domingo, 22 de septiembre de 2013

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, ¿BOLIVARIANIZACIÓN?, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL


El régimen no ha entendido que inscribir a Bolívar sobre todo, en todo y por todo, por desbordar su presencia pictórica e ideológica, no significa concienciar su valor e importancia como el gran hombre, el pensador eximio o el líder excelso.

¿BOLIVARIANIZACIÓN?

En verdad, no es muy difícil intentar una reflexión que busque indagar lo que el régimen ha pretendido en torno al pensamiento de Bolívar. Más, cuando al margen de los preceptos constitucionales comienza a desarreglarse la institucionalidad del sistema político democrático con la patraña del socialismo del siglo XXI. Cualquier forma de introducir tan candente tema, necesariamente pasa por consideraciones que igualmente requieren de un meticuloso análisis. Y aún cuando estas líneas tienen las limitaciones propias del espacio periodístico, es posible esbozar algunos aspectos que vinculan con el problema propuesto.

En principio es importante tratar lo que ha significado la figura de Simón Bolívar para amalgamar el sentimiento nacional con base en una historia forjada por valores encarnados en distintos héroes que bien consolidaron procesos políticos de los cuales se depararon oportunidades que sirvieron para fijar proyectos nacionales o regionales en el menor tiempo posible. Bolívar, por supuesto, fue uno de ellos. Sin embargo, el problema que ha representado el uso y abuso de su iconografía, tanto como de su ideario, se ha prestado para encarecer momentos que, a su vez, han sido aprovechados a favor de causas político–ideológicas que han desvirtuado el sentido de la historia. Sobre todo, cuando tales pretensiones se han visto asistidas o manipuladas por la intervención historiográfica ideológica de la historia. Es decir, por mutación no sólo de su imagen, sino también de su pensamiento lo que ha obligado a reconfigurar o reescribir la historia con el malsano propósito de acomodar el discurso bolivariano a los intereses de la engreída revolución que aduce el régimen como justificativo de su dominio ideológico.

Tan perversa componenda ha devenido en una nueva simbología de la cual se ha aprovechado el poder para hostigar a sus adversario mediante la inoculación del miedo como recurso de control social, político y económico. La misma intención es utilizada como estrategia educativa a los fines de moldear otra identidad y otro ciudadano que, desde el adoctrinamiento político que perfilan los programas escolares, tiende a convertir al niño en un “hombre nuevo capaz de entregarse a una acción socio–política que despierte en cada individuo actitudes y aptitudes revolucionarias que calcen con los objetivos de un socialismo renovado”. (Del Plan Socialista de la Nación)

El problema de remantización o de transformación de la apología que se ha construido alrededor del Libertador o de fechas histórico–políticas, ha sido la causa para reescribir la historia lo cual tiene a muchos venezolanos profundamente preocupados. Sobre todo, al acusar la imposición de un bolivarianismo exacerbado que ocupa ya casi todos los espacios sociales y culturales lo cual luce desagradable y desmedido frente a toda consideración. Pareciera haber convertido a Bolívar en ordinaria muletilla utilizada como simple soporte de un discurso engañador por su condición misma de populachérico.

Tal ha sido el nivel de uso y abuso del iconográfico bolivariano, que ha caído en una especie de limbo conceptual. O peor aún, en un terreno copado por imprecisiones, indecisiones o carencias. A casi todo aquello que califica de insuficiente por el bajo nivel de calidad que ostenta, le dicen “bolivariano” lo cual es aberrante por cuanto es indicativo de la polarización o equivocada contracción  a la que se ha llegado en el país. El régimen no ha entendido que inscribir a Bolívar sobre todo, en todo y por todo, por desbordar su presencia pictórica e ideológica, no significa concienciar su valor e importancia como el gran hombre, el pensador eximio o el líder excelso. Por tan discordante razón que en poco ha infundido resultados magnánimos propios de la vida y obra del Libertador, todo se redujo a una injusta bolivarianización.

VENTANA DE PAPEL

¿CÓMO VER A BOLÍVAR?

BOLÍVAR DE GUAMA, DE CIVIL
Bolívar hombre, no es diferente de cualquier individuo que viva sus días sujeto a las necesidades que marca el comportamiento biológico de todo ser humano. La diferencia estriba cuando quiere verse a Bolívar desde la dimensión política, moral y militar que caracterizó su vida. He ahí la particularidad. Aunque resulta profundamente lamentable el manejo que el régimen ha hecho de su recuerdo. El arribo de Hugo Chávez al poder, en 1999, es factor determinante en el uso y abuso de la imagen e ideario de Bolívar. No sólo se aprovechó del puesto que ocupa en la historia patria para jugar con la figura de un héroe a quien mitificó en perjuicio de un sentimiento nacional que concebía a Bolívar según una historiografía relativamente equilibrada y consensuada.

