Poniéndose
uno telegráfico, vertiginoso, rápido… digamos, amigo Maduro, que usted debe
tranquilizarse. Aquietarse. Sí, los venezolanos, sus conciudadanos o sus
víctimas, como un todo, lo sentimos precipitado. Confuso. Desordenado. Y no,
Maduro, usted es el Presidente de la República. No puede venir ahora, después
de que nos metió en este berenjenal, a lucir atolondrado.
Volátil.
Inseguro.
¿Qué
es eso de “Yo tengo hoy a la 1:05 de la tarde del 11 de octubre, cinco meses y
veintidós días que me juramenté y en ese tiempo la burguesía parasitaria
amarilla no me ha dado un día de tregua, no me ha dado un día de beneficio de
la duda”?
¿Qué
tregua esperaba usted? ¿Cómo es eso de que esto es una “guerra psicológica” de
sus adversarios y que “en cualquier país por lo menos un año de beneficio de la
duda le dan a cualquier presidente”?
¿Quién
le dijo a usted que esto es cualquier país o que usted es cualquier presidente?
No.
Esto no es una guerra de ridiculez. Esto es, amigo mío, una República de la
Catástrofe.
Y
sí: es un berenjenal. Y usted no es Chávez, a quien por cuestiones de su
particularísima personalidad, que no vienen al caso ahora examinar, era muy
difícil de replicar. (Aunque un afamado columnista chileno, al verlo en aquella
famosa asamblea de la ONU donde hedía a azufre infernal, lo catalogó de
inmediato como un “payaso pícaro y peligroso”).
No.
Bájese de esa nube. Usted no puede seguir con esas tonterías de que “aquí la
mezquindad no tiene límites” o “me subestiman, pero bueno, que me sigan subestimando”,
cuando la inflación tiene a nuestro país atormentado porque es superior al
49,4% y la inseguridad del salario cotidiano (y de la vida misma) es una de las
peores plagas que nos han caído encima.
No:
usted se tranquiliza. Y no me llora más.
Ahora
bien: póngale gobierno a esta vaina.
Todas
las señales económicas son negativas. Y su gobierno no termina de abrirse a la
racionalidad de llamar a todos los sectores involucrados para buscarle solución
a esta crisis. No digamos a los políticos, ni a Primero Justicia ni a Julio
Borges, a quien definitivamente usted y los suyos odian y quieren destrozar a
trompadas, ni a la MUD. Pero sí a los sectores privados de la economía y a lo
que queda de institucionalidad, ante este fracaso que le golpea en la cara.
Usted
insiste en recrudecer la represión y amenaza con radicalizar este proceso
fallido; en arrastrarnos y colocarnos en una situación límite. No. No se trata
de “no hemos controlado bien” ni de que “hay que controlar aún más y mejor la
economía”, como le asegura su místico viejito Rasputín, quien sólo admite que
en las raíces de esta crisis de Estado únicamente está la devastadora
corrupción general del régimen y no el régimen mismo, que se sostuvo sobre una
inmensa chequera y una irracional improvisación. Un hombre, Giordani, que luce
aferrado al poder como un rencor.
No,
amigo. Se trata de llamar a estabilizar la situación. A comunicar un fuerte (y
poderoso) golpe de timón. ¿No le crispan los números las encuestas que le
indican que la situación sigue deteriorándose y los bloques siguen moviéndose
hacia la oposición?
Se
percibe e inquieta el permanente desacomodo interno de su Gobierno. Merentes
estaba en el timón de las Finanzas Públicas, aparentemente con Rasputín bien
marcado, y la Vicepresidencia le otorgaba una mayor capacidad en la
coordinación de esta área económica y ¡zas! En pocas semanas usted se lo vuela,
lo deja en Finanzas y trae a Ramírez, mientras grita: “¡Prepárense
psicológicamente!” pero se sigue el rumbo de Merentes. Se mantienen los factores
de Merentes en CADIVI y el Banco Central, excepto el nuevo tesorero, sobrino de
la señora Flores (que también juega). ¿Para dar credibilidad las medidas?
Y
Ramírez ratifica la misma ruta, aunque ahora con mucho mayor tronío ya que él
maneja los dólares de PDVSA y no Merentes.
Al
parecer han entendido que no tienen ninguna otra escapatoria que el ajuste,
vendiéndole simultáneamente al PSUV radicalismo político. ¿El modelo chino
tropicalizado? Sólo si el rumbo del paquete económico puesto en práctica
continúa.
Ramírez,
quien estaba en caída libre hasta hace ratico pero aguantó, vuelve a imponerse.
¿Por qué? ¿Para trancarle el serrucho a Giordani? ¿Para hacerle a usted el
mandado, Presidente, y darle aire con la subasta de esos millones de dólares
semanales, aparentando que “aquí no hay un problema de divisas”, cuando las
reservas continúan su caída libre?
Cualquier
salida pasa por otras devaluaciones que pueden provocar un electroshock
político, fondomonetarista, liberal. O podría tornarlo en un ajuste progresivo
en el que sólo algunos y determinados rubros y alimentos tengan un tratamiento
preferencial, mientras logra que otros factores de la economía se vayan
encontrando entre sí.
Pero
el impacto no disminuiría.
Tendría
usted también que estimular la producción nacional, para lo que hasta ahora no
logra encontrar ni la credibilidad ni la confianza.
¿Cree
que lo logrará inyectando más radicalismo al país?
No.
Sigue usted luciendo muy inseguro. Gelatinoso. Tratando de demostrar que es el
Presidente y el Comandante en Jefe de la Fuerza Armada.
Debe
tranquilizarse. El tiempo corre. La crisis se encabrona.
Sí.
El tiempo es su enemigo.
Sin
embargo, todavía puede abrirse a la totalidad del país y, ¿por qué no?, salvar
la República.
Cráteres
-
Cierto. Se le pone cuesta arriba el problema a Maduro y entran a ser decisivos
Diosdado Cabello y su sector. Según algunos factores, “no hay nada avenido,
nada pactado, dentro de los movimientos intestinos del régimen. Conviven hasta
el 8-D. Y es falso que no habrá elecciones. Ya Diosdado es dueño de la mayoría
de las gobernaciones, con la excepción más visible de la Adán Chávez”.
-
Unos cuantos en el Gobierno esperan a que la oposición haga su trabajo y
capitalice el descontento y convierta el 8-D en un plebiscito y barra, “ya que,
luego de ese resultado electoral, le será difícil a Maduro sacar la cabeza”.
-
Hay quien imagina que “en enero se podría presentar la increíble situación de
que sea Diosdado Cabello quien se abra a un diálogo real con el país mayoritario,
tire un cambio de timón y termine de desbaratar al sector civil de esta
dirección”.
-
Otro: “La Habilitante puede ser una herramienta para fortalecer a Maduro en su
ruta hacia el callejón y convertirlo en el albacea del desastre”.
aguilaluis_7@hotmail.com
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