Es impresionante lo reiterativo de la pregunta de cualquier habitante de Venezuela sobre la situación que estamos padeciendo: ¿cuándo será que revienta esto?
No tengo dudas de que así como me lo preguntan a mí, que lo que hago es escribir una columna semanalmente y opinar de vez en cuando en los medios de comunicación, cómo se lo preguntarán a los que forman parte de las fuerzas armadas.
Es un secreto a voces que lo que padecemos es inaguantable y cada vez es mayor la percepción de debilidad y del poco tiempo que le debe quedar a Nicolás Maduro en Miraflores. Sus mismos compañeros de partido lo presienten y quizá por esa razón algunos están echando el resto tratando de “raspar la olla”, mientras otros tantos andan tendiendo puentes con la oposición democrática “porsia”. Pero la mayoría lo que está es procurando adivinar quiénes son los militares que están amolando el sable para acomodarse desde ya.
La suerte de Venezuela se definirá muy pronto. Por ahora los cubanos gobiernan y mantienen a Maduro como mampara. En cualquier desenlace los militares que hoy están en “la buena” con Nicolás, y con lo que él representa, serán los primeros en abandonarlo. Se han ganado la gloria (pero económica) sin disparar un solo tiro, ni enfrentarse a un enemigo.
Han ascendido en su escalafón militar y aumentado enormemente su acervo patrimonial debido a la adulancia y a la traición a la patria. Ellos no impedirán nada que se fragüe dentro de la Fuerza Armada Nacional contra Nicolás Maduro, porque saben que la pelea será dura, no entre los militares venezolanos entre sí, sino entre la Fuerza Armada Nacional, si se decide actuar, y la narcoguerrilla colombiana dirigida desde Cuba. Ese será el escenario. Nada alentador por cierto.
Cleptocracia.-
Wikipedia señala que “el establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción y sus derivados como el nepotismo, el clientelismo político, el peculado, de forma que estas acciones delictivas quedan impunes, debido a que todos los sectores del poder están corruptos, desde la justicia, funcionarios de la ley y todo el sistema político y económico” es un gobierno cleptocrático.
No sé si ustedes pensarán lo mismo, pero yo no tengo ninguna duda de que lo que vivimos en Venezuela encaja a la perfección a lo que define la “Wiki” como cleptocracia. Vean a su alrededor, observen lo que ha venido haciendo el régimen que se instauró desde el año 1999: gobernadores, ministros constituyentes, alcaldes, funcionarios públicos y familiares del muerto. Puro bandidaje.
Me atrevo a decir que Edgardo Parra es una simple muestra, porque todos son iguales o peores, si los investigan como a Parra y los comparan, el burgomaestre valenciano se percibiría como un carterista.
¿Es que acaso no nos hemos dado cuenta que aquí, todo gira en torno al clientelismo político o que los órganos encargados de administrar justicia no están en manos de verdugos del régimen?
Eso es así y que no me vengan con el cuento y el disquito rayado de que ahora se nacionalizó todo, y que Venezuela es de todos. Nada de eso. Venezuela ha sido víctima del asalto más terrible que en su historia haya padecido. Porque los gobernantes de cuello rojo se han robado el dinero de los venezolanos y al mismo tiempo han envenenado a un sector inmenso de la población. Aquí meto en el mismo saco a rojos y opositores. Los primeros afectados por el odio que les inoculó el difunto, exacerbándoles el resentimiento, y los segundos, o sea, muchísimos opositores, con sed de venganza, lo que significa que el desenlace pudiera ser aterrador. Es allí el valor fundamental que debería tener una institución militar seria, para evitarlo. Lamentablemente quienes hoy dan la cara por los militares no tienen ni a lo lejos una apariencia de seriedad. Espero que los agazapados sean la mayoría para no perder las esperanzas de que en un tiempo no muy lejano se pueda ver la reconstrucción de mi país.
Maduro reta a Falcón.-
Todos los días sucede algo de qué hablar y también para hacer especulaciones. Sumamente extraña la amenaza que recibiera Henri Falcón de Nicolás Maduro. El gobernador del estado Lara se refirió a “un nuevo gobierno” y Maduro le dio 24 horas para que explicara o se retractara de esas declaraciones. ¡Vaya imbecilidad! Falcón dijo lo que todo el mundo comenta. ¿Ahora Maduro se va a hacer el loco? Quién sabe si lo que quiere Maduro no es victimizar a Falcón y cortarles un poco las alas a Henrique Capriles. Me explico: no entiendo por qué Maduro arremete contra Falcón, que hace poco dijo que dejáramos de estar hablando de la ilegitimidad o nacionalidad de Maduro, mientras Capriles no abandona el tema. No sé, pero como en esta locura que se ha instaurado en Venezuela tenemos que temer hasta del que está cerquita, no vaya a ser que sea un plan del G-2 cubano: “inflen a Falcón para dividir a la oposición”. Y qué mejor manera, que martirizándolo.
¿Cómo salir de esto?
Volviendo al tema inicial, y para desde aquí contestarle a quienes me preguntan, aquí va mi respuesta: los civiles tenemos tres armas fundamentales sin las cuales es imposible lograr un desenlace. Se las enumeraré en el mismo orden de importancia.
La primera: la perseverancia, consistente en no descansar en la denuncia, en la lucha, en la crítica. No importa el lugar en que te encuentres, o el trabajo que realices, tienes que desenmascarar al corrupto, al pillo, al injusto.
La segunda: es la protesta. Contagia a tu vecino, a tu amigo y al que puedas, de que el silencio es cohonestar las tropelías gubernamentales. Tienes que resistirte a las imposiciones contrarias a lo que tu consideras debe ser tu ejercicio de la ciudadanía.
Ayer, una joven en Guacara me decía que el pueblo se está acostumbrando a sufrir los apagones o el racionamiento de agua, y de alimentos; y le contesté, que contra eso tenemos que batallar.
Esa costumbre no puede apoderarse de nosotros. Tenemos que ser retadores. Por ejemplo, si vamos al mercado y hay un letrero donde se señala que solamente puedes comprar 4 paquetes de “Harina Pan”, mete en el carrito 7 y di que tú familia se come un paquete todos los días de la semana y no puedes hacer mercado a cada rato. Contagia de ese malestar al que tengas al lado. No puedes ser pasivo.
El sábado, durante el gran apagón que sufrimos los valencianos leí un tuit del padre Roberto Sipols en el cual decía:“@probertosipols La mediocridad y la resignación ante la injusticia y el abuso no son actitudes cristianas”. Desde luego que no puede ser de cristianos permitir el latrocinio comandado desde las altas esferas del poder.
Y la tercera arma con la que contamos, quizá hoy disminuida y por eso la nombro de último, es el voto. No es ningún contrasentido no creer en las instituciones y al mismo tiempo hacer un llamado al voto. El voto, amigos lectores, mantiene encendida la llama de la esperanza, pero además nos ayuda a ejercitar un valor que jamás debemos olvidar: creer y construir la democracia en esta Venezuela tan maltratada por quienes en mala hora han venido gobernando en los últimos años. Repito: perseverar, protestar y votar para exterminar esta plaga roja.
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