jueves, 5 de septiembre de 2013

PACIANO PADRÓN, UNA NIÑA EMBARAZADA CADA TRES MINUTOS

         Cada tres minutos queda embarazada una adolescente en Venezuela, cifra que crece ante la indiferencia del régimen decadente y el silencio de la mayoría de los venezolanos, quienes vemos crecer el drama del embarazo precoz sin levantar la voz. 

De las 850 mil mujeres embarazadas en el país el último año, 195 mil son adolescentes, según reciente trabajo periodístico de Vanessa Rayo. ¿Seguimos callados ante esta tragedia nacional, o nos revelamos y actuamos?

        
Según la Organización Mundial de la Salud, un embarazo se considera precoz cuando la mujer queda en estado de gestación antes de cumplir 19 años.  Dámaso Castellanos, del Ministerio de Salud, afirma que el 23% de las embarazadas en Venezuela son adolescentes.  Añade el Director de Atención a Madres, Niños, Niñas y Adolescentes que la mayoría de estos embarazos se producen en jovencitas de 15 o más años, siendo numerosos también los embarazos de niñas de 14 o menos años, en buena parte víctimas de violaciones. ¿Qué ha hecho el gobierno indolente, cómplice por indiferencia? ¿Qué hemos hecho los ciudadanos?

         En diferentes partes del mundo se ha agarrado el toro por los cachos, gobierno y sociedad civil han actuado en conjunto, para poner freno a ese problema, mientras que aquí el Ejecutivo Nacional no ha dado un solo paso en positivo, con efectos sensibles. Países vecinos como Colombia están dando una dura batalla contra el embarazo precoz, y el resultado es palpable. Por el contrario, en Venezuela disminuyen considerablemente los centros de atención sexual y reproductiva, ahogados por el centralismo del gobierno que quiere acabar con los esfuerzos privados. Hace apenas ocho años, en 2005, setenta de esos centros atendían a niñas y jóvenes venezolanas para su educación sexual y reproductiva, hoy quedan apenas veintitrés, cuarenta y siete desaparecieron.

         Un reciente estudio en escuelas de Petare arroja una información lacerante: numerosos niños de ambos sexos se inician en la actividad sexual a los 10 años. La mayoría de ellos respondieron, al ser inquiridos, que la relación es con compañeros o según el caso, compañeras del salón de clases. Tal hecho no excluye relaciones con mayores.  Se presentan casos de niñas de 11 años embarazada por adultos. ¿Esto puede continuar sucediendo sin que haya una reacción de la sociedad como un todo? Por supuesto que el gobierno debe jugar un rol importante, pero el desafío de frenar el embarazo de niñas tiene que ser tarea de todos, de la familia, de los maestros y líderes sociales, de las iglesias y, por supuesto, del Estado.

         Quienes estudian esta tragedia nacional, mencionan distintas razones para su existencia, entre las que destaca la falta de un proyecto de vida. Los niños deben tener idea de hacia dónde quieren ir, qué desean ser en el corto, mediano y largo plazo. No es de extrañar que niñas sin visión de futuro, que no encuentran hacia dónde dirigir sus pasos, puedan ver la maternidad como algo deseable a su corta edad.

La escasez de oportunidades educativas y laborales es también causa de  embarazos tempranos.  Tener una insuficiente y mala educación sexual, acompañada de la crisis de valores que padecemos, muestra el drama venezolano.

La conclusión de lo antes dicho pareciera caerse de maduro: tenemos que reaccionar como sociedad. Es relativamente fácil frenar el crecimiento del embarazo precoz con un esfuerzo mancomunado. Una niña embarazada cada tres minutos es una locura, es señal de degradación y enfermedad social, ante la cual deben encenderse las alarmas. Que el gobierno indolente haga su parte, y que cada uno de nosotros haga la suya. Es hora de actuar. 

E-Mail: pacianopadron@gmail.com. Twitter: @padronpaciano.

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