Nos
recuerda el ilustre académico, jurista y excanciller de la República, el
apreciado amigo doctor René De Sola, en su estudio "Valuación Actualizada
del Acuerdo de Ginebra" (1982), lo que significó a lo largo del siglo XX
venezolano nuestra reclamación del territorio Esequibo, así como la actuación
que cumplieron varios destacados ciudadanos, entre ellos los ministros de Relaciones Exteriores, en
defensa de los derechos territoriales del país, luego que se evidenciaron los
graves vicios jurídicos e históricos del Laudo Arbitral de París de 1899 .
"No
puede dejarse de mencionar -expresa el Dr. De Sola- como hitos importantes en
la reiniciación de nuestro reclamo formal la declaración del embajador Dr.
Diógenes Escalante y de los parlamentarios José Antonio Marturet y Manuel Egaña
en 1944; la defensa del recién fallecido presidente Rómulo Betancourt ante la
Conferencia Interamericana de Bogotá en 1948; la del canciller Dr. Luis E.
Gómez Ruiz ante la IV Reunión de Consulta de los Cancilleres Americanos en
1951; la del Dr. Ramón Cardona en la X Conferencia Interamericana de Caracas en
1954; la del canciller Dr. José Loreto Arismendi en 1956 con ocasión de la
creación de la Federación Británica del Caribe; la del Dr. Rigoberto Henríquez
Vera, como vocero de la Cámara de Diputados, ante una delegación parlamentaria
del Reino Unido que visitó nuestro país en 1960; la de nuestro embajador...,
Dr. Carlos Sosa Rodríguez, ante las Naciones Unidas en 1962; la documentada
exposición del canciller Marcos Falcón Briceño ante el Comité Político Especial
de la Asamblea de las Naciones Unidas en
1962, que puede considerarse como el punto del definitivo arranque de nuestra
reclamación formal del territorio usurpado; y, por último, en el año de 1965,
las conversaciones en Londres del canciller Dr. Ignacio Iribarren Borges, que
parecían conducir a una solución del problema con anterioridad a la fecha de la
independencia de la Guyana Británica...".
No
obstante las críticas que De Sola formuló
al Acuerdo de Ginebra, al haber sostenido la posición de que era preferible
arribar a una solución antes del reconocimiento de la independencia de Guyana,
resaltó, sin embargo, el interés que para la entonces política exterior
venezolana representaba la reivindicación del Esequibo, como acto afirmativo de
la consciencia nacional y de la voluntad política del Estado, que podemos hoy
citar como antecedente político, ético, jurídico e histórico a favor de la
soberanía territorial de Venezuela.
En
efecto, una serie de actos fundamentales de la diplomacia venezolana con
respecto al significativo asunto, ocurrieron durante el gobierno democrático
del presidente don Rómulo Betancourt. Los objetivos de la política exterior
venezolana durante su mandato fueron los siguientes: la cooperación económica,
social y política sobre bases de igualdad y respeto al orden jurídico
internacional; la defensa de los intereses nacionales de Venezuela y de su
independencia; la no intervención y procurar mantener relaciones con todos los
países; una política internacional de amplia solidaridad hacia los países
democráticos (Doctrina Betancourt) y hacia los pueblos que luchaban por su
independencia y autodeterminación, obviamente, sin renunciar a los derechos e
intereses de Venezuela.
El
canciller Marcos Falcón Briceño, logró la inscripción de nuestro reclamo
territorial en la Agenda de la XVII Asamblea General de las Naciones Unidas
bajo el título: "Cuestión de Límites entre Venezuela y la Guayana
Británica", pronunció un histórico discurso el 1 de octubre de 1962
durante el debate general de la asamblea y, días después, el 12 de noviembre,
hizo una documentada exposición ante la Comisión Política Especial de la
ONU, a favor de nuestros derechos sobre
el Esequibo.
Ante
la comisión, Falcón Briceño planteó los antecedentes históricos del caso, los
sucesivos actos de agresión y despojo por parte del gobierno inglés, los graves
vicios contenidos en el laudo, la importancia del descubrimiento de los
documentos de Mallet Prevost y sus implicaciones jurídicas, basado en las más
autorizada doctrina de derecho internacional público de la época con respecto a
la nulidad de decisiones arbitrales similares a la dictada en 1899. Igualmente, indicó el ilustre canciller, que:
"Entre 1950 y 1958 tuvimos en Venezuela un gobierno dictatorial, que no
fue sensible a este asunto y no le preocupó demasiado..., se limitó a dejar
sentada una reserva en la IV Reunión de Cancilleres en Washington en 1950,
reserva que se repitió en 1954". Sin embargo, el dictador Pérez Jiménez,
manifestó el deseo de: "...recuperar los territorios perdidos,...
recuperar el Esequibo".
Posteriormente,
los gobiernos de Leoni y Caldera continuaron la ingente tarea.
La integridad territorial es parte del legado histórico de la democracia, elemento sustancial de la existencia del Estado, de la dignidad y de la soberanía de la nación.
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