domingo, 13 de octubre de 2013

TRINO MÁRQUEZ, HABILITAR PARA ATROPELLAR

Descartemos que el ciudadano (¿venezolano?) Nicolás Maduro solicitó la habilitación por un año, para combatir  la corrupción y enfrentar la supuesta guerra económica declarada por la derecha apátrida golpista.

Si quisiera luchar contra el “cadivismo”, las comisiones,  las empresas de maletín, los sobornos  y demás vicios del régimen más descompuesto de la historia nacional, le bastaría con levantar progresivamente el control de cambios y aplicarles los instrumentos legales existentes (Ley de Contraloría, Ley Contra la Corrupción y el Enriquecimiento Ilícito) a los parlamentarios, funcionarios del alto gobierno, gobernadores, alcaldes y contratistas allegados al oficialismo. Allí están la boliburguesía y los bolichicos con su riqueza súbita, fraudulenta y escandalosa ampliamente documentada, como símbolos ostensibles de la impudicia con la que actúan los corruptos rojos. Diosdado Cabello y Juan Barreto fueron liberados por la Asamblea Nacional y la Contraloría de toda responsabilidad administrativa, a pesar del amplio expediente elaborado en su contra por los desmanes cometidos en la gobernación de Miranda y en la Alcaldía Metropolitana, respectivamente.

La quimérica “guerra económica” inventada por el tándem Maduro-Castro para ocultar la debacle causada por el socialismo del siglo XXI, se acabaría si se produce un giro radical en la política oficial: se levantan los controles, se respeta la propiedad privada, se permite que el dólar flote de acuerdo con la demanda de divisas, se vuelve a crear un mercado de trabajo, ahora inexistente, se paralizan las estatizaciones y comienza un proceso de retorno de las empresas nacionalizadas al sector privado.

Nada de lo que debe hacerse para amputar la corrupción y salir del rentismo, tal como el propio Maduro propone (¿sabrá lo que es rentismo y mercantilismo?), se hará. Su opaco discurso en la Asamblea Nacional –muy mal leído, por cierto- revela que la intención de su solicitud avanza por un camino  muy distinto a los propósitos expresados.

Los objetivos de Maduro  apuntan en tres direcciones distintas, aunque complementarias. La primera, hacia el interior de  la claque dominante: demostrar que es un digno sucesor de su “padre” Hugo Chávez y que puede concentrar tanto poder como este; que representa el verdadero centro de gravedad de las decisiones y no comparte ese lugar con Diosdado Cabelllo. La otra, hacia la oposición: revela estar dispuesto a arrollar a quienes lo adversan sin detenerse en consideraciones legales. La tercera: que su modelo económico consiste en militarizar y favorecer su clientela, utilizando los recursos del Estado, especialmente las divisas, para repartirlos entre quienes le sean incondicionales; patrimonialismo del más primitivo.

Cabello, el duro y todopoderoso presidente de la Asamblea, quedaría relegado a un segundo plano durante un año, período suficientemente largo para que Maduro ajuste las piezas de la maquinaria que le permitiría aspirar a la reelección en 2018. Los cubanos le han instruido. El tiempo pasa volando. Conviene minimizar la figura del hombre del Furrial y sofocar sus deseos de llegar a Miraflores por la vía electoral.

A la oposición hay que amenazarla constantemente. El Ejecutivo cuenta con la Fiscalía y con el Poder Judicial para atenazar a los adversarios. La habilitante permitiría actuar de forma expedita contra gobernadores, alcaldes y diputados opositores, sin tener que sujetarse a los protocolos convencionales.

El modelo intervencionista militaarizado se mantendrá. El rentismo se exacerbará, solo que con una variante: el reparto de la renta petrolera no se hará mediante los canales y agentes tradicionales, sino a través de los militares, civiles y organismos públicos que decida Maduro y su camarilla. Cadivi será aún más selectiva en la asignación de las divisas. Estas serán administradas con mayor celo por el Gobierno, quien las empleará para fortalecer su proyecto e imagen. Ahora será cuando veremos clientelismo del bueno. Todas las empresas, industrias y comercios pasarán a depender de la voluntad omnímoda de un Ejecutivo que repartirá los dólares como se le  antoje. El empresario que no se someta a los designios del heredero quedará excluido del beneficio.

Estos, entre otros, son los cambios que buscan Maduro y los Castro con la habilitante. Se trata de habilitar para atropellar. Lo bueno es que con tanto poder, y tanta incompetencia, no tendrá a nadie a quien atribuirle los errores. La culpa será de él solito.

@trinomarquez

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

1 comentario:

  1. Estimados amigos,

    Lo que Ustedes estén divulgando del Papa Francisco, nunca ha sido expresado por él. En otro tiempo, esas frases se las adjudicaron a la Madre Teresa de Calcuta, luego al Papa Juan Pablo II, así que los invito a buscar la información auténtica...y desmentir las frases que tienen este blog..

    Rosalba Bortone

    ResponderEliminar

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.