El régimen se valió del poder amenazador y de actitudes ofensivas para apropiarse de Bolívar. Para ello lo han asociado con una parcialidad política determinada lo que ha devenido en desvirtuar esquemas históricos utilizando patrones metodológicos desviados y por tanto ajenos al devenir político contemporáneo. 

Este comportamiento estimuló que algunos, al manifestar su rechazo hacia los actuales gobernantes, alimentaran cierto repudio a la figura de Bolívar lo cual provocó a ver decrecida la condición histórica del Libertador (historicismo) así como a creer que sólo el presente es importante (presentismo histórico).

En consecuencia, este culto equivocado a Bolívar hizo que el país se descarnara para lograr la instalación de un estado de bienestar que nunca se alcanzó. 

Por el contrario, Venezuela pasó a ser un país conflictivo y cercenado toda vez que el régimen ha buscado establecer una actitud religiosa y acrítica ante Bolívar. Pero sucede que mientras el régimen asume por un lado a Bolívar como su razón político-ideológica, del otro lado lo contradice al poner en práctica la intolerancia, el autoritarismo y el desarreglo de la democracia para darle paso a su proyecto hegemónico. 

Realmente está ciego ante un Bolívar que exaltó libertades, justicia y moralidad.  No obstante, ante estas contradicciones, el problema sigue siendo ¿cómo ver a Bolívar?

SIN MÉDICOS Y SIN NADA

“¿Qué culpa tiene la estaca, si el sapo salta y se estaca?” Con tan popular aforismo que hiciera popular el músico y compositor mexicano Chico Che, pueden figurarse realidades en las que siempre se inculpa a otro de cualquier problema. 

Ante la precaria situación de los hospitales en relación con la fuga de médicos egresados de universidades autónomas venezolanas, la culpa es del capitalismo. 

Así lo afirma absurdamente la ministro de Salud, Isabel Iturria. Como si acaso el socialismo fuera promisorio de situaciones mejores. La funcionaria pareciera desconocer que su juicio cae en “saco roto” pues, de cualquier manera, el susodicho problema da cuenta de lo ineficaz y deficiente que ha sido la presente gestión gubernamental para ordenar el desorden que ha permitido en toda sus expresiones. O será que Itturria no ha escuchado que quien culpa indebidamente a otros de no conseguir sus metas, es un franco mediocre.

Achacarle la culpa al capitalismo de la fuga de médicos, es atreverse a revelar la ignorancia que tiene de la situación que envuelve al problema. O será que para evitar disculparse de las barrabasadas que siguen cometiéndose en nombre de la dichosa revolución, la ministro Iturria piensa lo que aducía Concepción Arenal Ponte, escritora española, de que “cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie”. 

Lo que sí a nadie puede cuestionarse, es su derecho a vivir mejor. Y es que vivir con la comodidad de quien con suma legitimidad ha de merecerse algo más, requiere naturalmente de recursos. Y esos recursos, han dejado de ingresar al bolsillo de los venezolanos. Igualmente, al Tesoro Nacional al dilapidarlos en gastos incitados por la desvergonzada corrupción y otros dirigidos a mitigar penurias ajenas toda vez que para el régimen sopesan más intereses políticos internacionales, que necesidades nacionales clamadas por el mismo pueblo que lo apoyó para mantenerse en el poder.

Ante tan patética declaración, sin que convenza a alguien con un mínimo de sensatez, esta alta funcionario debería presentar su renuncia, y muchos otros también, por cuanto no sólo puso al descubierto su inexperiencia y olfato político, sino que además dejó ver la desfachatez de la que se vale el régimen alcahuete para justificar sus fechorías. De seguir el país transitando por tan áspera vereda, el futuro se presentará sin mayores oportunidades. Será tierra fértil para medias tintas, brujos, maleteros y ramilleteros egresados de las aulas socialistas. Posiblemente, sin médicos y sin nada.

“Las libertades se forjan no tanto al vivir sin restricción e impedimento alguno.Se construyen y consolidan cuando se tiene conciencia del sentido de ciudadanía que se alcanza cuando se respeta la democracia. O sea, el pluralismo político y los valores trascendentales del Hombre” AJM

antoniomonagas@gmail.com

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