jueves, 14 de noviembre de 2013

REINALDO POLEO, EL SÍMBOLO PERDIDO Y EL CABALLO LOCO

Vivimos una época extraordinaria en muchos aspectos, me atrevería a afirmar que, al menos, los primeros años del Siglo XXI, serán recordados como la Era de la Información.

En este momento, países del mundo entero, reclaman a USA (Big Brother), no sé si el descubrimiento de que son espiados o más bien el de que “el pueblo” se entere de que eran espiados (hasta con la complicidad de sus propios gobiernos). Diooooossss… ¿es que la gente no ve películas? O sea… ¿No tenían idea de que eran espiados?
Y me pregunto Yo… ¿para qué son las Agencias de Inteligencia de los Estados? ¿Para resolver problemas matemáticos??? Porrrr  Favooorrrrrrrr!!!!
Sun Tzu, en El Arte de la Guerra, decía  que la información, o la falta de ella, determinan las posibilidades de éxito. Según él, si se dispone de información fiable y suficiente, la victoria es segura. Y hoy vivimos en una vorágine Informativa.
En este Maremágnum de información, cada día se hace más difícil diferenciar lo verdadero de la ficción, vale la pena recordar, cuando las salas de cine exhibieron la famosa novela hecha película, El Código Da Vinci, de Dan Brown. ¡Insólito! Hablaba con gente que daba por cierto la fábula reflejada en la película, bastaron unos cuantos símbolos históricos para darle vida a una leyenda. Definitivamente no hace falta mucho para poner a la gente a hablar pendejadas.
En fin, del fulano código pasamos a sospechar del pobre Papa en “Ángeles y Demonios”, hasta quedar buscando el por qué estamos metidos en este lodazal socialista, después de descubrir que en los símbolos está la clave del  Vecino del Norte, como nos lo muestra el amigo Brown en “El Símbolo Perdido”.
Es así como, en la mejor tradición de un Nostradamus moderno, me encerré en mi Bunker para escudriñar símbolos, fue entonces cuando encontré una clave, un mensaje que se viene transmitiendo desde 1864 y que nos da una pista del perpetuo desorden en el que estamos sumidos.
El Escudo Nacional…
Desde 1864 hasta la fecha han existido 3 “Escudos Nacionales”.
Es importante resaltar que, desde esa fecha, todo el que ganaba una guerra, una pugna política o una “revolución” le ponía un adornito nuevo al escudo, que si cambiaban fechas, tonos, colores de las cintas, inscripciones, y demás tal y como lo ilustro en el cuadro comparativo al inicio.
Sin embargo, lejos está de mí entrar en una diatriba histórica, ya que me considero más “Curioso” (como esos que te leen el futuro, viéndote los restos en el frasquito), que historiador.
El símbolo claro, preciso, la pista clave, el mensaje velado y a la vez a la vista, que resume nuestro pasado, refleja nuestro presente y sentencia nuestro futuro, está de ante ojito… es “El Caballo”!!!
Efectivamente, miren al caballo. (Tiempo para que lo miren)
Desde 1864, el blanco corcel vaga sin rumbo fijo, indeciso, sin dirección aparente y hasta me atrevo a pensar que anda en círculo.
Así es,  la figura de un caballo indómito, blanco, emblema de la independencia y de la libertad, vaga desde hace más de 100 años sin rumbo fijo. Arrancó en una dirección, después miró para atrás y se devolvió. Usted, amigo lector sabe muy bien lo que dice el dicho… “Burro que se devuelve se esnuca”.
Y de burro a caballo…
En fin, ante la fuerza de los eventos actuales no tengo más argumento que dar sino que, Venezuela se ha “Esnucao”…
La libertad no es un canto o una bandera, no es poesía y menos un caballo desbocado. La libertad tiene que estar basada en principios, en valores fundamentados en el bien mayor, en la igualdad de oportunidades, pero nunca puede ser concebida dentro de ideología alguna, porque la libertad no necesita de explicaciones.
La libertad es un gran poder y un derecho contemplado en todas las leyes que fundamentan la identidad del ser humano.
Pero como un gran poder, la libertad está cargada de responsabilidades.
Para no extenderme en verborrea inútil… mi libertad termina en donde comienza la tuya. Mi libertad limita al norte, sur, este y oeste con mi pared que también es la tuya, por arriba termina con mi techo que es tu piso y por debajo llega a mi piso que es tu techo.
Venezolanos, Venezolanas… distraídos todos, la lucha no es por vivir como un caballo desbocado, la lucha es por vivir en un país lleno de oportunidades que nos permitan a todos por igual a aspirar a lo que nuestras capacidades, esfuerzos y trabajos nos permitan.
Los liderazgos mesiánicos están llenos de aire, puro trueno y relámpago, debemos encontrar y exigir respuestas, ya está bueno de esperanzas. Necesitamos Jinetes que lleven el caballo a destino seguro, ya basta de dueños de hacienda, con mucho caballo suelto dentro de un enorme corral.


Es tiempo de cambiar, desde lo más profundo de nuestra esencia, levantarnos de nuestra miseria mental, para erigirnos como verdaderos ciudadanos.
Hermanos, tomemos las riendas del corcel de nuestra vida y aprendamos a guiarlos a un buen destino, esa es nuestra primera responsabilidad.
Si nuestras autoridades no tienen respuestas… VENEZUELA… RECUERDA AL RUCIO MORO…
Un Saludo al Maestro y tocayo Reinaldo Armas!
Reinaldo Poleo

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