martes, 3 de septiembre de 2013

FERNANDO FACCHIN B., DESPRECIO A NUESTRA HISTORIA CULTURAL


Con la recién aprobada Ley de la Cultura surge la incongruencia y confusión en intelectuales, artistas, creativos, políticos y comunicadores sociales, ante los desprecios a la historia cultural del país, a la creatividad artística y a la realidad nacional.
Es perversa manipulación de la “creación y la difusión artística e intelectual”. Nuestra cultura tradicional siempre manifestó una gran resistencia y energía, y su esencia continuó transmitiéndose a través de las generaciones. 
El chavismo pretende destruir la cultura tradicional que es el alma de una nación.  El desarrollo cultural define la historia de la civilización de una sociedad. La completa destrucción de la cultura de un pueblo conduce al exterminio de la nación.  La destrucción de su cultura tradicional mediante una ley, es un crimen imperdonable.
Contrariamente a la ley, que dicta reglas rígidas, la cultura actúa como un limitador moderado. La ley impone un castigo después de que se comete un crimen; en cambio la cultura, al alimentar la moral, impide que el crimen suceda. Los valores morales de una sociedad suelen reflejarse en su cultura.
Desde 1999, la llegada al poder del legador de la maldad, destinó los recursos nacionales a destruir la cultura tradicional de la nación. Fue algo planeado, bien organizado y sistemático, sustentado por el uso de la violencia de Estado, como en el caso de la usurpación de los Ateneos.
Aún más despreciable, la ley garantiza al gobierno el mal uso intencional y la alteración solapada de nuestros valores culturales que se ha venido ejecutando desde 1999; se resaltan las páginas malas de la historia y se oculta la verdad histórica de nuestro desarrollo y gentilicio, para crear su propio conjunto de parámetros amorales, de maneras equivocadas de pensar y su sistema de escatológico discurso de violencia verbal. 
Este proceso ha traído consecuencias nefastas para Venezuela. La gente no sólo perdió sus principios morales, sino que es víctima de un adoctrinamiento con las teorías perversas del chavismo, así,  la destrucción que se hace de la cultura tradicional con la aberrante ley inquisidora, es un ataque directo a la moral nacional, que aniquila las bases para la paz y la armonía de la sociedad.  Nuestra cultura tradicional nos distingue como ciudadanos socialmente respetados y es un obstáculo para latiranía. Más temprano que tarde retomaremos nuestros valores culturales y nuestra condición de ciudadanos libres.
La anticultura del chavismo canoniza a su líder y fomenta un culto a su persona, por lo que no va a permitir la permanencia de conceptos culturales de tan larga tradición en el país, su política y sumisión  entran en la categoría del crimen más infame y descomunal a la sociedad y la democracia.
El legador sabía que mientras existiera la cultura tradicional, el pueblo no aprobaría su proceder, ni lo vería como “grandioso, cargado de gloria y acertado”. El pueblo no se convertiría en marioneta del poder, y él, no podría imponer obediencia en el pensamiento de las masas, ni la política de la incriminación.La cultura tradicional desafía la legitimidad del régimen.
Nuestra cultura tradicional cree en la democracia, la libertad de pensamiento y expresión, en la creatividad de nuestros artistas y esa creencia socava las bases gubernamentales. 
El chavismo y su legado responden a un fin político perverso, de preservación y consolidación de la tiranía, del engaño, la maldad y la violencia.
Ffacchinb@gmail.com
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