En todos los países la época de grandes masas inscritas en partidos políticos es cosa
del pasado. Venezuela no es la
excepción, pero aquí se percibe además un rechazo o al menos una falta de
simpatía por los partidos tradicionales
¿Cómo es posible que a pesar de la desastrosa gestión de gobierno los partidos de oposición tengan muy baja
aceptación?
lunes, 7 de junio de 2010 |
Nadie puede negar la contribución de AD y Copei a la estabilidad política del
país, ni los avances logrados en los cuarenta años anteriores a la marabunta
roja. El listado de logros es largo y no
debe menospreciarse. Sin embargo, esa contribución se percibe insuficiente y desde luego no enrumbó al país
hacia un desarrollo sustentable. Como es sabido, desde mediados de los años
setenta los indicadores de desarrollo
se deterioraron y creció gradualmente la
corrupción.
¿El
retroceso se debió al agotamiento del modelo económico de la sustitución
de importaciones, al mantenimiento de los controles sobre la economía, a la incompetencia de los gobernantes, a la
insuficiencia de los ingresos petroleros para atender a una población en aumento por razones
naturales y por una gran inmigración desde países suramericanos o a la pérdida
de valores?
Probablemente un poco de todo. El punto es que muchos predicaron
que Venezuela es un país rico. y, lógicamente, los ciudadanos menos favorecidos
dedujeron que esa riqueza no les llegaba porque los gobernantes se robaban los recursos. El plato estaba
servido para que llegara un aventurero prometiendo freír cabezas y reivindicar
a los pobres.
Inicialmente los bajos precios del petróleo,
como consecuencia de la crisis asiática, le impidieron satisfacer las
necesidades de los estratos menos favorecidos, por lo que su popularidad
descendió de casi un 80% cuando inició su mandato a un 30% en el año 2002. Gradualmente,
al recuperarse la economía mundial, el
precio del petróleo aumentó. Como no fue suficiente, el régimen endeudó al
país, dejó de invertir en infraestructura, abandonó el mantenimiento e imprimió
dinero inorgánico, todo para otorgar dádivas sin resolver los problemas de
fondo. Ahora se le trancó el serrucho.
Puede especularse que los partidos
tradicionales no logran calar en la
población porque insisten en predicar
que “antes se vivía mejor” y los nuevos no logran crecer por estar sometidos a un ataque mediático masivo de
desprestigio. ¿Qué pueden hacer? ¿Evitar la política de confrontación?
¿Reconocer errores y predicar que Venezuela no es un país rico y que es posible mejorar la calidad de vida pero que con el concurso de todos hay que aumentar la productividad y rescatar
principios y valores? ¿Permitiría esta prédica crear esperanza y ganar votos?
Lo desconozco, pero quizá es lo que los dirigentes deben evaluar, mientras que los ciudadanos de a pie
debemos dejar de atacarlos constantemente, sin que ello signifique no
opinar sobre sus actuaciones.
Como en botica:
1.- Ecarri peca de inmadurez al
declarar que no conversaría con Ismael García, quien lo aventaja en las encuestas.
2.- El afiche nazi
contra María Corina, Leopoldo y Capriles tiene un antecedente cuando los rojos
expusieron a gerentes petroleros durante el paro cívico.
3.- ¡No más prisioneros
políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
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