martes, 19 de noviembre de 2013

SUSANA MORFFE, CLAUDICAR POR AMOR (ENTRE CIELO Y TIERRA)

El sentimiento más noble que pueden y deben expresar todos los seres vivientes como herencia del verdadero creador de todo lo que nos rodea, Dios,  se utiliza de manera acomodaticia para ocultar el odio y especialmente las miserias humanas cuando el dinero muestra sus dos caras.
No pocas reinas de la belleza han claudicado por amor, así como también  reinados con abolengos han sido blanco de las flechas certeras de Cupido, sin considerar, sexo, raza y fecha en el calendario.
De la misma manera, gobiernos, imperios y hasta tribus se han visto rodeados de ese valor humano, etéreo pero a la vez presente en las mentes más carcomidas que podamos recordar, las cuales se han visto doblegadas ante la majestuosidad, sutileza y valor incalculable, casi ciego, del amor y más aún cuando es incondicional.
Hay madres que  dejan lo que sea por amor a sus hijos, otras dejan a los hijos por el egoísmo del amor,  los hombres son más resistentes para no mostrar debilidad, sin embargo, a la larga, también claudican a favor de esa necesidad de amar y ser amado. Hay quienes gozan amándose en momentos de paz, reflexión y emanando pensamientos nobles para si y por los demás.
Las series de televisión, novelas y el cine se inspiran en el amor, pero le agregan la violencia y el odio para mostrar finalmente la grandeza del amor. De modo que los creadores de las distorsiones del amor somos nosotros, los humanos, que por el machismo, el hembrismo, la ambición por el dinero y el poder, hemos dado paso a las bajezas a conciencia, cuando nos obnubila la necesidad de atacar, herir, matar y engañar.
En la política se aprecia con mayor intensidad las jugadas en nombre del amor. Me retiro de tal alianza o rompo relaciones con tal país por amor a la patria. Resulta que tal invocación es solo una patraña propia de las personas que se venden o se regalan al mejor postor por intereses exclusivamente personalistas.
Lo vemos a diario en todas las acciones humanas, no instintivas,  y produce repulsión que en nombre del amor, figuras que han sido colocadas en determinadas posiciones, sucumban ante la glotonería del tener y no saber hacer. Se ratifica que solo un ser poderoso, majestuoso y omnipotente, haya podido dejar la mejor lección en el mundo y a estas alturas de siglos no tenemos claro el aprendizaje: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera todo lo soporta, el amor nunca deja de ser. Este es el amor de Dios hacia nosotros. (1a de Corintios13:4-8)
@susanamorffe 

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