Como comentaba en otros Apuntes, los fines de
semana me sirven para mi contacto con
Cuba en llamadas telefónicas y correos electrónicos con personas que son mi
fuente desde la isla.
El tema estos días sigue siendo la
prohibición de exhibir películas en hogares y recintos privados y en forma
especial, películas en tercera dimensión.
"Es como ponernos la tapa a nuestra caja
de zapatos y taparnos la novedad que nos distraia", se lamenta Pedro,
quien acudía a estos cines caseros con su familia los fines de semana.
"He invertido todo lo que tenía para
adquirir películas y juegovideos y por fin estaba logrando salir del hoyo en que me encontraba, luego de
perder varios trabajos" me dijo Juan Carlos, un cubano que me pidió no
diera su nombre, porque es una de las personas que proyecta películas y las
distribuye en un pequeño negocio que abrió el año pasado.
Prohibir conlleva el resentimiento de los
afectados y el público en general. Las medidas del régimen solo han provocado
ira y frustración, no solo de los cuentapropistas sino de todos los cubanos,
que frecuentaban estos pequeños cines y
salas de juegos de videos en los barrrios.
A este malestar se unen los cuentapropistas
de ropa importada, que es el tipo de vestimenta que pide y adquiere el cubano
de a pie.
Cuando se creó la lista de trabajos, que el
cubano podía ejercer por cuenta propia como un paliativo a la enorme cesantía
provocada por el despido de miles de trabajadores del estado, no se fijaron las
regulaciones. Es hoy, en que el
trabajador está logrando con ingenio levantar su paupérrima economía, que se
fijan las reglas y multas:
“Artículo 3.-Contravendrá las regulaciones
del trabajo por cuenta propia y se le impondrá la multa, al que:
1.-ejerza una actividad que no está
legalmente autorizada, quinientos (500.00) o mil quinientos (1 500.00) pesos.
15.-Comercialice o exhiba productos distintos
de la actividad o actividades para las que está autorizado como trabajador por
cuenta propia, cuatrocientos (400.00) o mil doscientos (1 200.00) pesos”
¿Son prohibiciones por lo económico o el
temor cultural de lo que allí se proyecta?
Ningún cubano cree que el estado sigue siendo
el Ente Payernal pero estricto, que no quiere que en las pequeñas salas se
exhiba pornografía. A los cines caseros acude la familia acompañada con suss
niños.
En realidad la prohibición tiene como base el
temor a los mensajes que normalmente muestran, sin mayor intención, estas
películas.
Por lo conversado, creo que luego de estas
clausuras por decreto del gobierno de La Habana, la pequeña iniciativa privada
de las películas, videos y venta de ropa importada seguirá en pie, pero esta
vez será más peligrosa, porque funcionará como mercado negro, desde la
clandestinidad.
angelica
morabeals
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