viernes, 1 de noviembre de 2013

JUAN CARLOS DELGADO BARRIOS, EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI UNA ILUSIÓN: LA SUPREMA FELICIDAD SOCIAL

La estrategia de comunicación y propaganda que ahora se pretende implementar en Venezuela mediante el Viceministerio para la Suprema Felicidad Social parece inspirada en el famoso libro El Mundo Feliz, en este libro visionario escrito en 1932, Aldous Huxley imagina una sociedad que utilizaría el desarrollo del método científico para el control de la mente humana  que luego condujo a descubrir en la propaganda el vehiculo ideal para tales fines.  - En ese tiempo no se avizoraba el desarrollo de los medios de comunicación de masas que hoy gracias a la revolución de la microelectrónica permite con mayor intensidad condicionar y manipular  el comportamiento humano mediante la propaganda a los fines de lograr el control social y político de los pueblos-. 

"El Mundo Feliz" describe también lo que seria una dictadura perfecta que tendría la apariencia de una democracia, una cárcel sin muros en la cual los prisioneros no soñarían en evadirse, en protestar, en estar descontentos ya que sentirán que sus necesidades están ya satisfechas. Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y el entretenimiento, los esclavos "tendrían el amor de ser esclavos y dependientes de un órgano superior administrador de la felicidad”,  -  esclavos de un régimen paternal proveedor de todo y para todos -, donde las personas estarían conformes sin aspiraciones más allá de las instintivas, en si en un estado de suprema felicidad”.

 En “El Mundo Feliz” Aldous Huxley imagina un lugar del futuro, una utopía, en el que se controla y lava el cerebro a todas las personas, para que piensen igual sin contradicciones con una visión unidimensional del mundo, todos viven de manera igualitaria, ósea en las mismas condiciones.  A la gente se le enseña a pensar de cierta forma cuando son jóvenes y los programan para ser felices y disfrutar la vida. No se le permiten la política, ni el arte ni la religión para evitar  la formación de la  conciencia critica. Este libro tiene un punto de vista futurista que se lleva al extremo para mostrar lo peligroso que puede ser el control y la falta de individualidad frente al colectivismo.

Desde 1932 los propagandistas de los regimenes totalitarios han bebido de las fuentes de Aldous Huxley para manipular y condicionar a la sociedad en la búsqueda de  lograr el conformismo colectivo y adormecimiento del pueblo, - la dictadura perfecta sin descontento y sin protestas, para crear la sensación de un mundo feliz -. Algunos estudiosos de la propaganda como arma política afirman  que Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi y Georgi Fiódorovich Aleksándrov   su par soviético estuvieron influenciados y fascinado  por Huxley.

Recordemos, en este sentido, que la propaganda política nace como arma ideológica con la Revolución Rusa, el nuevo Estado comunista recurrió a ésta de forma sistemática con la intención de controlar y guiar a las masas. Los nazis trataron de aunar las aportaciones de uno y otro y convirtieron la propaganda en una "nueva arma" para convencer y dominar al pueblo, para llegar a él, para imponer su visión del mundo y el Estado. “La construcción de una sociedad hipnotizada que idolatraba al líder y su proyecto político”.

La llamada revolución venezolana del Socialismo del Siglo XXI, como régimen totalitario,  no escapa de esa tentación del control social mediante una abusiva y  abrumadora propaganda oficial. La estrategia del modelo de propaganda cubano-venezolano se concreta en el Plan Nacional Simon Bolívar 2007-2013  donde se  define la suprema felicidad social como el Primer Motor del Desarrollo de la Revolución: “La suprema felicidad social es la visión de largo plazo que tiene como punto de partida la construcción de una estructura social incluyente, formando una nueva sociedad de incluidos, un nuevo modelo social, productivo, socialista, humanista, endógeno, donde todos vivamos en similares condiciones rumbo a lo que decía Simón Bolívar: la suprema felicidad social”.

