miércoles, 23 de octubre de 2013

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, HABILITARLO PARA TERMINAR DE IMPLANTAR EL COMUNISMO

La implantación definitiva del comunismo, tercera etapa del proyecto cubano, requiere de una Habilitante para presentarla ante la comunidad internacional como credencial de legitimación del Estado Comunal (Estado Comunista) y de la próxima fusión con Cuba, que nos serán impuestos si no lo impedimos con una alianza cívico-militar.
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La implantación del comunismo en Venezuela, que facilitará su fusión con Cuba al tener el mismo sistema político-económico, es el proyecto de la monarquía comunista cubana, el cual han venido ejecutando los traidores a la patria desde cuando asumieron el poder en 1.999. Consta de tres etapas. Veamos cuáles.
La primera etapa, cumplida de 1.999 a 2005, tuvo por objeto la demolición de la democracia asaltando sus instituciones para la toma del poder político absoluto (tiranía) y, al mismo tiempo, la toma del poder económico apoderándose de PDVSA y estrangulando al empresariado independiente. La demolición de la democracia se efectuó en tres fases. La primera, aprovechar la ceguera del liderazgo democrático que les regaló la vía electoral. La segunda, dar el auto-golpe del 12 de Thermidor (que llamamos así para emparentarlo con el 18 de brumario de Napoleón). Ese día aciago de agosto de 1.999 los golpistas liquidaron el Estado Constitucional, declarando suspendida la Constitución del 61 y, en consecuencia, asumiendo el presidente el poder absoluto mediante la disolución progresiva de todos los poderes públicos, que fueron asaltados por sus secuaces.  Incluyó el control del CNE, para asegurarse la perpetuación en el poder mediante el fraude. Este auto-golpe fue posible por la colaboración de la CSJ, que autorizó la convocatoria inconstitucional de la Constituyente, y la claudicación del Congreso, que no enfrentó el cierre. Senadores y diputados se entregaron legitimando el auto-golpe.
Demolida la democracia, los traidores a la patria continuaron ejecutando el proyecto comunista que les ha encomendado Cuba. Procedieron, ya sin obstáculos institucionales, al asalto a PDVSA, conscientes de que el dueño del petróleo es dueño de Venezuela. Y a liquidar la producción agropecuaria, para dominar al pueblo por el estómago. Tropezaron, sin embargo, con una oposición de verdad que le hizo el pueblo, protagonista de la rebelión de 2002 (la mayor gesta de esta etapa histórica), la huelga petrolera de 2002-2003 (desafío de los profesionales universitarios que demostraron conciencia de clase y convicción patriótica), la participación masiva en el referendo revocatorio de 2004 (una verdadera rebelión popular traicionada por los políticos) y la abstención masiva en las elecciones de 2005 (otra verdadera rebelión popular traicionada por los políticos).
Desde 2006, le fue fácil a la tiranía comunista pasar a la segunda etapa del proyecto cubano, porque la supuesta oposición abandonó la calle convirtiéndose en una comparsa electoral. Así, pues, durante la ejecución del Primer Plan Socialista (2007-2013) la tiranía no consiguió obstáculos para echar las bases del comunismo. Próximo a entrar en la tercera etapa (implantación definitiva del comunismo) se le presentó a los cubanos un problema mayúsculo: murió el jefe de la traición. Confiados los Castro en que aquí no hay oposición de calle, sino comparsa electoral, escogieron para la presidencia al de su mayor confianza. El que debe agradecerles toda la vida haberlo llevado adonde nunca debió llegar. Dudosa nacionalidad, sin tiene profesión conocida ni estudios reconocidos, carente de liderazgo político y/o militar, no provoca ni frío ni calor. En fin, un don nadie que los Castro se sacaron del sombrero como los magos.
A pesar de su origen político-electoral bastardo y de su carencia de liderazgo militar y de masas, el heredero usurpador va camino a cumplir su primer año en el gobierno (8-12-13). Envalentonado porque no hay realmente una oposición que temer, ha decidido pasar a la implantación definitiva del comunismo, tercera etapa del proyecto elaborado por Cuba, para lo cual exige una Habilitante que le permita promulgar las leyes ya redactadas por los cubanos. Una temeridad en medio de una crisis pavorosa, explicable únicamente porque no le teme a la caricatura de oposición.
La implantación definitiva del comunismo y la fusión con Cuba sólo podrá impedirlo una alianza cívico-militar. Es ahora o nunca. Para mañana será tarde.
http://jesuspetitdacosta.blogspot.com
petitdacosta@yahoo.com

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