martes, 5 de noviembre de 2013

JUAN CARLOS DELGADO BARRIOS, RÉGIMEN DESTRUYE LA AUTONOMÍA INSTITUCIONAL Y CIUDADANA

Los sistemas totalitarios que pretende imponer una relación “esclava” de las personas con el Estado van destruyendo progresivamente cualquier espacio público o privado autónomo de activismo social y político, desmontado, en consecuencia, la cultura de derechos que identifica a la sociedad democrática que es el sustento de la ciudadanía y su organización autonómica,  para imponer una legalidad y una cultura  de acción social difusa que conduce hacia el colectivismo y la dependencia estatal donde se reprime y restringe la iniciativa individual y la organización  social independiente.

En ese proceso de destrucción de las instituciones autónomas mediante leyes antidemocráticas, inconstitucionales, intervienen a la familia, a la escuela, a las universidades, a las ONG, sobre todo, a las instituciones fundamentales de la sociedad civil que hasta el momento han desarrollado una organización sustentada en la iniciativa privada o particular en actividades  como  la política, la economía,  la  educación, la salud, la cultura y la vida comunitaria, actividades  que son en una democracia espacios donde los ciudadanos pueden libremente alternar con el Estado sin perder su singularidad.    

En estos 15 años del régimen, autollamado revolucionario, hemos visto que el Estado ha intervenido la sociedad civil despojándola de derechos y competencias propias de los ciudadanos organizados. En la política se han venido cercando a los partidos políticos,  limitando su participación en la Asamblea Nacional, en el CNE,  eliminando el financiamiento publico, al mismo tiempo, que restringe y penaliza el apoyo privado para el desarrollo de sus actividades, criminalizando y persiguiendo sus acciones, destruyendo mediante propaganda oficial sin ética  la dignidad de sus lideres al colocarlos al escarnio y al odio publico, así como inhabilitarlos o despojarlos de la libertad utilizando expedientes amañados. Hoy en Venezuela hay todo un plan para destruir la actividad política disidente al Estado Socialista., o sea a la libertad para la asociación partidista. .    

En la actividad económica, el régimen en la búsqueda de imponer el paradigma de la economía socialista; - el control de los medios de producción -, han ido desmontando gradualmente la empresa privada  mediante leyes que restringen las libertades económicas, irrespeto al derecho a la propiedad y, con medidas compulsivas, como control exagerado del mercado de las divisas, regulaciones fiscales persecutorias, expropiaciones y confiscaciones.  Se ha impuesto la estatización de la economía y, las pocas empresas privadas que existen están sobreviviendo. Prueba de ello, es que importamos el 87% de lo que consumimos, que han cerrado miles de empresas, que se ha alejado la inversión extrajera, que sufrimos escasez y desabastecimiento y, sobre todo, la presencia de una inflación incontrolada que esta llevando a los venezolanos a la crisis más grave de la historia contemporánea. Pero lo grave es que no hay intenciones de rectificar. 

En la educación, el centralismo y el autoritarismo educativo propio de los sistemas totalitarios se desarrollan en Venezuela. El proceso de ideologización en las escuelas y universidades  ha sido el signo de estos 15 años, se han introducido cambios en los pensa de estudios que tratan de imponer una nueva historia, un nuevo procerato, una nueva visión del mundo y la sociedad que busca la construcción del “hombre nuevo” para la sociedad socialista, una visión unidimensional del mundo, contradictorio a la educación para la libertad y la democracia establecida en la Constitución Nacional.  Se ha perdido la autonomía de la institución educativa, ha caído la calidad y la pertinencia para dar paso a una educación para el aseguramiento de la permanencia del régimen en el poder mediante las  generaciones futuras  que deben ser fieles a su doctrina. La educación se ha convertido en un instrumento de fortalecimiento futuro del poder estatal y no de promoción del desarrollo intelectual y de valores democráticos  del  individuo  y de la sociedad.

En lo cultural, el Socialismo del Siglo XXI niega toda expresión cultural que contradiga los postulados reduccionistas del socialismo totalitario, en este sentido, con el grito de guerra: “muerte a la cultura burguesa” han intervenido instituciones con más de 60 años de actividad cultural autónomas  como son los ateneos, museos, escuelas de arte  y casas de la cultura que eran regentadas por la sociedad civil, estatizando la cultura, definiendo una cultura oficial cuyo eje es la “la nueva cultura”,  la cultura revolucionaria.  En si, es el fin de la autonomía en la organización y participación ciudadana.  

Juan Carlos Delgado  

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