En este sentido, recordamos que el anunciado  Plan Nacional Simon Bolívar que citamos, ratifica las políticas sociales que derivan en  las misiones que le han  permitido al régimen  desde el 2002 apaciguar  el descontento ante los fracasos continuos y permanentes del  nuevo modelo social, productivo, socialista, humanista, endógeno del Socialismo del Siglo XXI. Estas acciones de gobierno  han  convertido al Estado Venezolano  en un gigantesco instrumento paternalista donde se desarrolla un exacerbado populismo que por el carácter improductivo de la inversión agigantan el gasto público llevando a secar las arcas del tesoro nacional y endeudando a la Nación a niveles escandalosos.

El anuncio de Nicolás Maduro  de decretar un Viceministerio de la Suprema Felicidad Social  a los fines de redimensionar las misiones sociales y darle un contenido más efectivo a estos programas que han decaído por el burocratismo, la ineficiencia y la corrupción han derivado en guasas y sarcasmos por parte de la oposición venezolana y por analistas nacionales e internacionales que sostienen que este es un anuncio cínico ante la terrible crisis que vive la sociedad venezolana caracterizada por la  ineficiencia, la corrupción gubernamental y por una terrible crisis económica que deriva en un empobrecimiento colectivo.

La creación de este órgano ministerial para promover y administrar la felicidad del pueblo hay que verlo más allá de la superficialidad de la guasa o el chiste cotidiano, hay que analizarlo partiendo de dos elementos fundamentales, el primero, es que no estamos en presencia de un Estado democrático, lo que implica que vivimos en una falsa democracia con fuertes tendencias  al totalitarismo y al autoritarismo donde las actuaciones frente a la sociedad no son claras, no son transparentes, y siempre con la presencia de manipulaciones para distorsionar y esconder  la realidad a su favor; y segundo, en que en el régimen  conocen el grado de fracaso de las misiones sociales y los niveles de insatisfacción y desconfianza colectiva que han ido derivado en descontento creciente en los sectores sociales donde se centra su apoyo político, situación  que pone en peligro la misma continuidad del modelo que inicio Chávez bajo el tutelaje de  los hermanos Castro. El régimen esta pasando por el momento más difícil en estos 15 años. 

Estos dos elementos obligan  a que el régimen rediseñe  y desarrolle una estrategia de propaganda masiva e intensiva para romper de manera virtual los nudos de la insatisfacción, en consecuencia, con el descontento, mediante métodos de comunicación estratégica sofisticados muy usados en regimenes como el nazi, el soviético y el chino e inspirados en Aldous Huxley y perfeccionados por Joseph Goebbels. No hay fondos públicos disponibles para seguir alimentando el populismo exacerbado,  porque el país está en la bancarrota, solo les queda la propaganda centrada en construir una ilusión de satisfacción y de sacrificio por la revolución y por el ideal del Comandante Eterno. El discurso y los mensajes de la suprema felicidad están dirigidos a sus seguidores, sobre todo, a los sectores descontentos ante un posible deslave electoral en las elecciones municipales del 8D.   

 Ya el régimen ha probado con estrategias de control de la mente humana de los venezolanos centradas en la  manipulación y propaganda como es el uso de  la transferencia de la culpa a la oposición de sus fracasos, a culpar a un enemigo externo (adversario fabulado) que desde el imperio desarrolla una guerra económica para justificar el fracaso del modelo económico y político. Estrategias propagandistas sin resultados satisfactorios ya que la realidad le explota en la cara. Ahora, con desesperación, tratan con los propagandistas criollos y extranjeros experimentar con la estrategia de construir  la sensación del “Mundo Feliz”, la Venezuela  Feliz, cuyos fines es crear la impresión virtual y psíquica de satisfacción mediante el desarrollo del conformismo y la justificación colectiva “aprendida” como respuestas a  las situaciones criticas que se viven en el país,  hacer de la sociedad venezolana una  sociedad hipnotizada y porque no idiotizada. Aquí se cumple el adagio popular: “desde que me conforme y no tuve más aspiraciones comencé a ser feliz”.

juancdula@yahoo.es

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