miércoles, 2 de octubre de 2013

DANILO ARBILLA, EL PEAJE DE FIDEL, "MEDICOS" CUBANOS PARA ECUADOR

Rafael Correa ha resuelto contratar mil médicos cubanos, en los que invertirá 30 millones de dólares anuales, pese a las protestas de los médicos ecuatorianos, hecho éste que al autoritario presidente del Ecuador lo tiene muy sin cuidado. Lo que sí sorprende de esta decisión es que contradice un poco la conducta de Correa: es autoritario, ha acabado con la libertad de prensa y la separación de poderes, en las elecciones abusa desafiantemente de su cargo y de los recursos del estado y ni respeta los derechos indígenas, pero no es tonto y en general no comete actos que notoriamente perjudiquen a su país.



En esta operación, empero, trae médicos de mediocre formación y por cierto no mejor, por no decir peor, que la de los colegas ecuatorianos, entre los cuales, además, crea desocupación. A razón de 2,500 dólares per cápita, le saldría mucho más barato y con mejores resultados invertir eso en los médicos locales.
¿Lo hará para imitar a Chávez, Dilma Rousseff, José Mujica, y algunos otros mandatarios progresistas que han puesto en marcha o anunciado proyectos similares de importación de médicos u oftalmólogos cubanos? Y que lo hacen en todos los casos a despecho de la protesta de los facultativos nacionales, no solo por el problema ocupacional sino por el nivel del producto importado, en caso muy por debajo del nacional, a lo que se suma la mala decisión económica.
En teoría el gran negocio es para los médicos cubanos: con un salario de 2,500 dólares bailan en una pata. Pero no es tan así: la plata, esos millones, no van para los médicos sino que son para el gobierno de Cuba y éste es el que después les paga un sueldito a sus exportados. Los Castro son los que hacen el negocio: reciben una millonada de dólares, de los cuales sacan un pequeño porcentaje para los suelditos, y se quitan mil funcionarios de encima, con poco para hacer, sobre todo por la falta de material e insumos, y los que significan un costo y, sin duda, a la larga, un foco inflamable.
Para los médicos cubanos, de todas formas, no constituye un castigo sino todo lo contrario. Escapan de la isla, de su opresión, represión, escaseces y racionamiento y tienen un trabajo y en general aseguradas algunas extras como casa, comida y otras prebendas, como pasa por ejemplo en Venezuela.
Pero la real explicación es que todo eso se trata de una de las formas de peaje que hay que pagar para recibir la bendición de Fidel. Esto es, para obtener la credencial de izquierdista. Una especie de tarjeta o pase libre que permite cualquier tipo de avasallamiento de las libertades y derechos de los ciudadanos, pero santificados por el progresismo de izquierda. Con ese carnet se puede violar la constitución, permanecer en el poder por largo tiempo, manejar elecciones “libres” aprobadas por la Carta Democrática Iberoamericana e Insulza, acabar con la prensa independiente y opositora y con la disidencia, y otro tipo de atropellos sin que haya protestas internacionales ni condenas de organismos.
“Si Alberto Fujimori, en los hechos un precursor de los actuales regímenes populistas, progresistas y bolivarianos, hubiera tomado esa prevención –la de pagarle el peaje a Fidel y obtener el pase libre y el carnet de izquierdista– hoy no estaría en la cárcel, sino en la casa de gobierno, seguramente con Vladimiro Montesinos sentado a su diestra”. Esto fue lo que me dijo un muy respetable dirigente de izquierda conocido a quien le pedí que me explicara esa contradicción de no condenar lo que ocurre en Cuba flagrantemente y sí hacerlo en otras partes del mundo y no solo del mundo occidental y democrático.
Entenderlo es muy fácil me dijo: “Si apoyas a Cuba y eres fidelista, eres un hombre de izquierda; si no, eres de derecha y hasta fascista. Y si además el que te da el título es el propio Fidel, ya no hay más discusión”.
“Ahora –agregó– hay que entender que Cuba pasa por necesidades serias, que los Castro no pueden ocuparse de todo, y hay que ayudarles económicamente, lo que en definitiva se carga al rubro solidaridad socialista”.
“Cuanto más solidaridad, mejor la categoría de la tarjeta que se recibe: a Chávez, por ejemplo le debe haber tocado una platino superior y de lujo”, finalizó su explicación con sarcasmo algo masoquista.

Danilo Arbilla ‏@DaniloArbilla

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