jueves, 26 de septiembre de 2013

FORTUNATO GONZÁLEZ CRUZ, TIEMPOS CONSTITUYENTES, POR LA CALLE REAL

Opino a favor de una constituyente como vía para darle una salida democrática a la grave situación que vivimos los venezolanos mediante un nuevo pacto social o proyecto de país para la reconciliación, el reencuentro en torno a unas bases fundamentales para la convivencia. También que no se trata de una salida tipo artículo 350 para sacar al gobierno, craso error, sino de apelar a una alternativa constitucional que puede ser convocada por iniciativa popular dentro del ejercicio de la democracia que aún queda. Coincido en que la prioridad es el 8 de diciembre y que de los resultados depende mucho la agenda futura incluida la posibilidad de convocar la asamblea constituyente.
La Constitución vigente debiera ser expresión de un pacto social pero no es así porque la mayoría de los venezolanos no votaron a favor de ella (véase la página web del CNE), porque muchos de los que votaron tenían serias observaciones a normas que desdibujaban el Estado Federal que anhelábamos construir, y porque al final resultó un texto en el que ni los proponentes estuvieron satisfechos puesto que plantearon su reforma 7 años después, y pese a que el pueblo la rechazó la han impuesto de manera arbitraria por vía legislativa y de hecho para crear un Estado Comunal ajeno al modelo de Estado consagrado en ella. Cuento 14 años de docencia del Derecho Constitucional y es cada vez más difícil explicar el contraste entre sus disposiciones y una realidad que interpela al profesor y a los estudiantes.
La Constitución del 99 tiene grandes valores y principios, una declaración de derechos humanos generosa, garantiza la iniciativa privada y una economía solidaria. Sobre estos aspectos existen consensos; pero un diseño de Estado hipertrofiado ha devenido en un monstruo que ha devorado la sociedad y desconocido aquellos principios. Los conceptos jurídicos indeterminados han servido para que políticos y juristas al servicio del régimen hayan hecho de la Constitución una piltrafa. La Constitución del 99 ha sido ineficaz por el irrespeto de quienes tienen el deber de defenderla y aplicarla, la han manipulado a su antojo e interpretado a conveniencia de su modelo ideológico totalitario.
En el espíritu del 58 y mucho más del 99 estaba, como ahora, el anhelo por municipios fuertes capaces de representar a sus colectivos, estados cargados de recursos y competencias para impulsar el desarrollo regional, un Estado Nacional para la suprema dirección de los asuntos públicos, y una sociedad libre y emprendora. Estos anhelos se han convertido en grandes frustraciones que tarde o temprano tendrán que ser satisfechas. Los venezolanos aspiramos a vivir tranquilos y a prosperar como lo señala el artículo 4 de la Constitución pero al grupo que gobierna le interesa el ejercicio abusivo del poder y la riqueza que asegura el entramado jurídico y la corrupción.
Más temprano que tarde el pueblo soberano tendrá la oportunidad de recomponer tanto disparate revolucionario, tanta palabrería soez, tanto atropello y rediseñar instituciones para la convivencia, la libertad, la democracia y el desarrollo. Serán útiles los valores y principios de la Constitución de 1999, una veta para el reencuentro entre los venezolanos que tendrán la tarea de desarrollarlos y expresarlos en normas que le abran espacios a la sociedad y pongan al Estado
morochodos@gmail.com

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