Hay
que abrir espacios y canales a través de los cuales puedan circular ideas sobre
los fines, objetivos y métodos de resistencia cívica a la degradación
neototalitaria que atrae a los enchufados. La MUD ha sido un primer impulso
renovador
Puesto
que nos proponemos ser un movimiento alternativo a las posiciones
neototalitarias, estamos obligados a tratar a nuestros disidentes con
contemplaciones.
Condescendencia
que no es por bobada. Se apega a una gestación democrática de la mayoría y a la
presunción de que ella cambia producto de la confrontación con y entre
discursos minoritarios.
La
prueba de la pluralidad no es sólo la existencia del juego de opiniones sino la
garantía de que ellas pueden influir o determinar la adopción de nuevas
posiciones comunes.
Si
esta visión tiene algo de cierto, convertir en casus belli diferencias con la
posición oficial de la MUD, conduce a la negación propia.
Exuda
desgaste en doble vía. Especialmente en desavenencias que tengan que ver con la
formulación de una estrategia eficaz para desplazar pacífica y
constitucionalmente al régimen no democrático que ejerce, aprovechándose de la
democracia formal, todo el poder del Estado desde una sola de sus instancias.
Hay
que abrir espacios y canales a través de los cuales puedan circular ideas sobre
los fines, objetivos y métodos de resistencia cívica a la degradación
neototalitaria que atrae a los enchufados.
Debate
libre de incidencias burocráticas propias de las viejas formas de luchar por el
poder. Los temas afloran en la conversación común como aspectos que
desarrollarían el nuevo pensamiento alternativo, la oferta de país y el plan
estratégico para llegar a él.
No
es automático que las innovaciones surjan de los disidentes. Pero, al menos,
van a indicar motivos de reflexión lateral a lo convencionalmente dado por
verdadero por el pedazo de foca, inherencia incómoda de separar, que cada uno
pueda conservar por dentro.
El
país no va a emocionarse, no va a recuperar el riesgo a soñar sin las
iniciativas, los planteamientos y las propuestas que evidencien que existe más
ambición alternativa que pura y simple gestión opositora.
La
MUD ha sido un primer impulso renovador. Ella motorizó una experiencia
significativa para orientar la confluencia de energías partidistas,
personalidades independientes y sectores sociales.
Pudo
construir una propuesta unitaria de alcaldes y concejales que es una fortaleza
para el 8.
Son
candidatos que continúan, en el plano electoral, el enfrentamiento social y
político al régimen. Salieron de unas primarias abiertas o de un consenso.
Representan la voluntad de unidad. Tienen además, el plus de su vinculación
armónica a un horizonte alternativo desde modelos diversos de gestión local.
La
propuesta produjo otra clase de disidencias. Un minoritario efecto Narciso
llevó a postulaciones al margen de la Unidad. Pero aún son parte de la
oposición.
Hay
que persuadirlos de que no favorezcan el triunfo oficialista global. Un papel
que han jugado partidos que actualmente están en la MUD y que merecieron la
oportunidad de corrección. Es hora, como le gustaba decir a Caraquita Urbina,
de barrer hacia adentro.
simongar48@gmail.com
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