En
ocasión a la conmemoración del 40 aniversario del derrocamiento del presidente
Salvador Allende, se ha planteado en
Chile un debate fundamental sobre los
males de la dictadura militar y la pérdida de la democracia en un país que
hasta entonces detentaba una significativa tradición civilista e institucional
de más de 160 años.
El
Presidente del Senado, Jorge Pizarro ha señalado que: "Desde una
perspectiva republicana, no queda más que exigir y exigirnos, como clase
política, que todos los sectores adoptemos una mirada crítica y de condena a la
dictadura que se gestó como solución a las fallas de la democracia...".
Por otra parte, el presidente de la República, Sebastián Piñera, advirtió con
perspectiva histórica el dilema entre: "reincidir en los mismos errores
que nos llevaron a la destrucción de la democracia o, por el contrario,
aprender de esos errores y no repetirlos más".
El
golpe militar fue el resultado de factores complejos que deben ser analizados
con rigor: Se le atribuye a la derecha chilena, a la injerencia de la política
norteamericana y a la deslealtad militar la responsabilidad por el
derrocamiento. Al mismo tiempo, se señalan como elementos propiciatorios de la
crisis la errada conducta del presidente Allende y su gobierno, la acción del
comunismo internacional y de partidos de izquierda que contribuyeron a la
agitación y polarización política, al deterioro social y económico, a la
instrumentación forzosa del marxismo-leninismo, que pretendió modificar
arbitrariamente las bases esenciales del Estado y del régimen político.
A
escasos meses del acontecimiento y en respuesta a las acusaciones formuladas
contra la democracia cristiana chilena por la caída del gobierno de Allende, el
Presidente Eduardo Frei Montalva, le atribuyó en noviembre de 1973: "la responsabilidad
íntegra de esta situación...al régimen de la Unidad Popular instaurado en el
país", en virtud de que: "trataron de manera implacable de imponer un
modelo de sociedad inspirado claramente en el marxismo-leninismo".
La
ausencia de un consenso nacional a favor de la sustitución del modelo
democrático existente por la instauración de un régimen comunista cuyo fin
último era el establecimiento de la "dictadura del proletariado", fue
advertida por Frei como uno de los mayores errores del gobierno de Allende, que
había alcanzado la presidencia con un 36% de los votos, no había obtenido la
mayoría en el Congreso y había perdido numerosas elecciones en organizaciones
vecinales, en los gremios profesionales y en los sindicatos más importantes del
país. Igualmente, señalaba que: "aplicaron torcidamente las leyes o las
atropellaron abiertamente, desconociendo a los Tribunales de Justicia";
"Cada vez que perdían una elección en las organizaciones sindicales y
campesinas o estudiantiles desconocían el hecho y creaban una organización
paralela afecta al gobierno"; "llegaron a plantear la sustitución del
Congreso por una Asamblea Popular y la creación de Tribunales Populares";
"asimismo, transformar todo el sistema educacional, basado en un proceso
de concientización marxista".
La
Iglesia Católica, los partidos democráticos, la Corte Suprema de Justicia, el
Parlamento que: "continuamente reclamó durante tres años la violación de
las leyes y el atropello al Derecho, sin ser oído", la Contraloría General
de la República, el Colegio de Abogados, el Colegio de Médicos e inclusive el
Partido Radical de Izquierda, denunciaron, tal y cómo apuntaba Frei, la
apremiante situación de país.
Hoy
distintos exfuncionarios y asesores del gobierno del presidente Allende reconocen
los efectos negativos de la falta de diálogo político, del extremismo de las
acciones revolucionarias, del deterioro progresivo de la situación
económica, de las pérdidas y los errados
manejos en las empresas estatales, de la toma compulsiva de las industrias y
del enfrentamiento institucional y partidista, como parte de los errores
políticos en ese tiempo, que desestabilizó al gobierno, dividió la sociedad e
introdujo al país en una etapa histórica y política a la cual ningún sector
desea ahora regresar.
"Creo
que los errores estuvieron más del lado del Partido Socialista, donde muchos de
sus miembros pecaron de soberbia y pensaban que se podía avanzar sin
transigir", "el PS y la extrema izquierda se equivocaron", ha
afirmado la senadora Isabel Allende, al mismo tiempo que reivindica la figura
de su padre, quien prefirió morir en defensa de su dignidad histórica y de la
institucionalidad democrática de su gobierno.
Si
no se entiende la democracia como pluralidad, convivencia, libertades y
derechos, reconocimiento de intereses legítimos, equilibrio de las
instituciones y justicia social, se pierde la misma, junto la paz y la
República, y se extravían los países por caminos de los cuales resulta muy
difícil regresar. Chile está aprendiendo esa crucial y definitiva lección
histórica.
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