Todos
los días se percata uno de algo nuevo en este complejo Proyecto Constituyente.
En este proceso ha habido de todo: detractores de buena fe, indiferentes,
defensores pero por las razones equivocadas, detractores maliciosos, voluntaristas,
soñadores. Y aunque me podría catalogar como uno de estos últimos no deja de
asombrarme todavía que luego de tanta tinta vertida (además de la tinta
electrónica), aun las personas a quienes dirigimos el mensaje Constituyente no
hayan caído en su significación. Y es culpa nuestra.
Deseo
aclarar algo, que las personas no hayan caído no es porque sean “escasos de
entendederas”, como decían en los pueblos de antes, sino que no nos hemos
sabido explicar cómo se debe. Y paradójicamente caí en eso precisamente por una
pregunta que se hacia un representante de aquellos que no están de acuerdo en
el proceso Constituyente: “¿Y una Constituyente para qué?”
¡¡¡¿¿¿Cómo
que para qué!!!??? pensé yo inmediatamente. ¡Y la pregunta era válida! Todo el
mundo habla de Constituyente pero nadie se ha paseado que eso no es más que el
INSTRUMENTO, EL MEDIO que se necesita para hacer realidad el Proyecto País
Venezuela que le estamos planteando al país. No valdrá absolutamente nada el
esfuerzo de explicar una Constituyente SI NO LE EXPLICAMOS AL PAIS PRIMERO PARA
QUE QUEREMOS ESA CONSTITUYENTE!
Todo
esto salió en el marco de una buena discusión en la Cátedra Pío Tamayo de la
UCV. Me gusto el extraordinario intercambio entre quienes estamos a favor y
quienes están en contra. De eso se trata. Pero no podemos discutir los términos
de una Constituyente SI ANTES NO DISCUTIMOS PRIMERO para que la queremos. Eso
es vital.
La
queremos para poner en marcha un Proyecto de cambio ESTRUCTURAL del país.
Cientos de horas pérdidas discutiendo si
se puede o no se puede hacer una Constituyente, que ha habido 26 constituciones
antes de la presente, que lo que tenemos que hacer es modificar la que tenemos
“porque entendemos que hay cosas que hay que cambiarle”. ¡NO SE TRATA DE ESO!
Se trata de discutir el país que queremos PRIMERO para plasmarlo en una
Constitución a la medida de eso DESPUES.
Pero
eso es demasiado novedoso para un país que lo que ha hecho es ponerle parches a
la Constitución y una que otra mejora desde 1811. Nuestras Cartas Magnas han
reflejado un país de un solo poderoso, el Presidente de la Republica, con
poderes omnímodos para mandar. Y el resto de los poderes públicos solo son
corifeos de un solo Rey. El Estado Federal es solo papel sin valor escrito en
una Constitución sin que la Carta Magna no le de a las Regiones el Poder y los
Recursos para desarrollarse.
Con
la venida del petróleo, se le dio al Estado constitucionalmente su
administración, no a los venezolanos. De allí que el Presidente de la República,
cual Rey Todopoderoso, constitucionalmente dueño de la Hacienda Pública
disponga de nuestras riquezas como le de la gana. ¿Cómo es posible que algún
venezolano todavía dude que debemos hacer algo al respecto?
De
mi profesión he sacado algo importante para esta discusión: analizar los
problemas estructuralmente. Sabemos por “construcción” qué viene primero y qué
después. Es la primera clase que recibimos cuando empezamos a saber que es un
algoritmo. Y eso lo contrastamos con la vida que nos rodea para modelarla y
estudiarla. Lo podemos ver claramente en el proceso de cambiar un caucho
espichado. Usted podrá cambiar el caucho antes o después de levantar el carro
con el gato, pero nunca podrá sacar el caucho sin antes quitarle las tuercas.
Simple lógica secuencial.
Al
interesarme en la situación del país y revisar de donde vienen los problemas
que nos consumen día a día, resulta obvio que estos se conforman desde hace
mucho más tiempo y circunstancias más allá de estos 15 años, pero sí agravados
por la crisis de un modelo que llegó a su estado terminal.
Elegir
Presidentes que se adueñan del país con sus partidos, poderes públicos
subrogados a sus designios (porque la independencia de poderes es una quimera
desde siempre en Venezuela), la utilización destructiva de la renta petrolera,
cada vez más pobres en el país, nuevos ricos de la nada en cada gobierno, ¿no
les parece una constante vital en Venezuela pero que en estos últimos años ha
llegado al llegadero con esta nueva clase de langosta que llegó al gobierno? Y
de paso importó un modelo decadente de la última dictadura del continente para
prevalecer y prevaricar, montándonos una bota militar de otro país en la nuca.
