jueves, 14 de noviembre de 2013

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ, CANCILLERES Y LA DEFENSA DEL ESEQUIBO

Nos recuerda el ilustre académico, jurista y excanciller de la República, el apreciado amigo doctor René De Sola, en su estudio "Valuación Actualizada del Acuerdo de Ginebra" (1982), lo que significó a lo largo del siglo XX venezolano nuestra reclamación del territorio Esequibo, así como la actuación que cumplieron varios destacados ciudadanos, entre ellos los  ministros de Relaciones Exteriores, en defensa de los derechos territoriales del país, luego que se evidenciaron los graves vicios jurídicos e históricos del Laudo Arbitral de París de 1899 .

"No puede dejarse de mencionar -expresa el Dr. De Sola- como hitos importantes en la reiniciación de nuestro reclamo formal la declaración del embajador Dr. Diógenes Escalante y de los parlamentarios José Antonio Marturet y Manuel Egaña en 1944; la defensa del recién fallecido presidente Rómulo Betancourt ante la Conferencia Interamericana de Bogotá en 1948; la del canciller Dr. Luis E. Gómez Ruiz ante la IV Reunión de Consulta de los Cancilleres Americanos en 1951; la del Dr. Ramón Cardona en la X Conferencia Interamericana de Caracas en 1954; la del canciller Dr. José Loreto Arismendi en 1956 con ocasión de la creación de la Federación Británica del Caribe; la del Dr. Rigoberto Henríquez Vera, como vocero de la Cámara de Diputados, ante una delegación parlamentaria del Reino Unido que visitó nuestro país en 1960; la de nuestro embajador..., Dr. Carlos Sosa Rodríguez, ante las Naciones Unidas en 1962; la documentada exposición del canciller Marcos Falcón Briceño ante el Comité Político Especial de la Asamblea  de las Naciones Unidas en 1962, que puede considerarse como el punto del definitivo arranque de nuestra reclamación formal del territorio usurpado; y, por último, en el año de 1965, las conversaciones en Londres del canciller Dr. Ignacio Iribarren Borges, que parecían conducir a una solución del problema con anterioridad a la fecha de la independencia de la Guyana Británica...".

No obstante las críticas que De Sola  formuló al Acuerdo de Ginebra, al haber sostenido la posición de que era preferible arribar a una solución antes del reconocimiento de la independencia de Guyana, resaltó, sin embargo, el interés que para la entonces política exterior venezolana representaba la reivindicación del Esequibo, como acto afirmativo de la consciencia nacional y de la voluntad política del Estado, que podemos hoy citar como antecedente político, ético, jurídico e histórico a favor de la soberanía territorial de Venezuela.

En efecto, una serie de actos fundamentales de la diplomacia venezolana con respecto al significativo asunto, ocurrieron durante el gobierno democrático del presidente don Rómulo Betancourt. Los objetivos de la política exterior venezolana durante su mandato fueron los siguientes: la cooperación económica, social y política sobre bases de igualdad y respeto al orden jurídico internacional; la defensa de los intereses nacionales de Venezuela y de su independencia; la no intervención y procurar mantener relaciones con todos los países; una política internacional de amplia solidaridad hacia los países democráticos (Doctrina Betancourt) y hacia los pueblos que luchaban por su independencia y autodeterminación, obviamente, sin renunciar a los derechos e intereses de Venezuela.

El canciller Marcos Falcón Briceño, logró la inscripción de nuestro reclamo territorial en la Agenda de la XVII Asamblea General de las Naciones Unidas bajo el título: "Cuestión de Límites entre Venezuela y la Guayana Británica", pronunció un histórico discurso el 1 de octubre de 1962 durante el debate general de la asamblea y, días después, el 12 de noviembre, hizo una documentada exposición ante la Comisión Política Especial de la ONU,  a favor de nuestros derechos sobre el Esequibo.

Ante la comisión, Falcón Briceño planteó los antecedentes históricos del caso, los sucesivos actos de agresión y despojo por parte del gobierno inglés, los graves vicios contenidos en el laudo, la importancia del descubrimiento de los documentos de Mallet Prevost y sus implicaciones jurídicas, basado en las más autorizada doctrina de derecho internacional público de la época con respecto a la nulidad de decisiones arbitrales similares a la dictada en 1899.  Igualmente, indicó el ilustre canciller, que: "Entre 1950 y 1958 tuvimos en Venezuela un gobierno dictatorial, que no fue sensible a este asunto y no le preocupó demasiado..., se limitó a dejar sentada una reserva en la IV Reunión de Cancilleres en Washington en 1950, reserva que se repitió en 1954". Sin embargo, el dictador Pérez Jiménez, manifestó el deseo de: "...recuperar los territorios perdidos,... recuperar el Esequibo".

Posteriormente, los gobiernos de Leoni y Caldera continuaron la ingente tarea.

La integridad territorial es parte del legado histórico de la democracia, elemento sustancial de la existencia del Estado, de la dignidad y de la soberanía de la nación.

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