miércoles, 23 de octubre de 2013

EDDIE A. RAMÍREZ S., LA INTERVENCIÓN MILITAR

¿Por qué intervienen los militares  para cambiar el rumbo político de un país? ¿Se justifican estas intervenciones? La teoría de que los militares intervienen por ambición política solo es cierta en algunos casos.  Generalmente, esas intervenciones se producen porque existe   un malestar colectivo  más o menos generalizado y los militares perciben que los  civiles no pueden resolver los problemas que aquejan al país. En el fracaso de los civiles en el ejercicio de gobierno está la excusa y a veces la justificación que esgrimen  los militares para actuar.

Cuando los Poderes del Estado son autónomos y al frente de los mismos hay funcionarios íntegros, los países logran evitar mediante los controles institucionales y con elecciones las indeseables intervenciones militares. Las  crisis se presentan cuando se cierra la vía electoral, cuando se viola la Constitución o cuando se produce un estado de anarquía que impide la gobernabilidad.
Por ejemplo, la intervención militar del 18 de octubre de 1945 se justificó para desplazar los restos del gomecismo dentro del ejército y de la administración pública.  El bonachón Medina Angarita quería imponer a su sucesor, por lo que  no estaba dispuesto a realizar elecciones en las que todos los venezolanos pudiesen votar. En esa oportunidad los militares buscaron y obtuvieron el apoyo del partido  Acción Democrática. El 24 de noviembre de 1948 se produjo como reacción al malestar por el sectarismo de AD, lo cual han reconocido muchos de sus dirigentes. ¿Pudo evitarse este golpe que contó con el apoyo tácito del partido  Copei? Desde luego que sí, pero faltó madurez política. La intervención militar del  23 de enero de 1958 contó con apoyo popular y se produjo por los atropellos del régimen y porque el dictador  Pérez Jiménez cerró  la vía electoral.  . 
Varias intervenciones militares fallidas  ocurrieron posteriormente. En todas ellas el argumento fue que los civiles no gobernaban de acuerdo a los intereses del país. Según algunos “el pecado de los militares no es  por intervenir en momentos de crisis, sino por perpetuarse en el poder”. Sin embargo, en condiciones normales  no deben ser  árbitros que deciden cuándo intervenir, sino expresar sus inquietudes e incluso ejercer presiones, si  el caso lo amerita,  a través del  alto mando. El 11 de abril del 2002 ese mando actuó correctamente al recomendar dialogar y, posteriormente, al desobedecer la orden de Chávez de arremeter contra una manifestación pacífica, aunque después faltó comando para una transición adecuada.
Hoy el alto mando es sumiso, la Fuerza Armada  está dividida y hay varias docenas de oficiales en el exilio. La incógnita  es ¿Cómo evalúan los militares activos la doble nacionalidad de Maduro, la creación de las milicias, la injerencia de los cubanos,  la marcha  hacia el castro-comunismo,  el entreguismo a Guyana y las constantes violaciones a la Constitución?  A los civiles no nos  corresponde despejar esa incógnita, sino  votar el 8 de diciembre, seguir protestando los atropellos y convocar una Constituyente. 
Como en botica: Nuestra solidaridad con el diario 2001. La censura  sigue ganando terreno.  Ahora también importamos gas de bombona  desde Catar.  ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados! 
eddiearamirez@hotmail.com

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