viernes, 11 de octubre de 2013

IVAN FERNANDEZ, CRONICAS DE UN BUHONERO, NOSTALGIAS DE UN DESEMPLEADO

Cada vez que tengo el privilegio de conseguirme con Rafael Gallegos y conversamos sobre muchos asuntos, siempre por alguna razón desconocida_ tratamos los temas de la Caracas de ayer. Hoy en la mañana, hablamos del Portón, conocido restaurant de carnes donde se comía delicioso a precios solidarios. Le comentaba yo que de la noche a la mañana, algunos sitio emblemáticos, que estuvieron muy de moda, desaparecieron sin que lo notáramos. Así sucedió con El Portón, con el Jaime Vivas que muchos disfrutamos (no de la pocilga que ahora lo reemplaza), con la Squarcharelli (¿se escribe así?) en Los Charaguamos donde las cervecitas eran a real y nosotros, estudiantes universitarios, enviábamos a un embajador, parecidos a los de ahora a reservar mesas, y luego rematábamos en  El Tropezón para ingerir un nervioso que es como antes se llamaba el mondongo. 
Otras veces, recalábamos en Tostadas Bello Monte que no sé si aún existe porque casi no paso por allí. Cuando una carajita nos gustaba, la invitábamos a la Alaska donde nos servían las arepas en el mismo carrito viejo de entonces. Si estábamos solos, a veces, “echábamos el carro” que antes significaba irse sin pagar…..
Eran tiempos de “pelazón” porque los gastos de la UCV superaban los ingresos. Yo me resolvía porque un compañero de clases mataba tigritos como mesonero en sitio fino y hasta allá iba a dar yo con la “jeva” de turno. Mis escarceos con la auditoria se iniciaban y alguna vez le pregunté al compañero ¿cómo hacia para ordenarme Whisky y jamón serrano si apenas yo tenía para pagar dos cervezas? La respuesta era sencilla, simplemente le cargaba mi consumo a los borrachitos de la mesa de al lado que tenían dinero y ganas de gastarlo.
Por cierto, “la cuerdita” de la época recuerda la anécdota del Tropezón cuando el encargado contrató a un pitcher retirado que con un cargamento de saleros no pelaba el vidrio trasero del carro que pretendía irse sin pagar. Nosotros nos enteramos de la vil maniobra y entonces, en mi camionetica Taunus colocábamos en la cajuela a un brillante centerfield que armado con su guante, fildeaba los saleros. En la maleta siempre tenía varios saleros. Los dueños del tropezón que dudo que aún existan, no se molestarán en ubicar al buhonero delincuente.
En ocasiones algunos teníamos que almorzar en el comedor de la UCV que costaba un real y la comida era pésima, alguno de nosotros, previa rifa, tenía que “levantarse” a alguna dama de las que servían para que nos tratara mas o menos. Sólo que no sabíamos que tenía más grasa si la novia o la carne guisada. Sin embargo, frecuentemente, en el mercado libre que se organizaba, yo cambiaba mi arroz por un cambur o una naranja. Eran tiempos duros pero se gozaba una bola porque llegabas limpio a la UCV y siempre terminabas en una fiesta que muchas veces no sabias ni de quien era.
Pero no todo era mamadera de gallo, teníamos que “echarle b…olas” a los estudios  porque los profesores eran muy exigentes. De la época recuerdo entre mis mejores profesores a Hugo Romero, profesor emérito que por muchos años fue Vicepresidente del BCV  y que le daría de patadas a algunos de los rojos rojitos que están emitiendo dinero inorgánico. Fue Hugo Romero quien me enseñó la Teoría de Formación de Precios que hoy olímpicamente ignora el gobierno. También recuerdo a Maza Zavala que junto con Luis Beltrán Prieto eran más feos que yo, A Rodríguez Mena, hoy aquejado de problemas de salud y a quien le deseo pronta recuperación. A los hermanos Silva