viernes, 6 de septiembre de 2013

MILOS ALCALAY, NO ESQUIVAR EL ESEQUIBO, BRÚJULA DIPLOMÁTICA

Un tema de Estado que debe unir a todos los venezolanos es la defensa de la soberanía de nuestro territorio y en particular la defensa de los derechos históricos e internacionales que nos corresponden en el Esequibo, sumado a la defensa de nuestra fachada atlántica que le asegure a Venezuela la salida hacia el Océano y la explotación de nuestros recursos naturales.

Algunos temas de fundamental importancia, no pueden ser resueltos solo por la decisión del Gobierno de turno. Si se quiere luchar contra la corrupción de manera eficaz, solo se logrará si se involucran de buena fe a todas las instituciones del Estado: gobernadores, alcaldes, concejales, empresarios, ONGs convocados para solucionar el drama que empobrece a un país a pesar de los inmensos ingresos. La inseguridad es otro ejemplo: solo el esfuerzo conjunto de todos logrará vencer el temor que sentimos los venezolanos al salir a la calle

Esa misma necesidad se da en la defensa de nuestro territorio. Constatamos que los comentarios de especialistas, la publicación de editoriales sobre el Esequibo sumado a las posiciones de algunos miembros de la Armada y de expertos de la Cancillería lograron que durante la visita de Maduro a Georgetown, ambos Mandatarios se comprometieran en solicitarle al Secretario General de la ONU que ratifique en sus funciones al Buen Oficiante Norman Girvan, debido que su gestión ya había concluido. Con ello se dio un paso importante pero no suficiente en relación a la reclamación venezolana en el Esequibo. Al ratificar al Buen Oficiante, se mantienen los alcances establecidos en el Acuerdo de Ginebra de 1966 invocando la aplicación del artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas.

Es un paso importante pero no suficiente, porque si se quiere enfrentar a fondo el problema, quien debe aportar los argumentos, los documentos y los derechos de Venezuela, es el “facilitador”. En el caso de Venezuela, el facilitador es Roy Chaderton, quien debido a las múltiples responsabilidades que tiene, no puede dedicarle el tiempo integral que requiere la defensa del Esequibo, ya que además de esta delicada función, ejerce simultáneamente el cargo de Embajador ante la OEA;  acompañante en el proceso  de negociaciones de Paz entre Colombia y las Farc y miembro del Consejo de Estado. No puede dedicarle tiempo necesario.

El otro problema es la contradicción de Maduro en la defensa del Esequibo. El Gobierno Venezolano, al copiar la tesis Cubana de que el problema de la reclamación ha sido la manipulación de “las fuerzas del imperialismo y del colonialismo ante la pobre y pequeña Guyana” le quita fuerza a la reivindicación de Venezuela que se ha enfrentado al Reino Unido y a los diplomáticos de Estados Unidos, impuestos como nuestros representantes en el Laudo Arbitral de 1899. Gracias a la atinada acción de la diplomacia venezolana, se volvió a recuperar la reivindicación histórica al lograr suscribir el Acuerdo de Ginebra en 1966.

Finalmente Maduro debe seguir la tradición diplomática,  y convocar a las fuerzas representativas de la nación: partidos políticos: de gobierno y oposición, representantes de las Fuerzas Armadas, especialistas, historiadores, medios de comunicación y las personalidades más reconocidas para poder delinear una estrategia común y no esquivar el Esequibo

milosalcalay@yahoo.com

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