viernes, 25 de octubre de 2013

LUIS ALFREDO RAPOZO, ¡FALTAN TRES DÍAS!

Estaba lloviendo muy fuerte, tan fuerte que las gotas de agua parecía que iban a abrir huecos en el techo de zinc de la casa y como la luz se había ido, cosa que siempre sucede cuando llueve, Doña Teresita se levantó de la cama para preparar un té de hierbabuena y el abuelo Figueroa le preguntó: “-¿Qué te pasa hija, no puedes dormir?”

“-Es que el tiroteo me despertó hace rato,-le respondió mientras buscaba las tazas en el gabinete-, fueron como 60 balazos y cuando eso pasa me angustia, porque uno no sabe si hay un muerto tirado en alguna escalera del barrio, como aquella vez que mataron a veinte muchachos y los dejaron montados uno arriba del otro, como si hubiesen barrido cucarachas  e hicieran un “montoncito” para luego pasar la pala”

“-Pero, no te angusties, que tu hijo está en el cuarto durmiendo, mija-le respondió el abuelo Figueroa-, además, este mes solo han habido cien muertos; la cosa está mejorando, porque el mes pasado mataron a ciento cincuenta personas como promedio”.

“-Si es verdad-le respondió doña Teresita- pero es que faltan tres días para que termine el mes y hoy apenas es jueves”-le respondió mientras servía las dos tazas de té y se sentaba al lado del viejo Figueroa, para comenzar a alumbrar a las ánimas en medio de esa noche oscura y  a rezar por las miles de víctimas que habían sido asesinadas este año.

“-Lo que podemos hacer, es empezar a llamar bien temprano en la mañana a la morgue, así que cuando lleguen ya tendremos muertos”-dijo el abuelo Figueroa-.

-¡Ay, Figueroa! Yo creo que nos estamos acostumbrando a todas estas cosas absurdas que están pasando; a esta manera de vivir que llevamos como si fuéramos animalitos que los arrean de un corral para otro, hasta que nos dan el palo por el cogote!-dijo doña Teresita-
“Es verdad, nos hemos acostumbrado a tomar té de hierbabuena que nosotros mismos sembramos porque no conseguimos café, azúcar ni leche. Para conseguir comida estamos detrás de un operativo del gobierno, comprando en camiones, que llegan una vez a la cuaresma o en campaña electoral, pero en el mercado no se consigue ni harina, mantequilla, papel toilét, pollo ni carne, nada mija”

-Es deprimente, que vivamos de esta manera. Siempre hemos sido pobres, porque todo el mundo no puede ser rico de cuna, pero ese socialismo no se entiende.

Ellos si han cambiado-dijo doña Teresita-; el teniente Mogollón, por ejemplo, ahora tiene una casa inmensa en la mejor zona de la ciudad, tiene carros, empresas, plata en el extranjero, desde que se hizo Alcalde y cuando le dieron el cargo en el Ministerio, hasta se la pasa más tiempo en Miami que aquí, mientras nosotros vamos de mal en peor; que la plata no nos alcanza, no hay empresa que de empleo, todo se está deteriorando tan rápido que hasta los pájaros se están mudando”

-Bueno, solo faltan tres días para que termine el mes. Dios nos dé vida y salud. Ahora, para conseguir las hallacas en diciembre, tenemos que pasar por las elecciones, primero-dijo el abuelo Figueroa-.

luis rapozo

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