprendido observo que muchas veces finaliza el surco, se detiene, no hay otro paso.  Sigo observando y distingo que también hay millones de surcos que, millones de venezolanos como yo, han abierto en las tierras de mi Patria igualmente sin rumbo fijo y que, entrecruzándose en miles y miles de sitios, conforman una red en la que ha quedado oculta y aprisionada la Patria. En este lugar y en este instante, comienzo a meditar y a preguntarme:

En los primeros minutos del presente año, ya próximo a terminar, recuerdo que entre abrazos y felicitaciones, reconociendo muchos de mis errores que me impidieron lograr aspiraciones para conmigo, para con mi familia y para con mi Patria, mentalmente hice un listado de nuevas aspiraciones y propósitos, fijando, cual capitán de un barco, un nuevo y seguro rumbo.

Viendo la maraña en la que estoy aprisionado, con preocupación me pregunto:

¿Por qué cambié de rumbo?

¿Fui yo, quien no supe guiarme a mí mismo o fue otro u otros quienes me llevaron con los ojos vendados?

¿En cuál surco sembré y por qué no germinaron las semillas de mis aspiraciones personales, para con mi familia y para con mi Patria?

¿Por qué hay surcos en los cuales brotaron y crecieron plantas y algunas hasta frutos dieron?

¿Por qué muchos transitaron por los surcos que otros abrieron y le pisaron o arrancaron las semillas que estaban germinando?

¿Por qué unos pocos, aprovecharon la oscuridad de la noche, para comerse en pocas horas, los frutos del esfuerzo de muchos otros durante meses de trabajo?

¿Por qué muchos, sin dejar huellas, siguieron su rumbo fuera de nuestras fronteras?

¿Por qué algunos, invitados a nuestras tierras, hicieron surcos, sembraron y cosecharon en poco tiempo?

¿Por qué muchos, sin invitación, ni abren surcos, ni siembran, pero se aprovechan de las cosechas de los demás?

Siguen en mi mente miles de preguntas y, como respuesta, oigo la voz de nuestro Libertador, Simón Bolívar, quien desde su tumba en el Panteón, nos grita, y su eco, repitiéndose en todas nuestras regiones, nos recrimina:

          “Eso les pasa porque les hace falta abrir surcos, sembrar y cosechar
          con amor a la Patria....  con amor a la Patria...  con amor a la Patria....

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.
                                                                                     
Daniel Chalbaud Lange
vonlange1939@gmail.com

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