martes, 26 de noviembre de 2013

EMILI J. BLASCO, CUBA ENVÍA MÁS DE 2.000 AGENTES PARA APUNTALAR A MADURO EN EL PODER, ABC.ES. / CORRESPONSAL EN WASHINGTON

Los 100.000 barriles de petróleo que Caracas manda a La Habana cada día se pagan con enviados del castrismo que acaban controlando en gran medida Venezuela


Cuba jugó fuerte en la gestión política de la enfermedad de Hugo Chávez y ahora está volcada en asegurarse de que el proceso electoral beneficia a Nicolás Maduro. Además del alrededor de 46.000 colaboradores cubanos que oficialmente viven en Venezuela, todos con la misión se garantizar la revolución chavista, La Habana está enviando un destacamento de agentes para el control electoral, que podría llegar a los 2.500 efectivos, de acuerdo con información de inteligencia salida de la isla.

«Estamos aquí para ratificar nuestra entrega; si hasta ahora lo estábamos dando todo, ahora estamos dispuestos a dar hasta nuestras vidas, nuestra sangre si fuera preciso por esta revolución», proclamó la semana pasada Roberto López, jefe de las misiones cubanas en Venezuela, cuando una representación de estas rindió honores ante el cadáver de Chávez.

De la continuidad del chavismo depende la pervivencia del régimen cubano. Los 100.000 barriles diarios de petróleo que Venezuela envía a su aliado suponen 3.700 millones de dólares al año. Cuba no los paga directamente, sino que básicamente devuelve el favor con sus 46.000 ciudadanos que en Venezuela oficialmente trabajan como médicos, maestros, preparadores físicos… Unos servicios que Caracas paga extrañamente caro.

«Todo eso es una tapadera que esconde el control que Cuba tiene de Venezuela», asegura un anterior alto cargo de la estructura de poder chavista emigrado a Estados Unidos, que mantiene el anonimato para evitar represalias contra su familia. «El centro de operaciones de la inteligencia cubana, el G2, está en la sede que en Caracas tiene la agencia de noticias cubana Prensa Latina», denuncia.

Esta persona indica que el control cubano es «absoluto», desde el mando en la expedición de los documentos nacionales de identidad a la gestión de los registros oficiales de todo tipo: de propiedad, mercantiles… «Todos los datos informatizados de los ciudadanos venezolanos se manejan desde Cuba», dice.

Las dimensiones de esa supervisión foránea han sido apuntadas con frecuencia en los medios. «The Economist», por ejemplo, identificó hace dos años a Bárbara Castillo, exministra cubana, como alguien con un poder mayor que los propios ministros venezolanos, según testigos presenciales.

Rendir cuentas
«Los jefes cubanos son una estructura paralela a la que las propias autoridades venezolanas tienen que dar cuenta, también en el Ejército o la Judicatura», apunta la fuente antes mencionada, que corrobora el caso de Bárbara Castillo. También asegura tener conocimiento de la rendición de cuentas que el actual ministro de Defensa, Diego Molero, estuvo realizando ante instancias cubanas sobre militares afectos y desafectos en su anterior puesto como responsable de la «contrainteligencia de Miraflores» (el palacio presidencial).

Agentes cubanos se han venido ocupando, además, de la función de guardaespaldas de las figuras institucionales más importantes del país, comenzando por el propio Hugo Chávez. Estos días se ha visto a su inseparable jefe de seguridad personal cubano desfilando junto al féretro.

La cifra exacta de cubanos en Venezuela se ignora. En alguna ocasión La Habana ha hablado de 65.000 personas. La más reciente es la de 46.000, ofrecida en la Asamblea Nacional venezolana. Pero dado el secretismo de parte de sus operaciones es difícil dar crédito a cualquier número. El respetado escritor, historiador y exministro Simón Alberto Consalvi, fallecido el lunes, incluso llegó a hablar de 100.000.

«Cubazuela»
Su llegada comenzó a producirse a partir de la firma en octubre de 2000 del primero de los más de 150 acuerdos suscritos desde entonces entre Cuba y Venezuela, inaugurando lo que muchos han denominado como «Cubazuela». «Dos países, una sola nación», dijo Fidel Castro en 2005. «Con una sola bandera», añadió Chávez. Y Castro apostilló: «somos venecubanos».

En abril de 2001 llegaron los primeros 6.000 médicos para el programa llamado Barrio Adentro, que hoy oficialmente alcanza los 30.000 efectivos. Se trata de la prestación sanitaria a las clases más populares venezolanas. Médicos, enfermeras y otro personal llegado de Cuba residen en esos mismos barrios. El control de datos personales en los ambulatorios y esa presencia capilar garantiza el control ideológico y electoral del grueso de los potenciales votantes del chavismo.

«Nos sentimos doblemente comprometidos y hemos asumido esta triste eventualidad con mucha disciplina, con mucho deseo de seguir adelante apoyando al pueblo venezolano y en todos los procesos que se avecinan», declaró uno de los médicos a la cadena nacional TeleSur.


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