La semana pasada tres brillantes
intelectuales venezolanos tocaron un tema que empieza a ser parte del debate
nacional: los golpes militares. Me refiero a Luis Ugalde, Eduardo Mayobre y
Fernando Rodríguez. Los tres presentaron un panorama realmente preocupante.
Un punto común: la creciente crisis
económica que vive Venezuela. El padre Ugalde sostuvo que “la impaciencia y la
indignación llevan a algunos opositores a pensar que lo militar sólo se vence
con lo militar y que luego los buenos ángeles armados entregarán gustosos el
poder a los ciudadanos”; Eduardo Mayobre mantuvo que de continuar la inflación
se abriría una crisis militar que nos conduciría a una dictadura como la de
Pinochet; y Fernando Rodríguez nos convenció que “pareciera que podemos estar
caminando hacia el abismo, con la mayor inconsciencia”
El
tema es apasionante y creo debe discutirse a profundidad. Voy a tratar de
hacerlo, aunque reconozco que los venezolanos tienen sobre los golpes militares
una posición tomada: un amplio sector los rechaza y otro, de mayor importancia,
los respalda. Ciertamente, en nuestra historia las grandes crisis políticas,
sociales y económicas han sido resueltas mediante intervenciones de la Fuerza
Armada, pero es falso que la responsabilidad de dichos hechos se pueda atribuir
exclusivamente a sus miembros ni que siempre terminan en feroces dictaduras que
violan los derechos humanos. También debe resaltarse que la mayoría de las
insurrecciones militares fracasan y que sólo algunas logran alcanzar el poder.
En el siglo XX venezolano triunfaron los golpes de Estado del 18 de octubre de
1945, del 24 de noviembre de 1948 y del 23 de enero de 1958.
Hace
algunos años escribí un artículo en esta misma página que titulé “Golpes buenos
y Golpes malos”, orientado a aclararle a mi amigo Tulio Hernández la injusticia
que cometía al descalificar todos los alzamientos militares ocurridos en
nuestra historia, ya que en Venezuela había habido actuaciones políticas de la
Fuerza Armada que condujeron a trascendentes aperturas democráticas. También
recordé que muchas de las insurrecciones militares que habían fracasado iban
orientadas a reemplazar gobiernos que violaban las libertades ciudadanas. Me refiero a las insurrecciones militares
contra las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez. No se puede
olvidar que numerosos oficiales de la Fuerza Armada sacrificaron sus vidas y su
libertad en la lucha por restablecer en Venezuela regímenes respetuosos del
estado de Derecho.
Las
crisis históricas, que permiten el triunfo de un golpe de Estado, se producen
cuando coincide un importante descontento militar con una profunda crisis
política, social y económica. En la Fuerza Armada, con gran facilidad, se
genera el descontento, ya que su mando exige una conducción profesional justa y
equitativa. Las crisis políticas, sociales y económicas se producen normalmente
por una tendencia casi natural en los jefes de Estado de no percibir con
claridad los signos de descomposición que empiezan a amenazar al régimen
imperante y su incapacidad de rectificar antes de que los hechos se hagan
incontrolables. En Venezuela, la principal causa de las crisis históricas ha
sido siempre la negativa de los gobiernos de dialogar con la oposición
convencidos que tienen suficiente fuerza para prolongarse eternamente en el
poder.
Nicolás
Maduro se equivoca al imaginarse que un gobierno que surge de unas elecciones
tan cuestionadas es capaz de establecer una hegemonía política. Venezuela está
a las puertas de una crisis histórica. No es fácil determinar con precisión su
evolución, pero la insistencia del oficialismo en negarse a dialogar con la
oposición y querer destruirla conduce a la violencia. Además, la exagerada
politización de la Fuerza Armada, y la presencia cubana en Venezuela genera un
profundo descontento en sus cuadros.
La única manera de evitar esa crisis
histórica es restableciendo la credibilidad en el sistema electoral,
rectificando la política económica, rechazando la tutela de los Castro, permitiendo
la libertad de opinión e institucionalizando a la Fuerza Armada. Aprender de la
historia es un buen consejo, no hacerlo es revivir nuestro pasado…
Caracas, 1 de septiembre de 2013.
fochoaantich@gmail.com.
@FOchoaAntich
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