Nos
sale obvio entonces detener el carrousel que da vueltas sobre su propio eje
destructivo y ver qué es lo que está pasando aquí. Pensar que si este modelo de
Estado Federal de Poder Centralizado que ha sido estudiado históricamente, como
lo refleja la Carta al Pueblo Venezolano del MID Táchira (ver Carta al Pueblo
Venezolano – MID Táchira, Agosto 2013)
https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDNjRxM0t2aGxpQm8/edit?usp=sharing)
no funciona, entonces debemos crear otro que se ajuste a las necesidades
actuales de la nación.
Es
por eso que se propone una nueva conformación del poder, distribuyéndolo a las
Regiones y a los Municipios y haciendo reingeniería en ellos, disminuyendo el
peso brutal que significa la figura del Presidente de la República,
redefiniendo el papel del Estado en el manejo de nuestra riqueza petrolera,
descentralizando las responsabilidades en la Administración de Justicia y
Educación, solo por citar ejemplos importantes.
Cuando
dicen que lo que hay es que “respetar la Constitución” me extraña que no vean
que a quien le toca en primer lugar respetarla es al propio gobierno y no
existe en ella ningún resorte que garantice ese respeto como la propuesta de la
inclusión de una Corte Constitucional (ver Doce Ejes y un Destino: Justicia y
Seguridad Jurídica en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/07/doce-ejes-y-un-destino-4-justicia-y.html).
Insistir
que una Constitución no tiene que ver con nuestra calidad de vida, es no
haberse leído el texto constitucional. ¿No afecta nuestra calidad de vida que
el Estado disponga de la renta petrolera de todos los venezolanos a través de
UNA SOLA PERSONA, el Presidente de la Republica, gran administrador de la
Hacienda Pública Nacional? ¿No afecta que el cobro de todos los impuestos no se
queden en las regiones y paren en un pote único que igualmente administra la
misma única persona?
Es
impresionante que alguien diga que no afecta a los ciudadanos el hecho que la
justicia este tan centralizada que una persona puede pasarse la vida preso sin
que al TSJ le haya dado "tiempo" de juzgar su caso porque todos los
casos del país caen en manos de UN solo Magistrado en Caracas.
Es
impresionante que alguien dude que una Constitución no afecte el precio y la
disponibilidad de los insumos de la cesta básica cuando es ella la que define
el sistema económico que nos rige. Si definimos, por ejemplo, que cada región
sea libre de establecer sus propios impuestos- e invertirlos en ella generando
empleo- creando condiciones de localización industrial, los venezolanos
tendríamos 24 regiones que compitan porque los ciudadanos vivan en ellas,
descongestionando Caracas, logrando empleos, insumos y a la final una mejor
calidad de vida para todos. Pero ese es el sueño de un país distinto para
construir.
Ahora
bien, si ese es el país en el que yo quiero vivir, y en el que vivan nuestras
próximas generaciones, entonces convoco a los mejores juristas para que
escriban un proyecto de Constitución que haga que ese sueño sea una realidad y
que se someta a la aprobación del pueblo a través de una ANC. No estoy diciendo
que quiero una Constituyente para sacar a los chavistas ni destituir al
gobierno- que también es una consecuencia-, sino para algo muchísimo más
trascendental, que es REFUNDAR la
Republica sobre la base a unas nuevas reglas que no solo reparen este desastre,
sino para que se garantice desarrollo con más y mejor democracia.
Obviamente
en ese profundo proceso de cambios, no solo los chavistas, sino todos aquellos
que han chupado de este sistema de antivalores democráticos, saldrán de la
escena. No en balde algunos se oponen con argumentos interesados en que todo
siga igual. Yo no quiero- y supongo que todos los venezolanos no queremos-, que
todo siga igual.
Sin
embargo, la realidad es inquieta y terca. Y aunque queramos que las cosas
cambien de una manera ordenada, la fuerza de los hechos siempre se impone. Si
el estado de desmoronamiento económico y social en el que se hunde la República
impone una ruta diferente antes de lograr hacer realidad la salida
Constituyente, esta no hará sino reforzarse más. Es por eso que en cualquier caso
necesitaremos reconciliar y reconstruir un país que está condenado a cambiar
para sobrevivir…
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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