"Las discrepancias en la oposición sólo estaban atenuadas por los eventos electorales"
LA
VIEJA GUARDIA ATACA
Era
inevitable que después de las elecciones del 8D se produjeran deslindes. Sin
elecciones en perspectiva salvo en dos años, con contabilidades dispares sobre
los resultados recientes, con objetivos cada vez más disímiles, una vez
liberados los grupos políticos de la urgencia electoral, era natural que cada
cual pugnara por plantear sus objetivos y estrategias. Estas redefiniciones tendrán
lugar en un ambiente poco propicio debido a que el régimen, entre otras cosas
por las heterogéneas conductas dentro de la oposición, por ahora se ha
consolidado más de lo que estaba antes del 8D. Nada definitivo; nada que un
golpe de luna no pueda cambiar; pero es el resultado.
En
la MUD ha habido explicables discrepancias solo atenuadas por los eventos
electorales. Pero, lo que era una diferenciación soterrada ha hecho aparición.
LA
COMISIÓN HOSPEDALES.
Tras la derrota del 7-O la MUD designó una comisión
integrada por Arístides Hospedales, coordinador; Carlos Guillermo Arocha, Pedro
Benítez, Colette Capriles, Eduardo Gómez Sigala, Gabriel Puerta, Andrés
Stambouli, Ricardo Sucre, e Ysrrael Camero, como secretario. Esta Comisión
produjo planteamientos esenciales no tomados en cuenta. El informe fue
presentado en diciembre de 2012 y contiene elementos que por su valor se
citarán en extenso:
"El cambio de régimen por medios
pacíficos, constitucionales, y electorales, debe dirigirse a la construcción
del Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, hoy vulnerado por el
despotismo.
La
estrategia debe dirigirse a construir una mayoría amplia y sólida a través de
una política que la distinga de la del Gobierno, que comunique un proyecto
alternativo y evite que se consolide un Estado despótico en el país. Para
cumplir con este cometido, se considerarán los medios electorales y los medios
de resistencia civil pacífica.
La MUD debe discutir si deja de comportarse
como una coalición electoral para actuar también como una gran alianza
estratégica y políticosocial en vinculación orgánica con la sociedad para
construir fuerzas mediante la representación y el acompañamiento social en el
trabajo de base.
La MUD debe ser un centro de conducción
política capaz de planificar, desarrollar, y ejecutar la política unitaria
tanto en el plano nacional, como en el plano regional, al reforzar las
MUD-regionales, y llegar hasta las estructuras debajo del nivel parroquial,
independientemente de las instancias permanentes o ad hoc que se creen o surjan
en función de las circunstancias políticas (por ejemplo, comandos de campaña).
En su constitución y relaciones
político-sociales, la MUD debe ampliarse incorporando a diversos sectores, en
atención a su representatividad, sin que dichas adiciones resientan su eficacia
a la hora de tomar y ejecutar decisiones. La MUD debe generar una estructura
funcional para ello.
La MUD no debe evadir el debate de ideas.
Tiene que reforzar la identidad de su visión, tener audacia en sus propuestas,
y contrastar con el Gobierno para establecer una conexión entre el modelo y sus
resultados, e interpelar a la sociedad sobre lo que está en juego...
La MUD debe tener una estrategia de
fortalecimiento social y político. Esto implica el diseño de una estrategia de
crecimiento electoral, y luchar para corregir las desigualdades electorales
derivadas de las omisiones y acciones del CNE y del uso ilegal de recursos por
parte del Gobierno.
La MUD debe tener una estructura flexible que
le permita responder de forma rápida y ajustarse a los diferentes escenarios
políticos. Su instancia ejecutiva, la Secretaría Ejecutiva, debe contar con el
apoyo político y los recursos para poder adelantar las políticas y decisiones
que tome la MUD, y al mismo tiempo ofrecer elementos para evitar la
rutinización(sic) de la MUD y que ésta caiga en la inercia.
La MUD debe ser capaz de superar los mitos
que obstaculizan su desempeño. Por ejemplo, que no se puede competir
electoralmente con el Gobierno y al mismo tiempo exigir al CNE condiciones
justas establecidas en la Constitución y las normas electorales."
SIN UNA ESTRATEGIA, VARIAS ESTRATEGIAS.
Esa
estrategia no se adoptó porque tal vez la MUD no pueda transformarse. Lo que
quedó fue la búsqueda de acuerdos electorales tanto para la candidatura
presidencial del 14A como para el 8D, lo que se logró aun con las inevitables
"trompadas estatutarias". Los
resultados agridulces estimularon los enfrentamientos lo cual también es explicable.
Hubo una derrota estratégica para los demócratas porque el régimen se impuso
con una mayoría de votos cuyo proceso de obtención no fue cuestionado por la
mayor parte de los dirigentes, y el gobierno se alzó con una mayoría de
alcaldías del 75%. La oposición obtuvo
victorias tácticas nada despreciables: repetición de alcaldes en varias
ciudades y nuevos triunfos en otras fundamentales. Pero, el centro de la
cuestión que era plantear el relevo de Maduro en Miraflores como producto de la
mayoría que la dirección opositora aseguraba lograr, no se produjo, ni se
cuestionó el fraude sistemático que llevó (o contribuyó) a tal resultado. Hoy
se ha presentado como inevitable la diferenciación dentro de la oposición que,
seguramente, llevará a un debate que sólo pueden oscurecer los agravios y las
viejas facturas pendientes.
Por
ahora lo que se ha visto es un torneo de ofensas en Carabobo, así como las
acusaciones de los principales dirigentes de AD y Copei en contra de María
Corina Machado, Leopoldo López, Tomás Guanipa, y diagonalmente contra Henrique Capriles,
Voluntad Popular y Primero Justicia.
En el caso del reciente ataque copeyano
resultó esclarecedor por lo patético que el Secretario General hubiese aludido
a "los amos del valle" para referirse a varios de los mencionados,
tal como hace el régimen, por haber firmado solicitando la convocatoria de la
Constituyente al lado de Douglas Bravo y Gabriel Puerta.
Es esta diferenciación
en ciernes lo que explica el contraste de actitudes en la reciente reunión de
alcaldes y gobernadores opositores con Maduro, desde la firmeza sin desplantes
de pocos hasta el empalago de varios. Reunión iniciada con la trampa del coro
al Himno con Chávez como intérprete. Allí Maduro obtuvo otra victoria
estratégica que fue su reconocimiento-de facto- como legítimo Presidente por
los asistentes, y victorias tácticas opositoras (trato menos agresivo y
devolución de competencias). A lo mejor Capriles no anduvo descaminado en su
ausencia...
Ahora
está transparente la naturaleza del neoautoritarismo: espacios
"libres" aunque controlados para los enemigos, y férreo control para
impedir el recambio de la cúspide del poder.
Twitter
@carlosblancog
www.tiempodepalabra.com
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