Calderón, especialmente a Álvaro que a pesar de su vergonzosa militancia era y es un tremendo profesional. A Miriam San Juan, eminente abogado_ nunca abogada_ que me enseño los Principio del Derecho, a Ricardo Remis de origen cubano, experto en costos que nunca logramos que dejara de decir “cobata” para referirse a esa prenda, a José Contramaestre eminencia en el área presupuestaria, a Rubén Álvarez mejor conocido como “care crimen” que por allí debe andar echando vainas y así a muchos otros cuyos nombres omito porque  mi traidora memoria se niega a obedecerme pero que igual guardo para ellos reconocimiento y respeto. Con respecto a mis compañeros, algunos de los cuales ya no están, recuerdo con especial afecto a Alberto Mejías mejor conocido como “Cabeza de Cajón”, a Oscar Bastidas alias “el Tomate” hoy experto internacional en cooperativismo, a Juan bautista Abreu, el querido “contrabando” de cuya desaparición se cumplieron recientemente 19 años. A Romaira Blanco, a Ronal Escobar, a Josefina Carmona, al negro Méndez que se dirigía a las chicas de la época con su clásico “voltea para que te enamores”, a mi hermana Marlene Alonso, al Oso Yogui, a Pablito y muchos más que hoy son amorosos y serios abuelos. Muy pronto cumpliremos 40 años de graduados.
Era toda una época, con recuerdos seguramente parecidos de quienes nos antecedieron en las aulas como Eddie Ramírez y Antonio Méndez que junto con Susana disfrutaron las primeras arepas de ensalada de gallina y aguacate antes que se llamaran reinas pepiadas y Rafael Gallegos que ya andaba detrás de una reina de belleza que aún le acompaña y lo soporta.
En esa época, como había muchos jodedores, cuando una salía con la novia formal, procuraba asistir a sitios no frecuentados por “la cuerdita” pero un día me descubrieron y mientras yo bailaba con mi novia, hija de españoles y que tenía por nombre “Paloma”, cuando les vi, poco a poco, aprovechando un pasodoble, me fui con Paloma al salón de afuera. Enseguida el Negro Ronal Escobar soltó una frase que se hizo inmortal “muchachos vengan a ver a Iván que está bailando con la Paloma afuera”. Todavía sus risas resuenan en mi cabeza. Por supuesto la Paloma me cortó las patas para siempre.
Como todos saben, en la época ni lo profesores se salvaban de los “motes” que les hicieron famosos. Por supuesto que yo también tenía el mío pero ni de vaina lo menciono porque es secreto de estado.
Para finalizar, ya en esa época, Lastenia, Trina, Marina, Andreina, Faga, Beatriz, Marina, Mery y muchas otras carajitas, además de estudiar con seriedad, ya estaban rompiendo corazones y recibiendo declaraciones que no eran precisamente de impuestos. ¡Qué tiempos Aquellos” que nunca volverán, aunque algunos conservamos los ímpetus, las energías y las ganas pero cuando perseguimos a una chica, cuando la alcanzamos, ya se nos olvidó el motivo de la persecución y los únicos sitios donde nos piden el teléfono es en los supermercados cuando usamos la tarjeta de crédito. Así le pasa a mi Coronel Norvidio que ya retirado, es eminente chef casero, de quien espero que alguna vez vuelva a impresionarme como hizo con el pez espada que recientemente preparó en la casa de mi hija. Nadie me quita lo bailao.
SON EVOCACIONES DE UN BUHONERO DESEMPLEADO CON TIEMPO PARA ESCRIBIR PENDEJADAS PORQUE  NO LE DAN TRABAJO YA QUE ES PERSEGUIDO EN SU PROPIO PAIS.
POR LA LIBERTAD DE LOS PRESOS POLITICOS. ¡¡¡¡LIBEREN A SIMONOVIS!!!!
Iván Fernández
El Buhonero de La Resistencia
Octubre 8 de 2013EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

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