La historia, entre otras muchas cosas
negativas, describirá a este gobierno castro comunista como el más corrupto y
embustero.
Bastante sacrifico, sangre, sudor y
lágrimas, le costó a varias generaciones de venezolanos conquistar el derecho
de hablar libremente para que un tenientico nos venga a mandar a callar.
No
chamo, eso lo podías hacer en el pelotón que alguna vez comandaste, pero no
aquí en este país de libertadores, que se supone de gente libre. Insólito pues
resulta el hecho de aplicarle a dos diputados de la bancada democrática en la
AN un reglamento fascista y que por portarse mal durante la intervención del
designado presidente por el CNE y en consecuencia se les impida el derecho de
palabra.
Resulta y acontece, como dicen por allí, que esos dos diputados no son
solo dos personas no, ellos representan un número importante de ciudadanos que
los eligieron, que votaron por ellos para que los representaran en ese cuerpo
colegiado y para que hablaran por ellos.
Y si no me equivoco ellos fueron electos
por más personas que el tenientico, es decir que representan mucho más gente
que las que él representa. Así que pido, exijo, que se suspenda inmediatamente
esa irracional y antidemocrática sanción de suspensión del derecho de palabra
para ambos diputados. Los parlamentos son para parlar.
Realmente creo que se han dejado pasar
muchas arbitrariedades de este régimen castro comunista. Esa conseja de que hay
que aguantar para no dar pie a que estos facinerosos tuvieran motivos para
darle una patada a la lámpara, creo que está llegando a su fin.
La patada a la
lámpara se la vienen dando desde el mismo inicio de este gobierno. Desde 1999.
El teniente coronel felón difunto hizo lo que le vino en gana y nos lo tuvimos
que calar por respeto y que a la voluntad popular.
Hizo una constituyente
inconstitucional, redactó una constitución a su manera, cambió el nombre de la
república, modificó el escudo y la bandera porque le dio la gana. Convirtió a
todos los poderes públicos en unos mandaderos de sus caprichos. Introdujo la
división, el odio y la intolerancia en la escena política nacional. Cambió
todas las reglas de comportamiento del hombre público. Se apropió groseramente
de todos los recurso del Estado y los usó como le dio su real y canina gana.
Militarizó la administración pública y convirtió a la FAN en un su partido
político. Hizo de la corrupción el modus operandi de todo el gobierno. Montó su
propio CNE, su propio TSJ, su propia Fiscalía. Vistió de rojo rojito a todos
los funcionarios del Estado. Sacó listas y listicas para joder a los que no le
bajaban la cerviz. Regaló nuestros recursos, los despilfarró. Llenó de cubanos
lo cuarteles y muchos otros organismos claves del Estado.
En fin que volvió un
desastre al país. Lo destruyó, no solo en su infraestructura y su
funcionamiento sino lo más grave lo destruyó moralmente. Y nos lo calamos y que
por el bien de la democracia.
Ahora se va al más allá y nos deja a
“un digno heredero”, alguien que no tiene mérito alguno para dirigir un país,
ni siquiera una cantina de cuartel que fue la credencial más importante del
difunto, y cuya cuna es de dudosa ubicación. Y como era de esperarse no solo
continuó con el desastre nacional sino que lo profundizó. En escasos seis meses
el caos es total, la anarquía nos devora. La inflación por las nubes. No hay
alimentos. La gente se pelea y hasta se mata por un paquete de harina, un pote
de leche o un litro de aceite.
Su propio partido está en desbandada, hay grupos
y grupúsculos. Los militares, los civiles, los tupas, los marxistas, los
cubanos, los guerrilleros, los boliburgueses, los narcos y demás yerbas
aromáticas. Cada quien jalando por su lado, a la libre. Y él viendo pajaritos,
durmiendo con el supremo y eterno, pa’riba y pa’bajo de manitas agarradas.
Y la
corrupción campante y no contento con esto ahora pide, quiere, poderes
especiales. Poderes especiales para qué. Será para hacer como el tenientico y
prohibirnos hablar. Y será que seguiremos como hasta ahora, estoicamente,
aguantando todo esto, viendo cómo se destruye la patria, como se le entrega a
los castros, como se roban todo. Pues no debe, no puede ser. Al menos yo, no me
callo. Mi única arma de combate es mi lengua a la que le presto mi PC para que se exprese. Y ningún tenientico ni
conductor de bus me lo va a impedir.
No sé ustedes, apreciados lectores, pero
yo no me lo calo. En este paraninfo no entran ni uniformados ni
analfabetas.
Iván Olaizola D’Alessandro
iolaizola@hotmail.com
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